Elijah Wood, conocido por su emblemático papel como Frodo en El Señor de los Anillos, reflexionó sobre los retos y enseñanzas que marcaron su infancia como actor en el reciente episodio del podcast Inside of You con Michael Rosenbaum.
Con 43 años y una carrera consolidada, Wood repasó cómo equilibró su vida académica, profesional y personal desde su debut cinematográfico a los 8 años en Regreso al Futuro II (1989).
Elijah Wood comenzó a trabajar en el mundo del cine siendo apenas un niño, participando en varias producciones que marcaron su infancia. Entre los títulos más destacados de aquellos años figuran Avalon y Child in the Night (1990), Forever Young y Radio Flyer (1992), así como Las aventuras de Huck Finn y El buen hijo (1993).
A pesar del volumen de trabajo, Wood recuerda con claridad la constante presencia de su madre, Debbie Wood, quien priorizó su formación como ser humano sobre cualquier aspiración profesional.“Mi madre estaba más preocupada por criarme como un buen ser humano que por convertirme en un actor de éxito”, relató el actor.
Este enfoque fue crucial para evitar que las presiones de la industria afectaran su desarrollo emocional. Una de las lecciones que recuerda con especial cariño fue el valor de la humildad: “Ella nunca me dejaba saltarme la fila en el almuerzo en el set. Me decía: ‘No. Ponte en la fila con todos los demás’”.
La vida de Wood como actor infantil implicaba constantes viajes y rodajes, lo que dificultaba asistir a una escuela convencional. En consecuencia, su educación secundaria fue completamente por correspondencia. “Todo era como enviar correos electrónicos y escribir en mi computadora para luego enviarle todo a mi maestro”, explicó en el podcast.
Esta modalidad le permitió adaptar su formación académica a las exigencias del cine. El actor también comentó que, según las normas del sindicato, estaba obligado a dedicar tres horas diarias a las clases en el set. Aun así, lograr equilibrar el estudio con el trabajo era un desafío significativo.
“Es muy interesante pensar en ello ahora porque no puedo imaginar cómo logré compaginar esas dos cosas. [...] Ahora no puedo imaginarlo”, confesó. A pesar de las dificultades, consideró que este sistema educativo le permitió enfocarse más y recibir una atención más personalizada.
Michael Rosenbaum, el anfitrión del podcast, destacó que la educación no tradicional puede tener beneficios al proporcionar una “atención indivisa”, una idea con la que Wood estuvo de acuerdo. Sin embargo, el actor admitió que hubo momentos de ansiedad asociados a equilibrar su vida profesional y académica.
A lo largo de la entrevista, Wood hizo hincapié en la importancia de su familia, en especial su madre y su hermano mayor, quienes fueron pilares fundamentales durante su infancia. El divorcio de sus padres, ocurrido cuando tenía 15 años, también tuvo un impacto en su vida.
Aunque no siempre fue evidente, este evento le hizo reflexionar sobre la importancia de las figuras masculinas en su entorno. Afortunadamente, su hermano mayor desempeñó un rol esencial, compartiendo con él intereses como la música y el cine.
El actor destacó que, aunque tuvo que sacrificar ciertas experiencias tradicionales de la adolescencia, como asistir a un baile de graduación o socializar con compañeros, no siente que haya perdido su infancia. Por el contrario, valora las vivencias únicas que le ofreció su trabajo. “Tuve experiencias únicas y enriquecedoras que me formaron, tanto como actor como ser humano”, afirmó.
Elijah Wood se convirtió en una estrella mundialmente conocida a los 18 años cuando obtuvo el papel de Frodo Baggins en El Señor de los Anillos. Este fue el primer set en el que trabajó sin la compañía de su madre, un cambio significativo en su trayectoria personal y profesional.
Sin embargo, los valores inculcados durante su niñez seguían presentes: “Al final del día, siempre colgaba mis trajes, algo que todavía hago hasta el día de hoy”.A diferencia de otros actores que enfrentan una transición complicada al llegar a la adultez, Wood aseguró que la suya fue relativamente fácil gracias al apoyo constante de su madre.
“Ella siempre me enseñó a no definirme por mi trabajo o por el éxito que tuviera, sino por la persona que soy y en quién me estaba convirtiendo”, explicó. Esta perspectiva fue clave para mantener una relación saludable con la fama y evitar el desgaste emocional que enfrentan muchos actores jóvenes.
Wood cierra sus reflexiones con gratitud hacia quienes lo rodearon, destacando que las lecciones de humildad, respeto y profesionalismo que recibió en su niñez siguen siendo fundamentales en su vida adulta.