Un año después de dar a luz a su cuarto hijo, Rocky Thirteen Barker, Kourtney Kardashian reflexiona sobre su recuperación física y emocional.
Con un enfoque renovado en el bienestar y la energía, la empresaria y figura mediática dejó de lado las expectativas estéticas para priorizar su fuerza, salud y conexión con su cuerpo.
Kourtney, de 45 años, asegura que este proceso fue diferente a los vividos con sus tres hijos mayores: Mason, Penélope y Reign.
“Esta vez me siento mucho más en contacto con mi cuerpo”, comentó en una entrevista exclusiva con Women’s Health.
Después de atravesar cinco ciclos fallidos de fertilización in vitro (FIV) y tres recuperaciones, finalmente concibió a Rocky de manera natural junto a su esposo, el músico Travis Barker.
Este embarazo incluyó incluso una cirugía fetal urgente, lo que reafirmó su decisión de escuchar a su cuerpo y no apresurar su recuperación. “Simplemente, me estoy dando la gracia y el permiso de tomarme mi tiempo”, explicó.
Una larga caminata, muchacha
Durante su primer año posparto, Kourtney optó por una actividad sencilla pero transformadora: caminar.
Incorporó este hábito a su rutina diaria, en ocasiones recorriendo hasta seis kilómetros. “Algunos días, podría caminar dos veces al día. Me encanta hacerlo con mi familia o amigos; lo hace más agradable”, confesó.
Numerosos estudios respaldan los beneficios de caminar, desde la mejora del estado de ánimo hasta la prevención de enfermedades y el aumento de la esperanza de vida, una filosofía que Kourtney ha adoptado como base de su recuperación.
Cuando Rocky cumplió un año, Kourtney retomó ejercicios más exigentes, integrando tres sesiones semanales de entrenamiento de fuerza y hasta dos clases de pilates.
Lo hace junto a Travis Barker, su esposo, con quien comparte esta actividad desde antes de formalizar su relación.
“Es algo que siempre hemos hecho juntos. Cada vez que voy al gimnasio, me fijo una meta y la verbalizo: ‘Voy a fortalecerme, mamá se va a fortalecer’”, contó.
Este enfoque le permite encontrar un propósito más allá de la apariencia física, transformando su rutina en un momento significativo de autoafirmación.
La alimentación también juega un papel crucial en su recuperación. Kourtney inicia sus días con un desayuno energético, que incluye un batido vegano preparado por Travis o una tostada proteica con mantequilla de almendras y plátano.
Además, bebe caldo de huesos cada mañana, una tradición que atribuye a beneficios digestivos y articulares.
Aunque no sigue una dieta vegana, a menudo comparte cenas libres de carne y lácteos con Travis y sus hijos, manteniendo un balance entre sus estilos de vida.
Más allá de la estética
Kourtney ha sido clara sobre su prioridad: la salud, la energía y el bienestar. En un mensaje publicado en sus redes sociales, animó a sus seguidores a ser amables consigo mismos, resaltando la importancia de mantener una alimentación nutritiva y tomarse el tiempo necesario para recuperarse.
“No dejo que los comentarios externos me afecten”, compartió. “Me siento bien conmigo misma y con mi marido, quien me elogia, pero también es una cuestión de sentirme bien por mí misma”.
Parte de su motivación radica en sus hijos. “Ser un buen modelo a seguir para ellos es muy importante para mí. El diálogo interno positivo tiene un reflejo directo en ellos”.
Kourtney Kardashian Barker ha demostrado que la maternidad no se trata solo de cuidar a los hijos, sino también de cuidar de una misma.
Con un enfoque centrado en la fuerza, la energía y el bienestar integral, la empresaria redefine lo que significa recuperarse después de la maternidad.
Su viaje posparto es un recordatorio de que la conexión con el propio cuerpo y la autocompasión son las verdaderas claves para sentirse fuerte, tanto física como emocionalmente.