“Nunca pasa de moda esa vista”, comentó Robert De Niro a The Times, mirando el océano desde la playa Princess Diana en Barbuda. A sus 81 años, el legendario actor está lejos de conformarse con el legado de una de las carreras más admiradas en la historia del cine. Hoy divide su tiempo entre proyectos cinematográficos, su familia, y su faceta como empresario, que incluye supervisar la construcción del Nobu Beach Inn, su proyecto hotelero más ambicioso.
De Niro no oculta su amor por Barbuda, una isla que visitó por primera vez hace más de 30 años. “Me causó una impresión duradera. Nunca olvidé esta playa”, recordó el actor a The Times. En ella, supervisa un proyecto que busca atraer a viajeros de lujo con habitaciones de USD 2.500 por noche y villas privadas valoradas en USD 12 millones. El actor asegura que este desarrollo está diseñado para respetar el entorno natural, pero el camino no ha estado exento de controversias con la comunidad local.
Aunque su nombre está grabado en la historia de Hollywood por películas como Taxi Driver, El Padrino II y Toro Salvaje, De Niro ha demostrado que su pasión por crear trasciende el cine. Con 57 restaurantes y 42 hoteles alrededor del mundo, su imperio Nobu representa el mismo nivel de excelencia y detalle que lo caracterizó como actor.
El Proyecto Nobu Beach Inn: Entre el Lujo y la Sostenibilidad
Barbuda, una pequeña isla caribeña de 168 kilómetros cuadrados, alberga la construcción del Nobu Beach Inn, un exclusivo hotel diseñado para integrarse con el entorno natural. “Proteger el medio ambiente local siempre será una prioridad”, aseguró De Niro, señalando los manglares cercanos.
El hotel, que abrirá sus puertas a finales de 2025, contará con un diseño que busca complementar la belleza natural de la isla. Además de las habitaciones y villas de lujo, el complejo incluye áreas dedicadas a la conservación de los manglares, una medida clave para mitigar el impacto ambiental. Sin embargo, el desarrollo no ha estado libre de tensiones.
En 2015, la Ley Paradise Found otorgó a De Niro y sus socios un contrato de arrendamiento de 99 años, desafiando la Ley de Tierras de Barbuda de 2007, que establece que las tierras de la isla son propiedad comunitaria. Esto generó controversias entre los habitantes locales, quienes temen que los intereses externos puedan alterar la identidad de la isla y afectar su equilibrio ecológico.
A pesar de estas preocupaciones, De Niro insiste en que la conservación del entorno es central en el proyecto. “El Nobu Beach Inn está diseñado para integrarse con el entorno y mantener la belleza natural del paisaje; esto es lo que hace que la propiedad sea tan especial", afirmó el actor a The Times, quien visita regularmente la isla para supervisar los avances.
Negocios y Hospitalidad: Más Allá del Cine
La incursión de De Niro en la hospitalidad comenzó en 1990 con la apertura del Tribeca Grill en Nueva York, pero fue su alianza con el chef japonés Nobu Matsuhisa lo que marcó un antes y un después.
“Le dije: ‘Si alguna vez quieres abrir en Nueva York, avísame’”, recordó De Niro sobre su primer encuentro con Matsuhisa. Así nació Nobu, una cadena que combina la alta gastronomía japonesa con una estética contemporánea. Desde entonces, Nobu creció hasta incluir hoteles y restaurantes en las principales ciudades del mundo, consolidándose como un sinónimo de lujo y exclusividad.
Cuando se le preguntó al actor de 81 años, por qué sigue involucrado activamente en estos proyectos, De Niro simplemente señaló que “creo que es importante mantenerse ocupado”. En Barbuda, esta filosofía se materializa a través del Nobu Beach Inn, un proyecto que destaca por su enfoque en el lujo y el diseño, al tiempo que busca integrarse de manera respetuosa con el entorno natural de la isla.
Aventura y Espíritu Bohemio
Más allá de los reflectores y los negocios, Robert De Niro mantiene un espíritu explorador que ha marcado su vida desde sus primeros años. Su conexión con el Caribe comenzó a los 24 años, cuando participó en una expedición para construir una colonia de artistas en una isla deshabitada. “No sabíamos nada de nada”, rememoró en la entrevista con The Times entre risas, mientras describía cómo cocinaban erizos de mar en agua salada con espaguetis.
Esa curiosidad lo condujo a lugares como el campamento base del Everest y los safaris africanos, experiencias que ahora comparte con sus hijos. Su más reciente aventura fue en Ruanda, donde visitó gorilas junto a su hijo Elliot. “Me gustan las aventuras. Por eso siempre llevo los binoculares, nunca sabes lo que puedes ver: un pez, una tortuga, una barracuda. Simplemente no quiero perderme nada”, reveló a The Times, destacando su interés por explorar lugares como Madagascar en el futuro.