Selena Gomez, nacida en Texas en 1992, recorrió un camino fascinante desde sus humildes inicios hasta convertirse en una de las figuras más influyentes de su generación.
Con raíces italianas y mexicanas, inició su carrera en el programa infantil Barney and Friends, donde comenzó a dar sus primeros pasos en el mundo del espectáculo, informa Vogue.
A los 15 años, Selena ingresó al universo Disney, consolidando su imagen como una de las favoritas de los jóvenes. Apareció en series como Hannah Montana, pero el verdadero salto llegó en 2007 con Los magos de Waverly Place, una producción que la posicionó como protagonista y que también le permitió explorar su faceta musical al interpretar los temas de la serie.
Motivada por este éxito, formó la banda Selena Gomez & the Scene, dando inicio a su incursión profesional en la música.
Ruptura con el pasado y nuevos horizontes
El ascenso de Selena en Disney coincidió con la exposición de su vida personal, especialmente su romance con Justin Bieber, una relación que captó la atención mediática y elevó su fama global.
Sin embargo, tras años bajo el foco como “princesa Disney”, decidió romper con esa imagen. En 2013, protagonizó Spring Breakers, una película de Harmony Korine que marcó un cambio radical en su carrera. Este paso hacia un cine más provocador y adulto la alejó de su pasado infantil, reflejando su madurez profesional.
Ese mismo año, lanzó su primer álbum en solitario, explorando un sonido más adulto con influencias de R&B y dubstep. Acompañando este cambio musical, su estética también evolucionó bajo la guía de la estilista Kate Young, adoptando un estilo moderno, sexy y sofisticado.
Este enfoque consolidó a Selena no solo como una artista, sino también como un ícono de la moda, colaborando con marcas como Louis Vuitton, Givenchy y Versace.
Salud, resiliencia y reinvención
Aunque el éxito profesional continuaba, Selena enfrentó desafíos personales significativos. En 2016, canceló una gira debido a episodios de ansiedad y ataques de pánico.
En entrevistas posteriores, denunció el impacto del escrutinio mediático en los jóvenes artistas, describiendo el entorno como “un accidente de tráfico del que todos quieren ser testigos”.
En 2017, reveló que padecía lupus, una enfermedad que la llevó a someterse a un trasplante de riñón, donado por su amiga Francia Raisa. Este gesto de solidaridad marcó un renacimiento personal y profesional.
Ese mismo año, debutó como productora con la serie Por trece razones y apareció en la portada de Vogue USA, consolidándose como un modelo de resiliencia.
Nuevas etapas y experimentación artística
En 2019, Selena lanzó Rare Beauty, una línea de maquillaje que promovía la inclusión y la autenticidad, y que se convirtió en un éxito inmediato. También lanzó su tercer álbum, Rare, que exploró temas personales y experimentó con nuevas influencias musicales.
Canciones como Lose You To Love Me, grabadas con un iPhone, destacaron por su enfoque íntimo y emocional, mostrando una faceta más madura de la artista.
Conexión con sus raíces y nuevos proyectos
En 2021, Selena presentó Revelación, su primer álbum en español. Temas como “De una vez” representaron un homenaje a sus raíces mexicanas, reforzando su conexión con el público hispanohablante.
La portada del álbum, fotografiada por la española Camila Falquez, destacó su evolución estilística, consolidándola como una figura global tanto en la música como en la moda.
La vida personal y su futuro
En el plano personal, Selena anunció su compromiso con el productor Benny Blanco. Compartió la noticia en redes sociales, mostrando un anillo de diamantes que simbolizó una nueva etapa de felicidad y estabilidad.
Selena Gomez demostró ser mucho más que una ex chica Disney. Su capacidad para reinventarse, enfrentar desafíos y abrazar tanto sus raíces como su madurez la convirtieron en un referente para generaciones. A través de su música, estilo y valentía, Selena continúa inspirando y dejando huella en la industria del entretenimiento.