Bill Wyman, bajista de los Rolling Stones, no solo es recordado por su impecable destreza musical, sino también por ser una figura que encarna la evolución y resistencia de una época. Su actitud disciplinada en contraste con la naturaleza irreverente de sus compañeros de banda, lo convirtió en un pilar discreto pero esencial del legendario grupo. Debido a su trayectoria, fue galardonado como “Oldie del Año” por la revista británica The Oldie, un reconocimiento que celebra una vida marcada por el talento y la resiliencia.
Esta historia de éxito tiene un principio que se remonta a una lejana y nevada noche de 1962, cuando la vida del joven de 26 años, proveniente del sur de Londres, cambió completamente. Bill Wyman llegó a un pub en Chelsea para audicionar como bajista de una banda emergente, que entonces se hacía llamar los Rolling Stones. El grupo compuesto por adolescentes apasionados por el blues americano recibió al postulante con escepticismo, porque su estilo estaba marcado por la elegancia e inclinación hacia el pop comercial, que contrastaba con las influencias musicales del resto.
Sin embargo, Wyman contaba con dos ventajas que resultaron decisivas: poseía un par de amplificadores Vox de gran tamaño que impresionaron a la banda con su potencia de sonido y a eso se sumaron sus claras habilidades como bajista durante una breve audición.
Otro factor decisivo para la incorporación fue su actitud abierta y generosa que ayudó a sellar la relación: le invitó bebidas y cigarrillos a los miembros del grupo. Esto “fue recibido como si estuviera repartiendo ayuda humanitaria”, recordó con humor Bill Wyman en The Oldie.
Contraste entre Wyman y sus compañeros
Desde el principio, Wyman se distinguió como un miembro atípico dentro de los Rolling Stones. Su experiencia previa en la Royal Air Force (RAF), donde adquirió hábitos como la puntualidad y la disciplina, contrastaba marcadamente con la actitud relajada y desordenada de sus compañeros de banda. Estas características combinadas con su enfoque práctico de la vida, lo separaban en muchos sentidos de la cultura hedonista que rodeaba al grupo.
Además de la diferencia generacional (al ser el mayor de los Stones), Wyman mostró una aversión clara por las drogas, a pesar de ser testigo del consumo habitual de sus colegas durante los años más turbulentos del grupo. Esta decisión no lo apartó por completo de los excesos asociados al rock de la época, ya que su vida personal incluyó un volátil historial amoroso, llegando incluso a ser considerado un pionero en popularizar el término “groupie” en el idioma inglés.
Musicalmente, Wyman asumió un rol de soporte clave. Su talento en el bajo se destacó por servir siempre a las necesidades de las canciones, en lugar de buscar protagonismo individual. De este modo, dejó su huella en clásicos como el impactante bajo de “19th Nervous Breakdown”, los originales pedales de órgano tocados con los puños en “Paint It Black”, y el enérgico riff de “Miss You”.
A pesar de su bajo perfil en las polémicas de la banda, Wyman observaba los titulares sensacionalistas sobre ellos con una mezcla de distancia y humor. “Veías los periódicos gritar: ‘Los Stones, acusados por drogas’, y simplemente ponías los ojos en blanco. Nada de eso tenía que ver conmigo”, recordó con cierto alivio.
Ruptura con los Rolling Stones
Después de tres décadas junto a los Rolling Stones, Bill Wyman tomó en 1992 una decisión que pocos se atreverían a considerar: abandonar la banda en la cúspide de su éxito. Aunque disfrutaba de los privilegios de la vida de rocktar con viajes en jets privados y un estatus comparable al de la realeza, comenzó a sentir que el constante ajetreo de las giras y el estilo de vida asociado con el grupo había dejado de emocionarlo.
Wyman fue solo el segundo integrante en la historia de los Stones en separarse del grupo de manera definitiva, un acto que subrayaba su independencia y carácter pragmático. Sin resentimientos ni escándalos, el músico decidió buscar un camino que le devolviera el placer de hacer música sin las presiones que conlleva ser parte de una de las bandas más grandes del mundo.
La partida marcó el fin de una era para los Rolling Stones, pero también permitió a Wyman explorar proyectos más pequeños y personales, alejados del vértigo de la fama global. Años después, describiría esta etapa como un paso necesario para reencontrarse con el verdadero disfrute de la música.
La vida después de los Stones
Lejos de los escenarios multitudinarios, Wyman construyó una vida marcada por la diversidad de intereses y la búsqueda de satisfacción personal. Formó un grupo de rhythm and blues a menor escala, donde redescubrió el placer de tocar sin las presiones del estrellato. Además, incursionó en la gastronomía como restaurador, desarrolló detectores de metales y publicó varias obras, incluida su más reciente memoria, Billy in the Wars.
El exmúsico también halló estabilidad en su vida personal. Desde 1993, está casado con Suzanne Accosta, con quien comparte un apacible estilo de vida en su finca en Suffolk (Inglaterra). Aunque su relación con los Rolling Stones terminó formalmente, nunca se desvinculó por completo del grupo. En 2012, volvió a subir al escenario con ellos como invitado, y recientemente participó en un tema del álbum Hackney Diamonds, en homenaje a Charlie Watts.