“Subir al escenario con mis amigos después de 25 años sigue siendo una experiencia mágica”, reflexionó Matt Berninger, vocalista de The National por medio de la revista Mojo, que desarrolló un informe sobre la banda. “Estas son canciones que construimos juntos, canciones que la gente ama. Me recuerdo a mí mismo: abre los ojos y disfruta este momento”.
La capacidad de convertir lo íntimo y vulnerable en arte colectivo es el núcleo de una banda que comenzó como un proyecto entre amigos en Cincinnati y que con el tiempo se transformó en uno de los nombres más influyentes del rock indie. The National supo equilibrar la melancolía con la grandeza, navegando entre sonidos etéreos, letras introspectivas y presentaciones en vivo que combinan caos y emoción.
En el artículo dedicado al recorrido del grupo estadounidense que logró consolidarse con el pasar de los años, los integrantes de la banda reflexionaron sobre su travesía que partió desde la marginalidad en la escena neoyorquina hasta lograr llenar estadios. También dieron a conocer sus retos emocionales, creativos y personales que enfrentaron juntos para mantenerse como una fuerza relevante en la música actual.
Los primeros pasos de la banda
La historia de The National comenzó en Cincinnati, donde los miembros de la banda crecieron, se conocieron y formaron las primeras conexiones que definirían su identidad musical. Los hermanos Scott y Bryan Devendorf (bajista y baterista respectivamente) junto con los gemelos Aaron y Bryce Dessner (guitarristas) compartieron sus primeras experiencias en bandas locales durante su juventud. Mientras que Matt Berninger, quien se convirtió en el alma lírica de la banda, trabajó durante años en publicidad antes de dar el salto definitivo hacia la música.
Sin embargo, fue recién en Brooklyn donde todas estas piezas se unieron. En un principio The National era poco más que un proyecto de grabación entre amigos. “Éramos nerds, los menos cool de la escena. Nos sentíamos profundamente fuera de lugar”, confesó Aaron Dessner al recordar cómo la banda comenzó a tocar en una época dominada por grupos como The Strokes, Interpol y los Yeah Yeah Yeahs.
La banda grabó sus primeros temas para el álbum Alligator (2005), en el ático de Jess Dessner, hermana de los gemelos. Más tarde, construyeron un estudio casero en el garaje de Aaron, lo cual les permitió afinar el sonido que los distinguiría. La conexión entre los integrantes siempre fue su mayor fortaleza, especialmente entre los hermanos Dessner y los Devendorf, quienes compartían un entendimiento tácito fruto de años de amistad y colaboración musical.
En sus inicios, las referencias fueron clave y bandas como The Walkmen, conocidas por su intensidad con angulosas líneas de guitarra, inspiraron al grupo a llevar sus canciones al escenario con mayor energía y compromiso emocional. Sobre esto el baterista Bryan Devendorf, en diálogo con revista Mojo, admitió: “Verlos fue como decir: ‘Así es como se hace’”. Entre los ensayos, grabaciones caseras y trabajos diurnos, The National fue encontrando su lugar como una banda que no temía ser vulnerable ni introspectiva.
Poco a poco la vulnerabilidad característica del grupo se volvió un sello distintivo. Berninger al principio se sentía incómodo como líder, pero comenzó a canalizar sus ansiedades personales en las interpretaciones. Mientras que las composiciones de los hermanos Dessner, cargadas de capas instrumentales y texturas melódicas, proporcionaron el lienzo perfecto para sus letras.
El ascenso al estrellato y la evolución musical
El punto de inflexión para The National llegó con su cuarto álbum llamado Boxer (2007), un trabajo que marcó un salto en la madurez creativa. Canciones como Fake Empire, con su cautivador motivo de piano, encapsularon la alienación y el desconcierto de la vida moderna en Estados Unidos. “La escribí en un piano viejo y barato en el backstage de un club en Florida. Era un show al que apenas asistieron 50 personas, pero esa pequeña idea se transformó en algo mucho más grande”, recordó el guitarrista Bryce Dessner.
La importancia de Fake Empire trascendió la música. En 2008, una versión instrumental de la canción se utilizó en un video de campaña de Barack Obama, lo que amplió la audiencia de la banda y subrayó la relevancia política y emocional de su música. “Cuando la tocamos ahora, Matt la dedica a América. Dice tanto sobre lo dulce que puede ser el país, pero también sobre cómo se está desmoronando”, comentó Bryce.
Conforme la banda alcanzaba un público más amplio, también experimentaron con nuevas formas de conectar en sus presentaciones en vivo. Un ejemplo es “Vanderlyle Crybaby Geeks” que fue inicialmente grabada como un tema melancólico y luego adquirió un carácter especial en vivo cuando decidieron interpretarla sin amplificación, incluso frente a audiencias masivas que los acompañan cantando.
Aaron Dessner, coproductor y guitarrista de la banda, destacó cómo la introspección de Berninger fue clave para el crecimiento del grupo y comentó que “cuanto más profundo cava Matt, más interesante se vuelve todo”. Pero Berninger no ha trabajado solo en esta tarea: Carin Besser, su esposa y colaboradora habitual, es una pieza fundamental en el proceso creativo de la banda. “Ella le da confianza a Matt y es esencial en nuestra comunicación productiva. Su opinión es probablemente la más importante de todas”, añadió Dessner.
El ascenso de The National no se trató de un fenómeno repentino. Fue el resultado de años de trabajo, de afinar su identidad y de aprovechar cada oportunidad para conectarse emocionalmente con el público. Tal como destacó Aaron Dessner, el verdadero reto siempre estuvo en “mantener viva esa curiosidad sobre lo que es posible”.