Enzo Vogrincic, protagonista de La sociedad de la nieve, es hoy una de las figuras más relevantes del cine internacional. Sin embargo, su trayectoria comienza lejos de los reflectores de Hollywood, en Gruta de Lourdes, un barrio marginal en la periferia de Montevideo. Allí, su infancia estuvo marcada por limitaciones económicas y una educación austera en un entorno complejo, informa GQ Latinoamérica.
“Yo vengo de un barrio medio complicado”, confiesa Enzo, quien creció con sus padres, Guillermo y Silvia, y tres hermanos. Su padre, exfutbolista profesional, y su madre, trabajadora doméstica, le inculcaron la importancia del esfuerzo y el trabajo.
A pesar de las adversidades, Enzo soñaba con ser actor, encontrando en la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático (EMAD) una puerta hacia el mundo teatral.
El teatro como primer escenario
Durante años, Vogrincic trabajó en el teatro independiente uruguayo, donde descubrió su pasión por actuar. Participó en producciones como El gato de Schrödinger y Cuando pases sobre mi tumba, en las que el esfuerzo desmedido contrastaba con las mínimas recompensas económicas.
“En Uruguay actuar es pura pasión”, admite al recordar cómo sus proyectos teatrales eran sostenidos principalmente por dedicación y amor al arte.
Aunque su interés inicial no estaba en el cine, su carrera comenzó a abrirse camino con pequeños roles en películas como La noche de 12 años y 9. Pero fue en el teatro donde una directora de casting lo descubrió, plantando la semilla de lo que sería su gran oportunidad.
El gran salto
El papel que cambiaría su vida llegó con La sociedad de la nieve, dirigida por J.A. Bayona. La película, basada en el accidente aéreo de 1972 en la Cordillera de los Andes, le permitió a Vogrincic interpretar a Numa Turcatti, uno de los sobrevivientes de la tragedia.
Conseguir el papel no fue sencillo: superó un proceso de casting de seis meses y enfrentó un intenso reto físico, hasta perder más de 20 kilos para encarnar al personaje.
El filme se convirtió en un fenómeno internacional, obteniendo nominaciones al Óscar y arrasando en los Premios Goya, donde ganó en 12 categorías.
Para Vogrincic, el éxito fue una experiencia surrealista. Pasó de las salas teatrales de Montevideo a la alfombra roja de los Óscar, donde reflexionó sobre las contradicciones del glamour de Hollywood: “De golpe había una multitud protestando, tirando pintura y diciendo: ‘fucking millonaires’. Es loco, porque decís: ‘Che, yo no soy un fucking millionaire’”.
La relación entre actor y personaje
Vogrincic investigó minuciosamente la vida del personaje, conociendo a sus familiares y visitando los lugares que marcaron su existencia. Para el actor, entender la nobleza y el sacrificio de Numa fue clave para construir una interpretación que fue aclamada como un homenaje a las víctimas y sobrevivientes de la tragedia.
J.A. Bayona, director de la película, elogió públicamente el trabajo de Enzo, calificándolo como un esfuerzo lleno de belleza y dolor. Esta experiencia marcó al actor, quien entendió el impacto transformador del cine: “Me encontré con familiares que, a partir de ver la película, empezaron a comprender el sacrificio detrás de esta historia”.
Fama, reflexiones y raíces
Tras el estreno de La sociedad de la nieve, la vida de Vogrincic cambió radicalmente. Su popularidad explotó, especialmente, en Uruguay, Argentina y España.
En su país, donde la fama rara vez es un fenómeno masivo, las personas lo detienen en la calle y le piden fotos. “En Uruguay, la fama prácticamente no existe”, comenta.
A pesar del reconocimiento internacional y de pasar de mil seguidores en Instagram a más de dos millones, Enzo mantiene su conexión con sus raíces. Desde su apartamento en Ciudad Vieja, sigue cerca de sus amigos de siempre y aprecia los pequeños placeres de la vida cotidiana.
Planes para mañana
Con 31 años, Enzo Vogrincic es el actor uruguayo más conocido del mundo, y un símbolo de perseverancia y pasión. Aunque su trayectoria lo llevó lejos, su mirada sigue enfocada en el arte y en explorar personajes que le permitan crecer como profesional.
En un perfil en LinkedIn que aún permanece activo, Enzo resume su filosofía: “Antes de La sociedad de la nieve ya tenía esa paz de saber que no me importa mi destino si puedo hacer lo que amo, porque eso es vivir”. Este espíritu define a un actor que recorrió un largo camino desde las calles de Montevideo hasta los escenarios más importantes del cine internacional, manteniendo siempre los pies en la tierra.