La película Arrival (2016) redefinió la carrera del director Denis Villeneuve, consolidándolo como uno de los cineastas más talentosos en el género de la ciencia ficción, dejando una huella profunda en Amy Adams, su protagonista.
Ocho años después, en plena temporada de premios, convocados por Vanity Fair, ambos artistas se reunieron para recordar los desafíos, las emociones y las apuestas que enfrentaron durante aquel rodaje único. Villeneuve llega con el épico cierre de Dune: Part Two; por su parte, Adams, en una faceta más personal y arriesgada, regresa con Nightbitch, un filme que también produce.
<i>Arrival, </i>entre la vulnerabilidad y el riesgo
De entrada, Amy Adams reconoció el impacto que Arrival tuvo en ella, tanto a nivel personal como profesionalmente. “La experiencia de hacerla fue diferente a todo lo que había hecho antes”, confesó la actriz. La película, en la que Adams interpreta a una lingüista que intenta comunicarse con seres extraterrestres, le llegó en un momento particularmente complicado de su carrera: venía de un rodaje emocionalmente agotador y estaba decidida a no aceptar nuevos proyectos. Sin embargo, el guion era irresistible.
Denis Villeneuve recordó con claridad esa primera reunión con Adams. “Me impresionó lo presente que estabas, con esa fuerza tranquila que en francés llamamos force tranquille”, dijo el director. La decisión de Adams de arriesgarse no fue tomada a la ligera. “Sentí que sería una de las cosas de las que más me sentiría orgullosa, o que podríamos fallar estrepitosamente. Pero valía la pena”, admitió.
La autenticidad fue un punto crucial en la construcción de su personaje. Villeneuve compartió una anécdota del rodaje: en una escena en la que Adams debía sostener a un recién nacido, el bebé estaba inquieto, pero la actriz lo calmó con una naturalidad asombrosa. Al terminar, pidió desarreglar su cabello, sudar un poco y mostrarse real ante la cámara. Villeneuve quedó conmovido por su compromiso con la verdad en pantalla.
La relación entre Adams y Villeneuve se consolidó a través de la confianza mutua. La actriz relató cómo, durante los ensayos, le hizo múltiples preguntas al director hasta el punto de agotarlo.
Al día siguiente, Villeneuve le ofreció un regalo que ella considera invaluable: “Me dijiste: ‘Te la entrego. Este personaje es tuyo’. Nunca había pensado en poder tener tanta fe en mí misma, pero cuando tú la tuviste, me sentí libre”.
Ese tipo de libertad creativa transformó a Adams como actriz. La película, además, la conectó con su vida personal: recientemente, su hija Aviana vio Arrival por primera vez y quedó fascinada, un momento íntimo que Adams atesora.
Desafíos recientes
Tras Arrival, ambos artistas enfrentaron retos distintos en sus proyectos más recientes. Amy Adams habló sobre Nightbitch, una cinta que explora las complejidades de la maternidad y la identidad femenina.
“Trabajar con un niño de tres años fue energizante y agotador a la vez”, explicó, reconociendo el desafío emocional que implicó para ella interpretar un rol tan personal.
Por su parte, Denis Villeneuve compartió la presión de dirigir Dune: Part Two. El realizador inició el rodaje sin descanso después de la postproducción y promoción de la primera entrega.
“Estaba preocupado porque no había tenido tiempo de recargar energías, pero lo que me sostuvo fue la actuación de los actores. Esa chispa fuera de cámara es una alegría adictiva”, confesó.
El público y los límites del arte
Tanto Adams como Villeneuve coinciden en la importancia de tener en cuenta a la audiencia. Adams, por ejemplo, recordó cómo se negó a hacer un sketch de Saturday Night Live demasiado subido de tono, pensando en los jóvenes fans de Encantada. Para ella, proteger la inocencia y el sentido de la magia que sus personajes transmiten es fundamental.
Villeneuve, en cambio, pasó por una evolución en su relación con el público. Al inicio de su carrera, su principal objetivo era complacer a la audiencia, pero ahora ve el cine como un acto de comunicación sincera: “Una película cobra vida cuando alguien la ve y la recibe. Es una relación entre creador y espectador”.
El futuro: ¿un musical juntos?
A pesar de los desafíos, ambos están abiertos a nuevas colaboraciones. Villeneuve sorprendió al proponer hacer un musical con Adams, quien respondió con entusiasmo. Sin embargo, bromeó sobre evitar el karaoke, recordando una noche en la que Villeneuve intentó cantar Skyfall, una experiencia que, según ambos, no se repetirá.
El respeto y la admiración que sienten uno por el otro son evidentes. “Haré lo que sea contigo”, le dijo Adams a Villeneuve. Y aunque el cineasta respondió con un tono más ligero, la posibilidad de una nueva colaboración entre ellos deja abierta una puerta emocionante para el futuro.
Arrival fue, para ambos, más que una simple película: fue un ejercicio de vulnerabilidad, riesgo y confianza. Mientras Denis Villeneuve continúa su camino en la ciencia ficción con Dune, y Amy Adams explora territorios más íntimos en Nightbitch, su colaboración sigue resonando como un ejemplo de cómo el arte puede transformar tanto a los creadores como a su público.