“Todos los días pensaba: ‘Esto es un fracaso. ¿A dónde va esto?’”. Estas palabras, pronunciadas por Daniel Craig, quien durante quince años fue el imponente James Bond, resuenan como un eco entre los seis actores masculinos más destacados de 2024, según la revista norteamericana The Hollywood Reporter. Junto a Craig, intérpretes como Adrien Brody, Colman Domingo, Paul Mescal, Peter Sarsgaard y Sebastian Stan comparten algo más que una nominación o una interpretación memorable: todos han enfrentado inseguridades y momentos de profunda vulnerabilidad en su carrera.
Reunidos para una entrevista con The Hollywood Reporter, estos actores reflexionaron sobre los retos emocionales, sus trayectorias personales y el impacto de los personajes que interpretaron este año, en películas que ya están marcando un antes y un después en sus carreras.
“Creo que nuestra responsabilidad como artistas es reflejar los tiempos que vivimos, por más incómodos que sean”, afirmó Colman Domingo, quien encabeza el drama social Sing Sing, filmado junto a personas que estuvieron encarceladas. “Este trabajo es un servicio. Cada día pensaba: ‘No quiero ser un fraude’, porque estaba rodeado de personas con historias reales de prisión”.
El compromiso y la vulnerabilidad fueron temas recurrentes en la conversación, demostrando que, incluso en la cúspide de sus carreras, estos actores aún sienten el peso de sus propios miedos y expectativas.
Historias personales que moldean las actuaciones
Los personajes de estos seis actores no son solo interpretaciones; también están profundamente influenciados por las historias personales de quienes los interpretan. Para Adrien Brody, esta conexión fue particularmente fuerte en The Brutalist, donde da vida a un arquitecto judío que reconstruye su vida tras sobrevivir al Holocausto. “Mi madre es una inmigrante húngara que escapó de la Revolución de 1956, dejando todo atrás”, compartió Brody en la conversación con The Hollywood Reporter.
“Aunque mi personaje no comparte exactamente esa historia, sentí que podía canalizar ese dolor, esa búsqueda de significado”. Brody, quien ganó un Óscar por The Pianist, sabe cómo abordar relatos de trauma histórico, pero este papel tuvo un matiz especial por su conexión con el legado familiar. “Estamos todos en una búsqueda constante por encontrar algo que dé sentido y deje un legado, y eso es lo que impulsa a mi personaje como arquitecto”.
En el caso de Sebastian Stan, su experiencia como inmigrante marcó su interpretación en The Apprentice, donde encarna a un joven Donald Trump. Stan llegó a Estados Unidos desde Rumanía cuando tenía 12 años, huyendo de un régimen opresivo. “Siempre he estado tratando de entender qué es el sueño americano, qué te da y qué te quita”, reflexionó. Al interpretar a Trump, encontró una forma de explorar estas preguntas desde un ángulo único. “Cuando quitas todas las capas, lo que encuentras es un niño indefenso que busca desesperadamente el poder. Eso es lo que me interesó explorar, dejando de lado cualquier juicio personal”, describió el actor a The Hollywood Reporter.
Paul Mescal, en cambio, abordó un desafío diferente: cómo mantener su autenticidad actoral en una producción masiva como Gladiator II. Criado en Irlanda, Mescal recordó cómo su padre lo introdujo a la primera película de Ridley Scott cuando era apenas un adolescente. “Era obsesivo con las secuencias de batalla”, admitió. Sin embargo, al enfrentar la responsabilidad de protagonizar la esperada secuela, decidió no mirar hacia atrás. “Sabía que sería un error tratar de replicar lo que hizo Russell Crowe. Ridley me eligió por los proyectos pequeños que había hecho, así que traté de traer esa misma autenticidad a una película de gran escala”, comentó Mescal a The Hollywood Reporter.
Para Colman Domingo, las historias personales de los exconvictos con los que trabajó en Sing Sing lo hicieron replantearse constantemente su papel como intérprete. “Sabía que tenía que estar a la altura de su verdad. Este proyecto no era solo una película; era un reflejo de sus vidas, de su humanidad”, afirmó. Domingo también compartió cómo su propia trayectoria de lucha en la industria le permitió empatizar con sus compañeros de reparto.
El reto de encontrar el alma del personaje
Más allá de las historias personales, estos actores encontraron en sus personajes un espacio para experimentar, dudar y, en última instancia, crecer. Para Daniel Craig, su transición de un héroe de acción como James Bond a un adicto gay en Queer fue una experiencia llena de incertidumbre. “No tenía ningún plan tras terminar con Bond. Estaba como, ‘tal vez nunca vuelva a trabajar’”, confesó Craig a The Hollywood Reporter. Sin embargo, la oportunidad de trabajar con Luca Guadagnino fue suficiente para convencerlo. “Quería hacer algo completamente distinto, algo que me asustara”, comentó el actor de 56 años.
Peter Sarsgaard, quien encarnó al productor Roone Arledge en September 5, también exploró los límites de su creatividad al sumergirse en un proyecto donde lo histórico y lo humano se entrelazan. “Cuando interpretas a alguien inmediatamente reconocible, como Nixon, tienes que replicar su imagen con precisión. Pero cuando el personaje no es tan conocido, puedes tomar más libertades”, explicó The Hollywood Reporter. En este caso, se centró en la honestidad y sencillez que definían al personaje, inspirándose en el locutor Jim McKay, quien cubrió el ataque terrorista en los Juegos Olímpicos de Múnich 1974.
Sebastian Stan, además de interpretar a Trump, asumió otro reto emocionalmente exigente en A Different Man, encarnando a un actor con neurofibromatosis, una condición que afecta la apariencia facial. Para Stan, esta película fue una oportunidad de representar una discapacidad que rara vez se muestra en el cine, pero también implicó enfrentar sus propias inseguridades. “A veces, sentía que solo tenía que copiar al director, quien también escribió la película y compartió su experiencia personal con esta condición. Quería hacer justicia a su historia”.
Un camino de dudas y aprendizajes
En sus propias palabras, estos seis actores dejan claro que la actuación es mucho más que memorizar líneas o transformarse físicamente para un papel: es un acto de valentía, vulnerabilidad y compromiso constante con la verdad emocional de sus personajes. A través de sus reflexiones, en conversación con The Hollywood Reporter, es posible percibir cómo sus vivencias personales, sus dudas y su conexión con las historias que cuentan fueron clave para dar vida a algunas de las interpretaciones más destacadas del año. Actuar, como ellos mismos lo definen, es un oficio donde el miedo nunca desaparece, pero donde la búsqueda de la autenticidad sigue siendo la mayor recompensa.
Paul Mescal admitió que aún padece el síndrome del impostor. “Cada vez que llego al set, pienso que alguien va a gritar ‘¡Fraude!’ y me sacarán de ahí”. Adrien Brody recordó cómo incluso tras ganar un Óscar, tuvo que lidiar con las expectativas que aquello generó: “No sabes escuchar hasta que fallas o hasta que duele. El fracaso es parte del proceso”.
Colman Domingo compartió su gratitud por no haberse rendido tras años de lucha. “Este trabajo puede ser cruel, pero también puede ser hermoso. Cada rechazo, cada duda, valió la pena”.