Willem Dafoe se encuentra otra vez con el vampiro

El actor muestra otra vez su talento en Nosferatu, la remake del clásico de Murnau, esta vez dirigida por Robert Eggers. En una entrevista con la revista New York repasa su carrera, y aclara: “Nunca quise simplemente ver cosas, sino ser cosas”

Al graduarse, Dafoe se trasladó a Nueva York, donde su carrera actoral cobró un nuevo impulso (REUTERS)

La icónica figura de Nosferatu, símbolo inmortal del terror gótico, encuentra una nueva vida en Willem Dafoe. El actor, reconocido por su habilidad para sumergirse en papeles transformadores, comentó en una entrevista con New York Magazine, que se enfrenta nuevamente a este personaje en la epopeya dirigida por Robert Eggers. Ahora, en un giro intrigante, Dafoe interpreta al hombre que caza a la criatura, explorando las dinámicas de poder y vulnerabilidad que subyacen en esta historia clásica.

Para Dafoe, quien nunca quiso simplemente “ver cosas” sino “ser cosas”, este tipo de proyectos son oportunidades para profundizar en la naturaleza humana a través de personajes extremos. Con su rostro angular y su distintiva voz, dio vida a figuras tan diversas como Jesucristo, Vincent van Gogh y el Duende Verde. En cada interpretación, su compromiso visceral con los roles le permitió transitar entre la bondad y la maldad con una intensidad que pocos actores logran. Nosferatu, con su carga simbólica y su misticismo, representa una nueva frontera en este viaje creativo.

La conexión de Dafoe con el terror y el cine experimental no es fortuita. La reinterpretación de Nosferatu por Eggers encaja perfectamente con la tendencia del actor a elegir proyectos que trascienden lo convencional. Al comparar sus experiencias en ambas películas, Dafoe reflexiona sobre cómo los mismos arquetipos —la presa y el cazador, la luz y la oscuridad— pueden adoptar nuevas formas y significados. Así, el actor no solo revive una obra maestra del cine mudo, sino que también añade su propia impronta a una narrativa que, como él, desafía las categorías preestablecidas.

Willem Dafoe infunde nueva vida al icónico Nosferatu bajo la dirección de Robert Eggers (Trailer Nosferatu)

Despegue en el cine

El paso de Willem Dafoe del teatro a la pantalla grande se dio de manera gradual pero firme, comenzando con pequeñas participaciones en películas a finales de los años 70 y principios de los 80. Su primer papel importante en el cine llegó con The Last Temptation of Christ (1988), dirigida por Martin Scorsese, donde Dafoe interpretó a Jesús en una visión radicalmente diferente de la figura cristiana.

Su trabajo en el filme fue notable por la profundidad emocional de su personaje, y también por la controversia que suscitó, dada la naturaleza provocadora del guion. La actuación de Dafoe fue alabada por su intensidad y vulnerabilidad, elementos que se convertirían en su sello distintivo en el cine.

El actor asegura que no sólo busca interpretar personajes, "quiero convertirme en ellos profundamente"; aquí, en su último papel, en una nueva remake de Nosferatu (Universal Pictures)

El verdadero despegue en la carrera cinematográfica de Dafoe llegó en 1986 con Platoon, dirigida por Oliver Stone. En esta película, el actor interpretó al sargento Elias, un personaje complejo que representaba la moralidad y la humanidad frente al horror de la guerra de Vietnam.

El papel fue un hito en la carrera de Dafoe, y su interpretación, cargada de dolor y empatía, le valió una nominación al Oscar como Mejor Actor de Reparto. Este reconocimiento consolidó su estatus como actor destacado, colocandolo en la mira de otros cineastas de renombre, quienes comenzarían a buscarlo para sus propios proyectos.

Willem Dafoe logró el verdadero despegue de su carrera cinematográfica en 1986 con Pelotón, de Oliver Stone (Everett Collection)

A lo largo de los años ‘90, Dafoe se consolidó como un actor versátil, capaz de moverse entre una amplia gama de géneros cinematográficos. Su capacidad para interpretar desde villanos en películas de acción hasta personajes más complejos y humanos le permitió mantener una carrera sólida y diversificada.

En películas como Wild at Heart (1990), dirigida por David Lynch, o The English Patient (1996), su presencia en pantalla siempre aportó una carga emocional única, mostrando su habilidad para dar vida a personajes con una profundidad psicológica que trascendía las expectativas del género. Este crecimiento como actor y su compromiso con roles desafiantes hicieron de Dafoe un nombre imprescindible en el cine de esa época.

Reconocimiento y premios

A lo largo de su carrera, Willem Dafoe fue reconocido por su capacidad para dar vida a personajes complejos y profundos, lo que le valió una destacada reputación tanto entre críticos como en el público. Aunque no obtuvo el galardón, con el tiempo se le abireron puertas en Hollywood y consolidándolo como uno de los actores más talentosos de su generación. A partir de ahí, sus interpretaciones en papeles de reparto, y también en roles principales, fueron constantemente aclamadas.

Durante las décadas siguientes, Dafoe continuó siendo nominado a importantes premios, reflejando su capacidad para reinventarse y abordar papeles en distintos géneros. En 2001, recibió una nominación al Globo de Oro por su interpretación en Shadow of the Vampire, donde encarnó al actor Max Schreck, famoso por su papel de Nosferatu. Esta nominación, entre otras, consolidó aún más su reputación como un actor de gran calibre.

Su recorrido por los premios y reconocimientos siguió siendo fructífero en la década de 2010. En 2018, Dafoe obtuvo el Premio de la Crítica y una nueva nominación al Óscar por su papel en The Florida Project, una película que lo mostró en una faceta más humana y vulnerable. Su interpretación de un hombre que trabaja como gerente en un motel cercano a Disney World se destacó por su calidez y profundidad emocional.

Esta interpretación fue aplaudida por su capacidad para evocar empatía y generar una conexión genuina con el público, lo que reafirmó su estatus como uno de los grandes actores de su generación, capaz de seguir sorprendiendo con cada nuevo proyecto.

Dafoe, Marvel y el Duende Verde en “Spider-Man”

Willem Dafoe es ampliamente reconocido por su papel como Norman Osborn, el Duende Verde, en la primera película de Spider-Man dirigida por Sam Raimi en 2002. Este papel le permitió conectar con un público más amplio. Dafoe recuerda con entusiasmo lo que representó para él este personaje:

“Fue emocionante, y para Sam Raimi, que estaba tan apasionado por la historia, hizo una gran diferencia”, declaró. Según Dafoe, lo que le resultaba fascinante de este papel era la libertad que le dio el director, quien permitió que se explorara una gama de emociones, desde el humor hasta la maldad. La posibilidad de alternar entre la comedia y el drama le ofreció un terreno fértil para jugar con la moralidad del personaje, transitando entre el bien y el mal.

La actuación de Dafoe permitió que el Duende Verde tuviera una complejidad psicológica poco común en los villanos de superhéroes (Walt Disney Pictures/Marvel Studios)

Una de las características más notorias de su interpretación fue la transformación física y emocional que experimentó como el Duende Verde, algo que, según Dafoe, fue parte del atractivo del papel. Aunque, en un principio, el personaje era solo el villano de una película de superhéroes, Dafoe lo abordó con una intensidad que le permitió dar al Duende Verde una carga emocional y una complejidad psicológica poco comunes en este tipo de roles.

Esto se reflejó en su actuación, pues se sintió libre para llevar el personaje a nuevas alturas, algo que considera fundamental en el trabajo con Raimi: “Es divertido volar. Es divertido pelear. Es divertido alternar entre comedia y drama en un instante”.

La importancia de esta participación en Spider-Man también radica en cómo redefinió el personaje del villano dentro de las películas de superhéroes. Para Dafoe, este papel fue una oportunidad para sumergirse en un universo de fantasía, también un espacio para explorar temas de moralidad y el conflicto entre la identidad personal y la maldad.

El actor explica que la interpretación del Duende Verde es “un territorio fértil”, especialmente cuando se trata de cuestiones sobre el bien y el mal, algo que él no temió abordar con un enfoque serio y comprometido. Esta interpretación le permitió a Dafoe hacer suyo el personaje, quien se convirtió en uno de los villanos más emblemáticos y complejos de la saga.

Otros riesgos

A lo largo de su carrera, Willem Dafoe trabajó con algunos de los directores más influyentes del cine contemporáneo, lo que enriqueció aún más su trayectoria y consolidado su estatus como uno de los actores más versátiles de la industria. Uno de sus mayores logros en este sentido es su colaboración con el director Wim Wenders en The End of Violence (1997).

Aquí, Dafoe asume el rol de un hombre atrapado en una trama de conspiraciones, lo que le permite desplegar toda su capacidad para interpretar personajes complejos y multifacéticos. La relación con Wenders, quien le brindó el espacio para una interpretación profunda y matizada, marcó el comienzo de una colaboración que continúa siendo una de las más notables en su carrera.

Otra relación clave en su carrera fue con Lars von Trier, el provocador director danés con quien trabajó en dos películas que se convirtieron en cultos del cine contemporáneo. La primera de ellas fue Antichrist (2009), una obra de terror psicológico que desafía los límites del cine tradicional.

Siempre en busca de riesgos mayores, Dafoe se ha puesto a las órdenes de directores como Wim Wenders, en The End of Violence (1997), o Von Trier en Nymphomaniac (2013)

En ella, Dafoe interpreta a un hombre que se ve envuelto en un conflicto con su esposa, quien experimenta una angustia profunda después de la muerte de su hijo. La intensidad emocional de este papel y la atmósfera perturbadora creada por von Trier permitieron a Dafoe mostrar una vez más su capacidad para lidiar con personajes oscuros y traumáticos. Posteriormente, volvió a colaborar con Von Trier en Nymphomaniac (2013), una película que, al igual que su predecesora, se caracteriza por su audacia y complejidad psicológica.

Uno de los encuentros más recientes de Dafoe con un director reconocido fue con Robert Eggers, quien lo eligió para un papel fundamental en la aclamada The Lighthouse (2019). Esta colaboración resultó en una película que se convirtió en un referente del cine de terror psicológico moderno, donde Dafoe, junto a Robert Pattinson, protagoniza una historia cargada de tensión y simbolismos.

La dirección precisa de Eggers y la profundidad del guion permitieron a Dafoe entregar una de sus interpretaciones más impresionantes, aclamada por su destreza en crear una atmósfera de locura y desesperación. Esta relación con Eggers, que permitió explorar los límites de la narrativa y la actuación, demuestra una vez más el alcance de la carrera de Dafoe y su disposición para asumir retos artísticos.