En el mundo del cine, hay actores que se convierten en camaleones, capaces de transformarse por completo en cada personaje que interpretan. Gary Oldman es uno de esos casos. Con una carrera que abarca más de cuatro décadas, este actor británico ha demostrado una asombrosa capacidad para encarnar desde los personajes más oscuros hasta los más entrañables.
Su trabajo ha sido tan impresionante que, además de ganar un Oscar como Mejor Actor Principal por su interpretación de Winston Churchill en El instante más oscuro (2017), ha sido aclamado por sus papeles en películas como Drácula, de Bram Stoker (1992), J.F.K.: Caso abierto (1991) y por su papel de Sirius Black en la saga de Harry Potter. Pero no siempre todas las ofertas cinematográficas encajan en su visión artística, y una de las decisiones más curiosas de su carrera fue rechazar un papel que, con el tiempo, se convirtió en un clásico.
A mediados de los años 90, Tim Burton preparaba lo que sería uno de sus filmes más emblemáticos: El joven manos de tijera (Edward Scissorhands). En esta película, Johnny Depp dio vida a Edward, un joven artificialmente creado con tijeras en lugar de manos, quien, tras vivir aislado en un castillo, es llevado a un suburbio californiano donde intenta adaptarse a una vida normal. La historia, cargada de una estética única que combinaba lo gótico con lo suburbano, fue un éxito rotundo, pero en su momento, Oldman no entendió el enfoque de Burton.
En una entrevista con Larry King Now en 2014, Gary Oldman reveló su razón para rechazar el papel que más tarde interpretaría Depp: “Leí el guion y pensé: ‘Es ridículo. Existe un castillo al final de ese camino, y luego viene una señora vendiendo maquillaje, y ese niño tiene manos de tijeras. Esto es una locura. No entiendo esto en absoluto’. Y terminé por no aceptarlo, o ni siquiera... Creo que ni siquiera fui a una reunión. Solo dije que no, no lo entiendo”. En ese momento, la trama le parecía absurda y desconectada de su manera de ver el cine.
Sin embargo, como es común en muchos artistas, Oldman cambió su perspectiva al ver el resultado final de la película. En la misma entrevista, explicó cómo después de ver El joven manos de tijera, comprendió la esencia de la obra: “Cuando fui a ver la película, y la cámara recorre todas esas casas multicolores, en ese vecindario tan suburbano, y luego ves al fondo ese castillo de Drácula sobre la colina. Literalmente, dos minutos después de empezar a verla pensé: ‘Ahora sí, lo tengo. Pero lo entendí demasiado tarde’”.
Así, lo que en su momento le parecía una historia inusual, terminó siendo una de las películas más queridas y aclamadas de la década, que catapultó la carrera de Depp y consolidó aún más la fama de Burton.
El filme recaudó más de 86 millones de dólares a nivel mundial y fue aclamado por la crítica, gracias a su estética visual única y la conmovedora interpretación de Depp. La película también fue nominada a un Oscar en la categoría de Mejor Maquillaje. Para Oldman, sin embargo, el papel de Edward fue un tren que ya había pasado, pero lo cierto es que su carrera continuó siendo una de las más impresionantes de Hollywood, con papeles muy memorables.
A pesar de no haber formado parte de El joven manos de tijera, Gary Oldman siguió mostrando su versatilidad actoral, en una carrera que demuestra que, aunque a veces se rechacen grandes papeles, el destino siempre tiene un lugar reservado para los verdaderos talentos.