La saga de John Wick es más que una historia de venganza: es una oda a la brutalidad estilizada, al misticismo de un mundo criminal regido por códigos y secretos, y a la lucha implacable de un hombre contra sus demonios. Desde su primera entrega en 2014, la historia del exasesino a sueldo que vuelve al ruedo para cobrar justicia por la muerte de su perro –un último regalo de su esposa fallecida– ha cautivado al público global, acumulando una base de fanáticos devotos y transformándose en un fenómeno cinematográfico. Este universo oscuro y vertiginoso, protagonizado por Keanu Reeves en uno de sus papeles más icónicos, sumergió al espectador en una coreografía perfecta de combate, violencia y elegancia que redefinió las películas de acción.
Dirigida por Chad Stahelski y David Leitch, ambos antiguos dobles de riesgo y expertos en secuencias de acción, John Wick no solo redefinió el género, sino que marcó una nueva estética en la gran pantalla, combinando un ritmo de narrativa minimalista con secuencias visualmente impactantes. La saga creció hasta convertirse en una franquicia millonaria, con cuatro secuelas que, en conjunto, han recaudado más de mil millones de dólares en taquilla.
Pero pocos conocen el detalle fundamental que permitió que este gigante del cine de acción existiera: la intervención “silenciosa” de Eva Longoria, quien salvó la producción en su momento de mayor crisis.
Lo que pocos sabían es que, a menos de 24 horas de iniciar el rodaje, la producción estaba al borde del colapso financiero. Como reveló Stahelski en una reciente entrevista con Business Insider, el equipo enfrentaba un déficit de 6 millones de dólares y estaba en riesgo de perderlo todo. Reeves, Stahelski, Leitch y el productor Basil Iwanyk ya habían invertido sus propios recursos. Incluso, Iwanyk había llegado a utilizar tres de sus tarjetas de crédito personales para cubrir gastos esenciales, pero no era suficiente. Fue entonces cuando CAA –la poderosa agencia de talentos que había armado el esquema de financiamiento– contactó a algunos de sus clientes, y Longoria respondió al llamado.
Una inversión impulsiva y “a ciegas”
“Alguien de la agencia me llamó y me dijo, ‘Tienes algo de dinero, ¿por qué no lo pones aquí?’”, recordó Longoria en su entrevista con Business Insider. La actriz admitió que en ese momento no sabía casi nada sobre el proceso de inversión en cine, y mucho menos sobre términos financieros como gap financing. “No sabía nada sobre cómo se hacía una película”, dijo. “Pero algo que he aprendido, mirando hacia atrás, es que me gusta invertir en personas. Me podrían decir que van a abrir una granja de pollos, pero si son apasionados y han hecho el trabajo, como [Stahelski y Leitch] lo hicieron, sé que están comprometidos”, explicó.
En ese instante, Longoria estaba en el inicio de su carrera como productora, y el financiamiento de John Wick representaba un riesgo significativo para ella. “Era un montón de dinero y mi bankroll era muy nuevo. No era como si estuviera calculando el riesgo de forma experta”, bromeó. Sin embargo, algo en la determinación y el entusiasmo de los directores la convenció. Stahelski y Leitch habían pasado años en la industria, perfeccionando su técnica como dobles de acción y entendían bien cómo construir una película que, aunque con un presupuesto limitado, pudiera resonar con el público. Longoria apostó, entonces, a ese proyecto que parecía casi imposible.
El secreto mejor guardado de Hollywood
La participación de Longoria fue tan discreta que ni siquiera los directores supieron inicialmente que ella era la persona que había inyectado los 6 millones de dólares que faltaban. Basil Iwanyk, el productor, mantuvo el secreto hasta después de que la película se estrenó. Fue durante una cena, una vez que John Wick ya se había convertido en un éxito, cuando Iwanyk se los confesó a Stahelski y Leitch. “Nos llevó a cenar y nos dice, ‘¿Saben quién les financió la película? Eva Longoria’”, recordó Stahelski en su charla con Business Insider. El asombro en ese momento fue tal, que tanto él como Leitch no pudieron creer que su película existiera gracias a la intervención de una estrella que, hasta entonces, no tenía relación con el cine de acción.
El riesgo valió la pena, y la inversión de Longoria se convirtió en una de las decisiones más acertadas de su carrera. Con un presupuesto de producción modesto, la primera entrega de John Wick generó 87 millones de dólares en taquilla mundial, un retorno que multiplicó con creces los 6 millones que ella había aportado. “Sí, aún me llegan cheques”, confirmó Longoria recientemente, y añadió con humor: “Lo que me molesta es no haber estado conectada a todas las secuelas. Ese fue mi único error, no haber firmado por toda la franquicia”.
El éxito de la película original dio pie a tres secuelas, todas protagonizadas por Reeves y dirigidas en su mayoría por Stahelski, consolidando la franquicia como una de las más rentables del cine de acción moderno. El universo expandido de John Wick ha creado no solo películas, sino series derivadas y productos de entretenimiento relacionados, estableciéndose como un ícono de la cultura pop actual. Hoy, John Wick es una referencia en el género y un fenómeno que sigue generando ingresos y atrayendo audiencias en todo el mundo.