Quincy Jones, el productor que elevó la carrera de Michael Jackson al estrellato mundial, murió a los 91 años en su hogar de Bel Air, Los Ángeles, según confirmó su publicista, Arnold Robinson. La familia de Jones emitió un comunicado en el que, aunque expresaron su dolor, también celebraron el legado de un hombre que no solo dejó una marca indeleble en la música y el cine, sino que transformó para siempre la industria del entretenimiento.
La carrera de Jones, que abarcó seis décadas, fue una sucesión de hitos históricos. Desde sus humildes inicios en el lado sur de Chicago, enfrentó y venció obstáculos que parecían insalvables en una época donde los prejuicios limitaban las oportunidades. Su genio le permitió no solo ascender a la cima del espectáculo, sino también convertirse en uno de los primeros ejecutivos afroamericanos de Hollywood. Trabajó con íconos de la talla de Frank Sinatra y Ray Charles, pero fue su colaboración con Michael Jackson la que cimentó su estatus como leyenda.
Esa relación con Jackson, intensa y a menudo compleja, dio vida a algunos de los discos más vendidos de todos los tiempos. Juntos, crearon un sonido revolucionario y arriesgado que derribó fronteras de género y raza en la música popular. Sin embargo, tras el fulgor de los éxitos compartidos, su sociedad también conoció momentos de desencuentro y tensión. A través de ellos, Quincy Jones forjó una obra que, más allá de los récords y las cifras, transformó la música en una verdadera fuerza cultural global.
La alquimia de un dúo legendario
Es 1978 y Quincy Jones y Michael Jackson se encuentran en el set de la película The Wiz, la versión moderna de El Mago de Oz. Jones, productor y arreglista con una trayectoria ya consolidada en el jazz y el pop, observa al joven Jackson. “Sabía todas las líneas de sus compañeros de escena, cada paso, cada gesto; tenía algo especial”, recordaría Quincy años después. Fue en ese instante cuando el productor vislumbró un potencial aún inexplorado en el joven cantante. Pronto, la química entre ambos se traduciría en uno de los proyectos más icónicos de la historia musical.
Al finalizar el rodaje, Jackson expresó su deseo de llevar su carrera a otro nivel. “Quiero que produzcas mi próximo álbum”, le pidió a Jones, quien inicialmente dudó ante las reticencias de la discográfica de Jackson, Epic Records. La etiqueta creía que el sonido de Jones, con una fuerte influencia jazzística, no se alineaba con la imagen pop de Jackson. Pero el joven artista insistió, convencido de que el productor podría capturar la esencia de su voz y llevarla más allá de los límites conocidos. Finalmente, la colaboración comenzó con el álbum Off the Wall (1979), un trabajo que marcó el inicio de una era.
La historia, sin embargo, apenas comenzaba. En poco tiempo, la dupla pasaría de ese primer éxito al que sería el mayor fenómeno musical de los años 80: Thriller. Con un estilo minucioso y una visión obsesiva por la perfección, Quincy Jones se convirtió en el arquitecto de los sonidos que definirían a Michael Jackson como el Rey del Pop y que establecerían nuevos estándares en la industria musical. La influencia de Jones fue profunda, abarcando desde la selección de músicos hasta la estructuración de cada canción, y su contribución sería vital para transformar a Jackson en una leyenda.
El proceso creativo: 800 canciones para nueve éxitos
La fórmula para crear un álbum que rompa con todos los récords de ventas, como lo hizo Thriller, no es sencilla. “Escuchamos más de 800 canciones para quedarnos solo con nueve”, declaró Quincy en una entrevista con The Guardian. El enfoque meticuloso de Jones en el proceso de selección no solo se basaba en su vasta experiencia, sino en su habilidad para capturar la esencia de un artista en cada nota. Para Thriller, Jones buscó melodías que pudieran trascender fronteras y atraer tanto al público estadounidense como al internacional. Su selección no fue casual: cada canción debía tener un poder emocional que enganchara al oyente de inmediato.
En palabras del propio Jones, el secreto estaba en encontrar “una colección de canciones que toquen y provoquen escalofríos”. Este filtro, que él denominaba “la prueba del escalofrío”, fue clave en la selección de piezas como “Billie Jean”, cuyo bajo icónico, intenso y repetitivo, aún resuena como uno de los sonidos más reconocibles de la música pop. “Thriller” y “Beat It”, otras dos de las piezas más famosas del álbum, nacieron bajo la supervisión minuciosa de Quincy y fueron diseñadas para captar audiencias de géneros diversos: desde los amantes del pop hasta los fanáticos del rock. Con su sello distintivo de combinar estilos, Jones introdujo a Eddie Van Halen en Beat It, en una colaboración inédita que rompió paradigmas en la industria musical.
“Lo que hace que Michael quiera bailar es la ‘jalea’”, explicaba Jones refiriéndose a la introducción de “Billie Jean”. Inicialmente, el productor había sugerido acortar el inicio, pero Jackson insistió en mantenerlo tal cual. Ese tipo de visión compartida cimentó la relación entre ambos, basada en el respeto mutuo y la convicción de que juntos podían crear algo nunca antes visto.
Más allá de los sonidos: La búsqueda de perfección de Quincy Jones
Jones, conocido por su capacidad para visualizar la estructura completa de una canción antes de escucharla, dotó a Jackson de un lienzo musical perfecto. En la grabación de Thriller, Jones formó un equipo de músicos y técnicos considerados élite en la industria: el ingeniero Bruce Swedien, el compositor Rod Temperton, y el guitarrista Steve Lukather, entre otros. Todos trabajaban bajo su dirección. “Es mi deber como productor saber qué es lo mejor para cada canción”, dijo Jones a Rolling Stone, subrayando que su rol no era solo técnico, sino casi paternal: su visión debía guiar, inspirar y elevar el potencial del artista.
Para Jackson, quien se caracterizaba por su perfeccionismo extremo, la presión por alcanzar un nuevo nivel de éxito era inmensa. Jones sabía que la fama podía ser destructiva. “La fama es un animal complejo”, comentó en una ocasión, refiriéndose a las tensiones crecientes en la vida de Jackson durante la producción de Bad (1987), el tercer álbum que producirían juntos. “Es difícil ver a alguien que amas luchar con su propia imagen y con la carga de ser Michael Jackson”, admitió. Sin embargo, esa misma presión era también combustible para la creatividad, y Jones la usaba para exigir lo mejor de su equipo.
El impacto visual: Quincy Jones y la era de MTV
Con Thriller, Jones y Jackson no solo conquistaron los charts de música, sino que redefinieron el poder del video musical. En una era en la que MTV apenas comenzaba, Jones fue clave en apoyar la producción del innovador videoclip de 14 minutos dirigido por John Landis. Para Jones, este video sería la culminación visual del concepto que tanto él como Jackson habían creado en el estudio. “Michael y MTV cabalgaron juntos hacia la gloria”, resumió Jones, señalando que el video de Thriller no solo ayudó a Jackson a establecer su imagen, sino que también colocó a MTV en el centro de la cultura pop.
El icónico video fue casi una película de terror, con una narrativa teatral y un rap narrado por Vincent Price, que convirtió a Thriller en algo más que un éxito musical: lo transformó en un evento cultural. “Este video será el ‘Ciudadano Kane’ de los videos musicales”, predijo Jones en una de sus entrevistas, asegurando que revolucionaría la industria. Tenía razón. Las imágenes y sonidos de Thriller quedaron grabados en la memoria colectiva y, hasta hoy, continúan siendo referencia obligada en la cultura popular.
El legado de una relación creativa y compleja
A pesar del éxito que lograron juntos, la relación entre Quincy Jones y Michael Jackson no estuvo exenta de conflictos. Durante la producción de Bad, Jackson comenzó a sentir que Jones ya no estaba en sintonía con las nuevas tendencias de la música. El productor, sin embargo, había intuido la llegada del hip-hop e invitó al grupo Run DMC al estudio para introducir ritmos innovadores. “Michael pensó que había perdido el toque”, comentó Jones en una entrevista, lamentando que esa percepción, en parte, distanciara al dúo.
Tras la muerte de Jackson en 2009, Jones se vio envuelto en una disputa legal con el patrimonio del cantante por regalías no pagadas, un conflicto que para Jones no trataba sobre dinero, sino de “proteger la integridad del trabajo que hicimos juntos en el estudio”. Hoy, sus contribuciones a la carrera de Jackson se ven como un testamento de su habilidad para fusionar talentos y crear música que trasciende generaciones.
La influencia de Quincy Jones en el éxito de Michael Jackson fue tan profunda que, sin su guía, es difícil imaginar la historia de éxitos globales como Thriller. Con su sensibilidad para elegir el sonido correcto y su compromiso con la perfección, Jones no solo ayudó a Jackson a alcanzar el estrellato, sino que marcó un antes y un después en la industria musical.