Bajo luces de neón y un soundtrack inolvidable, Pulp Fiction se instaló en la memoria del cine desde su estreno en 1994. Es difícil olvidar la mezcla de violencia estilizada, diálogos ingeniosos y personajes inolvidables que definen este clásico de Quentin Tarantino. La película, estructurada en capítulos desordenados, captura historias aparentemente inconexas de asesinos, boxeadores y criminales. Pero más allá de su narrativa no lineal y su icónica cultura pop, Pulp Fiction revolucionó el cine independiente y dio a Tarantino un lugar permanente en la historia del cine. No es una sorpresa, entonces, que el guion original, objeto de mitos y especulación, se considere hoy una pieza legendaria.
La sorpresa de Tarantino
En la reciente gala anual del Museo de la Academia de Los Ángeles, Quentin Tarantino se convirtió en el centro de atención por el inesperado contenido que llevaba en una modesta bolsa de lona. Al acercarse al podio, Tarantino reveló lo que contenía: el guion original, escrito a mano, de Pulp Fiction, completo con tachones, errores ortográficos y anotaciones únicas. Esta pieza, hasta entonces oculta, fue donada al museo, agregando un trozo de historia a la colección cinematográfica más grande del mundo.
Matt Severson, vicepresidente ejecutivo de colecciones y preservación de la Academia, expresó a Associated Press que nadie anticipaba este gesto: “No fue un esfuerzo coordinado por parte de la academia. Es Quentin pensando qué puede hacer para dejar su huella en el museo”.
Además del emblemático guion de Pulp Fiction, el Museo de la Academia presentó adquisiciones de alto perfil que enriquecen su extensa colección. Entre estas se encuentran el arte original de Hayao Miyazaki para la película Ponyo, piezas visuales de las primeras etapas de producción. También se suman otros elementos cinematográficos emblemáticos, como los anteojos de Mink Stole en Pink Flamingos, el característico traje de Snake Plissken, interpretado por Kurt Russell en Escape from LA, y figuras de animación de Pinocho de Disney, como Fígaro y Geppetto.
A las recientes adquisiciones se añaden contribuciones personales de figuras destacadas del cine que han decidido donar objetos propios y de gran valor histórico. Jamie Lee Curtis entregó su vestido desgarrado de la película Mentiras verdaderas, un elemento recordado en su filmografía. Bette Midler, por su parte, donó dos atuendos de La Rosa, mientras que Lou Diamond Phillips ofreció la guitarra que utilizó para interpretar a Ritchie Valens en La Bamba.
Además, en 2022, Steven Spielberg donó una colección de celdas de animación de nitrato originales de Blancanieves y los siete enanitos, una pieza única de la historia de Disney. Estos aportes personales enriquecen el museo y reflejan el compromiso de sus donantes con la preservación del cine para futuras generaciones.
La misión de preservar la historia cinematográfica
El Museo de la Academia de Los Ángeles, que alberga más de 52 millones de objetos, se ha convertido en el centro de la preservación cinematográfica a nivel global. Desde su fundación en 1927, la Academia ha acumulado una vasta colección que representa a la industria del cine en todo el mundo. Este esfuerzo requiere la labor de un equipo de especialistas, incluidos conservadores y restauradores que enfrentan desafíos como restaurar fotos y carteles dañados por el tiempo o devolverle vida a piezas históricas, como el cinturón icónico de la película Tron de 1982, que había comenzado a desintegrarse.
Para el vicepresidente ejecutivo de la Academia, preservar estos objetos representa una oportunidad de transmitir el conocimiento y la riqueza cultural del cine a las nuevas generaciones, asegurando que estos fragmentos de historia permanezcan vivos y accesibles para el público.
Aunque muchos de estos artículos no están siempre en exhibición, el museo ha logrado que una gran parte de su colección sea accesible a través de sus instalaciones, la Biblioteca Margaret Herrick, el Archivo de Cine de la Academia y de manera online. Así, se permite a cinéfilos, estudiantes y profesionales del cine explorar en detalle la evolución de la industria, desde los primeros experimentos cinematográficos hasta las obras más recientes.
Durante la reciente gala, figuras destacadas como Nicole Kidman, Demi Moore, Jeff Goldblum y el propio Tarantino compartieron palabras sobre su profundo respeto por el museo y el trabajo de preservación que realiza. Estos actores y cineastas reconocen el valor de un espacio dedicado a la historia del cine y su capacidad para educar, inspirar y conectar a las generaciones presentes y futuras con el arte y la industria cinematográfica.
Así, el Museo de la Academia es una cápsula del tiempo que permite a los visitantes recorrer la historia viva del cine. Las donaciones como el guion de Pulp Fiction, el arte de Miyazaki y los atuendos de grandes actores no son meras adquisiciones: son fragmentos de una narrativa que continúa evolucionando y haciendo recordar por qué el cine, como arte y como industria, sigue cautivando a todo el mundo. Cada pieza donada, restaurada y exhibida se convierte en una ventana a momentos icónicos, marcando el camino para el próximo capítulo en la historia del cine.