En un rincón apartado del vasto universo de la cultura pop, donde personajes de todos los colores y formas han intentado emerger y dejar su huella, pocos han resistido la prueba del tiempo con la firmeza de Los Simpson. La familia de Springfield ha vivido desde finales de los años 80 en el imaginario colectivo como un reflejo de la sociedad estadounidense, pero también como una crítica mordaz y un comentario ácido sobre los absurdos de la vida cotidiana.
Con sus personajes icónicos y su particular forma de abordar temas de actualidad, pasaron de ser una serie animada innovadora a un fenómeno cultural. Cada episodio, con sus chistes afilados y guiños a la política y la sociedad, parecía estar diseñado para captar la esencia del momento, mientras consolidaba su lugar como un referente en la historia de la televisión.
Matt Groening, el creador de esta longeva serie, siempre tuvo claro que el verdadero valor de la serie radicaba en su capacidad para reflejar las frustraciones y las rarezas del ciudadano promedio. Esta percepción, en su momento revolucionaria, convirtió a Los Simpson en la voz del descontento, en el espejo de las familias estadounidenses de finales de siglo XX. Sin embargo, como cualquier serie que se extiende a lo largo de más de tres décadas, también han enfrentado episodios oscuros y decisiones controvertidas en su proceso de adaptación a los nuevos tiempos.

Hoy, después de 35 años al aire y sin un final a la vista, algunos episodios se destacan por razones que tal vez los creadores desearían borrar del historial. A lo largo de los años, tanto Groening como sus guionistas han admitido algunos errores; sin embargo, entre todos, uno resalta como el más notable y controversial: el episodio titulado “El Director y el Mendigo”.
Esta entrega de la novena temporada abrió una grieta en la relación entre el equipo creativo y los fieles espectadores, y hasta hoy es considerado, tanto por los creadores como por los fans, como uno de los peores tropiezos de la serie.
Cuál es la mayor equivocación que salió en la serie para Matt Groening
Si hay un episodio que Matt Groening querría olvidar, ese es sin duda “El Director y el Mendigo”. Emitido como el segundo episodio de la novena temporada, esta entrega cambió de manera radical la historia de uno de los personajes más queridos de la serie: el Director Seymour Skinner. En una decisión arriesgada, el episodio revela que el supuesto Skinner no es realmente el director que todos conocen y aman, sino que es en realidad Armando Barreda, un veterano del ejército que asumió la identidad de Skinner tras creer que el verdadero Seymour había muerto en combate.

La controversia que generó este episodio fue de tal magnitud que incluso Groening decidió desmarcarse completamente de él. En una entrevista con Rolling Stone en 2002, Groening reconoció que el episodio fue un error, al punto de que nunca se mencionaría de nuevo en la serie. “Cometimos algunos errores, pero los reconocemos en el show. Tuvimos un episodio donde se reveló que el director Skinner era un impostor. Al terminar el episodio, nos dimos cuenta de que era un error, y pusimos a un juez diciendo: ‘Nunca más hablaremos de este asunto’. Y nunca lo hicimos”, afirmó Groening.
Para muchos, este giro fue interpretado como una falta de respeto a la audiencia. Harry Shearer, el actor de voz que interpreta a Skinner, no dudó en manifestar su disconformidad. “Están tirando ocho años de desarrollo de personaje al basurero sin razón alguna”, declaró Shearer al East Bay Express. Y es que la identidad de Skinner no solo era importante para el desarrollo de la serie, sino que era un pilar en la construcción de la comunidad de Springfield, un personaje que representaba autoridad y disciplina en un mundo de caos.
De qué trata el episodio “El Director y el Mendigo”
El Director y el Mendigo comienza con un evento típico de la serie: el pueblo de Springfield organizando una celebración para homenajear a Skinner. Todo parece ir como de costumbre hasta que un extraño irrumpe en la fiesta y afirma ser el verdadero Seymour Skinner. El caos se desata cuando el recién llegado cuenta que durante la guerra de Vietnam, Armando Barreda asumió su identidad tras creer que él había fallecido en combate. De pronto, el personaje que durante años había sido parte central de Springfield se convierte en un impostor, y el verdadero Skinner, un hombre duro y nada carismático, intenta recuperar su lugar en la comunidad.

La resolución del episodio es tan extraña como su planteamiento: tras varios momentos de incomodidad y tensión, el “nuevo” Skinner es rechazado por la comunidad, y Barreda, el Skinner “falso”, es convencido para quedarse en su puesto. El juez del pueblo interviene y dicta que todo volverá a ser como antes, y que nadie volverá a mencionar jamás el incidente. El verdadero Skinner es enviado fuera de Springfield en un tren, y el episodio se cierra con un silencio incómodo que parece decirle al público: “Aquí no ha pasado nada”.
Este episodio desafió el límite de lo que los fanáticos estaban dispuestos a aceptar en cuanto a giros argumentales. Para muchos, fue una señal de que Los Simpson estaban dispuestos a sacrificar la coherencia narrativa y la fidelidad de los personajes en favor de una trama que buscaba ser impactante, aunque ello implicara desvirtuar un personaje fundamental. La decisión de ignorar completamente los eventos de este episodio en futuros capítulos fue un claro indicativo de que el equipo de guionistas, en retrospectiva, comprendió el error.
El Director y el Mendigo representa no solo un momento de quiebre en la historia de Los Simpson, sino también en la relación entre la serie y su audiencia. Para los fans de la vieja guardia, fue una traición, una muestra de que el show que alguna vez había sido un símbolo de sátira inteligente y reflexiva, había comenzado a dar prioridad a lo absurdo y lo inverosímil. En el análisis de muchos críticos y de los mismos creadores, este episodio fue el punto en el que la “era dorada” de Los Simpson llegó a su fin.
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