Entre la diversidad de actividades en que incursionaron Kendall y Kylie Jenner, parte del clan Kardashian, se conoce poco una: la literatura. En Rebels: City of Indra, las hermanas relataron las aventuras de Lex y Livia, dos gemelas con superpoderes en una sociedad distópica. Aprovechando el éxito de otras sagas juveniles como Los juegos del hambre, de Suzanne Collins, y Divergente, de Verónica Roth, las Jenner estaban convencidas de que su incursión literaria sería un éxito rotundo.
La obra fue comercializada en 2014 con la expectativa de convertirse en un best seller, impulsada por la fama de las hermanas en el reality show “Keeping Up with the Kardashians” y su amplia presencia en redes sociales. Las sagas distópicas y de ciencia ficción para jóvenes dominaban tanto el mercado editorial que eran adaptadas al cine y se volvían fenómenos culturales globales.
El panorama parecía perfecto para que las hermanas Jenner se subieran a esta ola. Con una mezcla de ciencia ficción y acción, la novela buscaba atraer al mismo tipo de audiencia, adolescentes y jóvenes adultos. Rebels: City of Indra ofrecía una sociedad futurista y opresiva, donde dos hermanas descubren su destino y luchan por la libertad, una fórmula que había demostrado ser extremadamente popular en el mercado juvenil.
No obstante, a pesar de los ingredientes que podrían haber hecho del libro un éxito comercial, Kendall y Kylie no lograron capturar el interés de los lectores. A diferencia de Katniss Everdeen o Tris Prior, las protagonistas creadas por las Jenner no conectaron con el público, y la narrativa no consiguió mantener el ritmo ni el suspenso que hizo de aquellas sagas referentes dentro del género.
Además, el libro fue duramente criticado: no solo por su trama sino por el hecho de que muchos especulaban que las jóvenes no habían escrito la obra por sí mismas. Se creía que habían contado con la ayuda de un escritor fantasma, lo que restó autenticidad a su propuesta.
Tanto críticos literarios como lectores coincidieron en que Rebels: City of Indra carecía de una trama atractiva o siquiera coherente. Muchos describieron la historia como confusa y difícil de seguir, y varios lectores admitieron que no habían podido terminarlo. Las reseñas se enfocaban en que la narrativa carecía de profundidad y el desarrollo de los personajes resultaba poco convincente. Algunos incluso señalaron que el intento de las hermanas de adentrarse en el género de la ciencia ficción parecía más un proyecto comercial que una exploración literaria.
El fracaso de las Jenner en el mercado editorial
A pesar de la gran popularidad de Kendall y Kylie Jenner y los esfuerzos promocionales, Rebels: City of Indra vendió 13.000 copias, una cifra sorprendentemente baja para el mercado de este tipo de libros en Estados Unidos. Ni “Keeping Up with the Kardashians” ni su presencia en redes sociales logró impulsar el interés en el libro. La decepcionante cantidad de ventas subrayó la diferencia entre ser una celebridad en los medios y tener éxito en el competitivo mundo editorial.
A lo largo del tiempo, la novela se fue desvaneciendo del interés público, quedando como uno de los proyectos menos exitosos del clan Kardashian-Jenner. Aunque el libro todavía está disponible en línea, no ha generado ningún tipo de revalorización ni interés en reescribir la historia o retomar una secuela.
Otros proyectos que no florecieron como se esperaba
El intento fallido de Kendall y Kylie Jenner con Rebels: City of Indra no es el único ejemplo de los altibajos que ha experimentado el clan Kardashian-Jenner en el mundo de los negocios. A lo largo de los años, la familia ha lanzado numerosos proyectos, algunos de los cuales han sido grandes éxitos, mientras que otros han quedado en el olvido. Uno de los fracasos más destacados fue la línea de belleza Khroma Beauty, lanzada en 2012 por Kim, Kourtney y Khloé Kardashian. La marca se vio envuelta en problemas legales debido a una demanda por infracción de derechos de autor, lo que obligó a un cambio de nombre a Kardashian Beauty, aunque esto no fue suficiente para salvarla del fracaso.
Otro de sus proyectos menos afortunados fue la tarjeta de crédito Kardashian Kard, lanzada en 2010 y destinada al público adolescente. Sin embargo, el producto fue retirado poco tiempo después de su lanzamiento debido a las críticas por las altas comisiones y su cuestionable atractivo para jóvenes adultos sin experiencia financiera. Además, el anuncio publicitario de Kendall Jenner con Pepsi en 2017, que intentaba capitalizar el movimiento Black Lives Matter, fue un desastre de relaciones públicas que llevó a la marca a retirar el comercial apenas un día después de su emisión.
A pesar de estos fracasos, la familia Kardashian-Jenner ha demostrado una notable capacidad para conservar su fama. Proyectos como Kylie Cosmetics o Skims, la marca de ropa modeladora de Kim Kardashian, se han convertido en grandes éxitos comerciales, compensando las pérdidas anteriores.