Quién es Anna Delvey, la ex convicta que participará de “Dancing with the Stars” con tobillera electrónica

Bajo arresto domiciliario y portando una tobillera electrónica, Anna Delvey, cuyo verdadero nombre es Anna Sorokin, se prepara para un nuevo capítulo en su vida: participar en “Dancing with the Stars”, lo que representa un giro inesperado para la mujer que una vez engañó a Nueva York.

Delvey saltó a la fama como una estafadora que logró infiltrarse en la élite neoyorquina haciéndose pasar por una rica heredera alemana. Nacida en Rusia, se mudó a Alemania con su familia siendo adolescente, y posteriormente adoptó el nombre de Delvey para forjar una nueva identidad. Así, logró engañar a empresarios, banqueros y amigos cercanos, convenciéndolos de que tenía acceso a una enorme fortuna que nunca existió.

Antes de su ascenso meteórico en la alta sociedad, Delvey había trabajado como becaria en diversas revistas de moda, donde comenzó a rodearse de personas influyentes. Fue en ese entorno donde perfeccionó su personaje de socialité europea, una joven adinerada que soñaba con abrir un exclusivo club de arte en Nueva York. Con una mezcla de carisma y engaños, se ganó la confianza de los poderosos, quienes la ayudaron a financiar su lujoso estilo de vida, mientras acumulaba deudas y falsas promesas.

Su elaborado fraude llegó a su fin en 2017, cuando fue arrestada y llevada a juicio por múltiples cargos de hurto mayor y robo de servicios. En 2019, fue condenada a varios años de prisión y, aunque salió en libertad en 2021, pronto fue detenida nuevamente por violar las condiciones de su visa.

El ascenso y la caída de Anna Delvey es una de las historias más fascinantes de engaño en la última década. Haciéndose pasar por una rica heredera alemana, Delvey logró infiltrarse en los círculos de poder y de la alta sociedad de Nueva York. Entre 2013 y 2017, con una mezcla de carisma y audacia, se hizo amiga de figuras influyentes, se hospedó en lujosos hoteles y frecuentó los restaurantes más exclusivos de la ciudad, todo sin pagar un centavo de su propio bolsillo.

Delvey convenció a bancos y empresarios de prestarle miles de dólares con la promesa de que sus “fondos europeos” pronto estarían disponibles. También ideó un plan para financiar un exclusivo club de arte en Manhattan, engañando a varios inversores de alto perfil en el proceso. Sin embargo, todo comenzó a desmoronarse cuando sus deudas crecieron y las personas a su alrededor comenzaron a cuestionar su verdadera identidad y su fortuna inexistente.

En 2017, fue arrestada por cargos de hurto mayor, robo de servicios y otros delitos relacionados con el fraude financiero. Su juicio, que se llevó a cabo en 2019, acaparó la atención de los medios, en parte debido a su comportamiento despreocupado en la corte y su inquebrantable obsesión por la moda, lo que llevó a muchos a referirse a ella como “la estafadora más estilosa de Nueva York”. Delvey fue condenada a entre 4 y 12 años de prisión, aunque fue liberada en 2021 por buena conducta. No obstante, fue nuevamente detenida poco después por violar los términos de su visa estadounidense, enfrentando una posible deportación.

Actualmente, Delvey cumple arresto domiciliario en Nueva York, con una tobillera electrónica que monitorea sus movimientos. Pero, lejos de retirarse de la vida pública, parece estar más interesada que nunca en explotar su fama.

“Dancing with the Stars” es un popular programa de televisión estadounidense que mezcla la danza con la cultura de las celebridades. El formato del programa empareja a figuras conocidas, muchas veces controversiales o de amplio reconocimiento público, con bailarines profesionales, para competir en una serie de coreografías semanales. Los participantes deben aprender y presentar estilos de baile como el tango, la salsa o el vals, y son evaluados por un panel de jueces, además del voto del público.

Desde su estreno en 2005, el programa ha atraído a diversas figuras públicas, desde atletas y cantantes hasta actores y políticos. La dinámica entre los concursantes y los profesionales de la danza, junto con la imprevisibilidad de las actuaciones en vivo, ha convertido a “Dancing with the Stars” en uno de los programas más seguidos y comentados en la televisión estadounidense. Muchos concursantes ven en el show una oportunidad de revitalizar su carrera o de redimirse ante la opinión pública, lo que hace aún más intrigante la inclusión de Delvey en el elenco.

La participación de Anna Delvey, una exconvicta, en “Dancing with the Stars” generó tanto expectativa como polémica. Para algunos, su inclusión es vista como una continuación del fenómeno mediático que la ha seguido desde su juicio. Después de todo, la historia de Delvey ya fue adaptada en la popular serie de Netflix “Inventing Anna”, que se basó en un extenso reportaje de la revista New York Magazine. Para otros, sin embargo, esto plantea preguntas éticas sobre la glorificación de una criminal.

Lo que es innegable es que Delvey ha demostrado una habilidad asombrosa para transformar su infamia en una fuente de ingresos. Mientras cumple arresto domiciliario en su apartamento de Manhattan, sigue activa en las redes sociales y ha anunciado planes para escribir un libro, además de lanzar una serie de podcasts donde planea hablar sobre su vida y los problemas que enfrentó con la justicia.

Delvey no oculta su deseo de permanecer en el ojo público. En una entrevista reciente, declaró que ve su participación en “Dancing with the Stars” como “una oportunidad para mostrar una versión diferente de sí misma”. Aunque no ha revelado cómo planea sortear las limitaciones de su arresto domiciliario, incluyendo la tobillera electrónica que lleva puesta, ha expresado su entusiasmo por el desafío de aprender a bailar y competir frente a una audiencia televisiva de millones.

Además, su participación plantea una cuestión mayor: ¿es posible que alguien que ha cometido crímenes tan graves pueda redimirse ante la audiencia pública a través del entretenimiento? ¿O estamos ante un nuevo ejemplo de cómo la fama, sin importar su origen, puede ser explotada para beneficio personal?

A medida que el público espera ver a Delvey en la pista de baile, las opiniones están divididas. Algunos la ven como una figura intrigante que logró desafiar al sistema, mientras que otros creen que su notoriedad debería ser un motivo para su ostracismo y no para su éxito.

Lo cierto es que, con o sin tobillera electrónica, Delvey parece haber encontrado una nueva plataforma para seguir contando su historia y el mundo, una vez más, estará observando.