“Rico o muerto”, cómo 50 Cent pasó de pelear por su vida a ser millonario

Curtis Jackson, mejor conocido como 50 Cent, es mucho más que un rapero; es una leyenda que transformó su vida marcada por la violencia en un imperio millonario. Nacido y criado en las calles duras de Queens, Nueva York, ´Fifty´ experimentó de primera mano la crudeza de la vida en el narcotráfico antes de convertirse en uno de los nombres más importantes del rap. Sin embargo, su historia no es solo una de éxito musical, sino también un relato de supervivencia y astucia empresarial que lo llevó a alcanzar el estatus de magnate.

El punto de inflexión en su vida llegó en el año 2000, cuando fue atacado a balazos frente a la casa de su abuela. Con nueve disparos en su cuerpo, incluyendo uno que le atravesó la cara, Curtis Jackson no solo sobrevivió, sino que emergió más fuerte, canalizando ese dolor y trauma en su música.

Su álbum debut, “Get Rich or Die Tryin’”, no solo se convirtió en un clásico instantáneo, sino que estableció a Jackson como una figura imparable en la industria musical, respaldado por pesos pesados como Dr. Dre y Eminem. Pero el éxito de este cantante no se limitó a la música. Su visión empresarial lo llevó a diversificar su imperio, incursionando en la moda, las bebidas y, más recientemente, la televisión.

Hoy, 50 Cent es un nombre respetado en el mundo del entretenimiento, con un acuerdo multimillonario con Starz y una serie de proyectos exitosos que lo mantienen en la cima. Desde las calles de Queens hasta las salas de juntas de Hollywood, su historia de es la de un hombre que decidió ser rico o morir en el intento.

Era el año 2000, y Curtis Jackson ya había recorrido un largo camino en el violento mundo del narcotráfico. A los 24 años, el joven rapero era una figura temida en su barrio. Pero todo cambió una mañana de mayo cuando un hombre armado le disparó nueve veces a quemarropa frente a la casa de su abuela. Las balas atravesaron su mano, pierna, cadera y rostro, dejándolo al borde de la muerte. Una bala le perforó la mejilla izquierda y se alojó en su lengua, dejándole una cicatriz visible y un característico ceceo en su voz, que más tarde se convertiría en una de sus marcas distintivas en la música.

“No duele tanto como la gente se imagina,” relató 50 Cent años después en una entrevista con Oprah Winfrey. “Pero duele después”. Aquel ataque, que podría haber sido su final, se convirtió en el nacimiento de su mito.

El ataque fue un punto de inflexión en la vida de Jackson. Para muchos, sobrevivir a una emboscada de ese tipo podría haber significado el final, pero para 50 Cent, fue solo el comienzo. A pesar del dolor físico y la larga recuperación, Jackson nunca perdió de vista su objetivo: salir de las calles y construir una carrera musical. En una entrevista con Oprah Winfrey, relató cómo el ataque cambió su perspectiva: “Pasé de tener miedo a ser insensible. Me cansé de tener miedo, y lo cubrí con agresividad y enojo”, dijo, reflejando la transformación que había sufrido.

Esa agresividad y enojo se canalizaron en su música. Al poco tiempo de recuperarse, 50 Cent comenzó a trabajar de nuevo, y el resultado fue “Get Rich or Die Tryin’”, un título que encapsulaba su mentalidad: no había más opciones que triunfar o morir en el intento. Su historia de supervivencia no solo alimentó su música, sino que también le dio una narrativa poderosa que resonó profundamente con una audiencia que valoraba la autenticidad. Como explicó el mismo Jackson, “La gente quiere ver a alguien que ha pasado por el infierno y ha salido del otro lado”.

El álbum que lo catapultó a la fama, “Get Rich or Die Tryin’”, se lanzó el 6 de febrero de 2003, y desde el primer momento se convirtió en un fenómeno cultural. Este disco, que debutó en el número uno del Billboard 200, vendió más de 872,000 copias en su primera semana en Estados Unidos y terminó convirtiéndose en uno de los álbumes de rap más vendidos de todos los tiempos, con más de 9 millones de copias solo en EE.UU.

El éxito de “Get Rich or Die Tryin’” no fue una casualidad. 50 Cent tenía detrás de él a dos de los nombres más poderosos de la industria musical: Eminem y Dr. Dre, quienes no solo reconocieron su talento, sino que vieron en él a un artista auténtico, cuya vida real podía ser la fuente inagotable de historias crudas y genuinas. Eminem quedó impresionado con la capacidad de 50 Cent para sobreponerse a la violencia de las calles y transformar ese dolor en música. “Cuando lo escuché por primera vez, pensé: ‘Este tipo lo dice en serio, y se nota en cada palabra’”, comentó el rapero de Detroit.

El sencillo principal del álbum, “In Da Club”, se convirtió en un himno universal, con un ritmo contagioso que se escuchaba en todos los rincones del mundo. Pero más allá del éxito comercial, lo que realmente capturó la atención del público fue la narrativa de 50 Cent: la historia de un hombre que había sido disparado nueve veces y había sobrevivido para contarla. Esto le otorgó una autenticidad que pocos raperos podían igualar. Como describió el DJ de la BBC MistaJam, “La energía que obtienes de la música de 50 Cent en ese entonces es diferente; era cruda, con un toque comercial, y lo mezcló muy bien”. La capacidad de Jackson para equilibrar su imagen de gánster con un sonido accesible le permitió conectar con una audiencia masiva, consolidándolo como una de las figuras más importantes del rap en ese momento.

Curtis Jackson, apodado Boo-Boo en su juventud, no solo dominó el arte de rapear sobre la vida en las calles; también fue un astuto hombre de negocios. Mientras algunos raperos se contentaban con los ingresos de sus discos, 50 Cent vio oportunidades en todas partes.

Desde la moda con su línea de ropa G-Unit hasta las bebidas con su participación en Vitamin Water, que más tarde fue adquirida por Coca-Cola en un acuerdo que le reportó cerca de 100 millones de dólares.

Pero el camino hacia la cima no fue sencillo. En 2015, su fortuna alcanzó su punto máximo con 155 millones de dólares, según Forbes, pero ese mismo año se declaró en bancarrota, una maniobra legal que le permitió reorganizar sus finanzas sin perder su estilo de vida lujoso.

Para muchos raperos, el éxito en la música es efímero. Pero 50 Cent demostró ser diferente. En 2014, debutó como productor ejecutivo de la serie “Power”, una trama oscura que sigue la vida de un narcotraficante que busca salir del negocio.

El programa, emitido en Starz y también disponible en Netflix, se convirtió en un éxito rotundo, atrayendo a una audiencia leal y consolidando a 50 Cent no solo como un rapero, sino como un influyente productor de televisión.

Su capacidad para adaptarse y mantenerse relevante en una industria cambiante es lo que lo distingue. “Está manteniéndose relevante con lo que sea que esté haciendo,” comentó una fan, Channette Carleo, durante el programa de MistaJam en la BBC. Y no es para menos: su reciente acuerdo con Starz, valorado en hasta 150 millones de dólares, es prueba de que Curtis Jackson sigue siendo una fuerza imparable, ahora también en el mundo del entretenimiento.

La historia de 50 Cent es un recordatorio de que, a veces, la adversidad es el catalizador para el éxito. De ser un joven atrapado en la violencia de las calles, pasó a ser un ícono cultural y un magnate empresarial. Su legado no solo se mide en discos vendidos o contratos firmados, sino en la capacidad de reinventarse una y otra vez, desafiando las expectativas y demostrando que, en sus propias palabras, “Get Rich or Die Tryin’” no es solo un título, sino una filosofía de vida.

Curtis Jackson, el hombre que sobrevivió a nueve disparos, no solo vivió para contarlo, sino que construyó un imperio. Y aunque su música ya no es el centro de atención, su nombre sigue resonando en cada rincón del mundo. Porque, al final, 50 Cent no es solo un rapero; es un símbolo de resiliencia, ingenio y el inquebrantable deseo de triunfar.