La pequeña Federación de San Cristóbal y Nieves emergió como un punto popular para las vacaciones de celebridades, gracias en gran parte a su rica historia y vibrante cultura que acompaña sus espectaculares playas y cálido sol.
La diminuta nación de islas gemelas, con una historia fascinante pero brutal de guerras entre colonos franceses y británicos, se convirtió en la nación independiente más pequeña del hemisferio occidental en 1983. Entre sus visitantes ilustres han estado Beyoncé, John Travolta, Kevin Bacon, Catherine Zeta-Jones y Mel Gibson.
Qué hay en San Cristóbal y Nieves
En el centro de este escenario turístico se encuentran plantaciones de caña de azúcar transformadas en atracciones turísticas, ahora envueltas en ruinas pintorescas que narran siglos de producción de azúcar y ron. La economía de las islas evolucionó para dedicarse a recibir visitantes diariamente.
Liamuiga Natural Farm, ubicada en las estribaciones de Phillips Mountain, ofrece una experiencia culinaria excepcional. Los comensales pueden disfrutar de una comida farm-to-table con productos locales. “Se nos advirtió que tomáramos un desayuno ligero, con todo indicio que esta sería una experiencia culinaria inolvidable”, indicó el periodista Josie Clarke cuando visitó el lugar. El guía local Kerryn “Tiem” Williams añadió con una gran sonrisa: “Perdón por alejarlos de la playa, pero creo que les va a gustar”.
La experiencia en Liamuiga Natural Farm incluye platos como huevos al curry, ratatouille de berenjena, mermelada de papaya en panqueques de calabaza y wraps de frutas y vegetales, todo servido en hojas de plátano. El café proviene de granos cultivados en el sitio. Además, los visitantes suelen comer maníes frescos arrancados de la tierra y prueban sopa de vegetales con platos de pescado y pollo.
Clarke relató que durante su viaje a las islas, los exploradores del Wingfield Estate descubrieron los secretos de la selva, guiados por el experto local O’Neil Mulraine. Durante una hora, pudieron aprender sobre las plantas y sus beneficios medicinales, frutas de temporada, y escuchar los sonidos de los grillos, sapos, ranas arborícolas verdes y monos.
El recorrido culmina en Wingfield, el lugar más antiguo de producción de ron en el Caribe, que data de 1681 y ahora es operado por la Old Road Rum Company. Los turistas pueden disfrutar de un ponche de ron y un tour por las ruinas preservadas, incluyendo la casa de ebullición, un horno de cal, casa de molinos y un sistema de acueducto.
El hotel Belle Mont Sanctuary Resort en Kittitian Hill, situado a unos 300 metros sobre el nivel del mar, ofrece cabañas y villas con piscinas infinitas. Allí, los huéspedes pueden agarrar y comer frutas de cualquiera de los árboles cercanos. La cena incluye especialidades como frituras de pescado salado y chips de banano verde, papas dulces y fruta del pan, preparados por el chef local Telsa Johnson.
Nieves, la isla vecina, también atrae a los visitantes con su paisaje vibrante a solo 3 km de San Cristóbal. Tras abordar un catamarán y realizar una parada para practicar snorkel, los visitantes pueden llegar a Pinney’s Beach y al popular Sunshine’s Bar and Grill. Este lugar, originalmente una parrilla manejada por un solo hombre, ahora es un punto de encuentro que se especializa en mariscos locales y el famoso cocktail Killer Bee.
El Park Hyatt St. Kitts, ubicado en Banana Bay, con sus arenas blancas y aguas cristalinas, ofrece unas vistas espectaculares de Nieves. Este hotel homenajea su ubicación con el lujoso spa Sugar Mill, cuyas lociones de tratamiento contienen jengibre, lima, caña de azúcar y coco, y en sus restaurantes destacan platos locales. Sin dudas, si existe la oportunidad, San Cristóbal y Nieves es una experiencia que vale la pena vivir.