Inés Arredondo, entre la tradición y la modernidad de una escritora en el siglo XX

Inés Arredondo es una de las figuras más relevantes de la literatura mexicana del siglo XX gracias a su obra característica de temas profundos y controversiales para su época. Es por ello que se le considera de las mejores escritoras mexicanas de todos los tiempos.

Aunque no se necesita un motivo exacto para acercarse a sus escritos, un buen pretexto para iniciar en su literatura es recordarla por su natalicio, el 20 de marzo. En la que fue catalogada por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) como una “magnífica obra cuentística”, se encuentran temas como el erotismo, la locura, la muerte así como un gran cuestionamiento a los valores tradiciones —que parecieran resurgir a nivel global en forma de tendencias de redes sociales como las tradwives o las “mujeres de alto valor”.

Nacida el 20 de marzo de 1928 en Culiacán, Sinaloa, y nombrada como Inés Amelia Camelo Arredondo, tuvo una inquietud por las letras desde muy joven. “El amor por las palabras y los libros lo manifesté como a los 4 años, cuando empecé a leer. Y como premio, una Navidad mis padres me regalaron la preciosa enciclopedia de tomos, El tesoro de la juventud, que se convirtió en una fuente invaluable de información para mi apetito intelectual que cada vez crecía más”, rescata el artículo Inés Arredondo: La mujer, la escritora, publicado en el diario Noroeste en 2015.

Su formación académica en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) le permitió entrar en contacto con escritores y pensadores influyentes, lo que contribuyó al desarrollo de su estilo literario. Arredondo no solo estudió Letras Hispánicas, sino también arte dramático y biblioteconomía, disciplinas que complementaron su enfoque narrativo y crítico, según una semblanza de la Secretaría de Cultura.

Gracias a una búsqueda constante de expresión y reflexión, participó activamente en los círculos literarios de su época, como lo fue la Generación de Medio Siglo. A lo largo de su carrera, se desempeñó como redactora, investigadora y docente, impartiendo clases en la Escuela de Teatro de Bellas Artes y la Universidad Iberoamericana.

El deseo femenino, la sumisión, la violencia y la muerte, todos eran temas tabú en el siglo XX. Sin embargo, Arredondo habló sobre eso en sus textos. El ensayo “¿Y por qué es para siempre?”, de la escritora Priscila Palomares, se menciona que la escritura de Inés es introspectiva y psicológica, con personajes complejos que se debaten entre la moral y sus impulsos más oscuros.

Uno de los temas recurrentes en su obra es la lucha interna de las mujeres en una sociedad que las oprime, situación que ella misma enfrentó en un entorno dominado por figuras masculinas.

“Nunca escribí para ganar premios, méritos ni reconocimientos. No escribí por escribir. Busqué las palabras precisas que le dieron sentido a mi vida”, menciona el texto Inés Arredondo: La mujer, la escritora. “No soy feminista, porque ¡soy muy feminista! Porque creo que el papel de la mujer no tiene por qué pelear frontalmente el suyo al hombre”, rescata el ensayo de Priscila Palomares y agrega que la sinaloense era consciente de las desigualdades por género y las plasmó en su escritura. “Tenía una postura ambiciosa, quería ser el mejor narrador de su generación; sí, el mejor en masculino”.

Entre sus obras más destacadas se encuentran La señal (1965), donde explora la fragilidad humana a través de personajes que se enfrentan a situaciones límite; Río subterráneo (1979), que es considerada su obra maestra a través de un conjunto de relatos que profundizan en la psique de los personajes y sus luchas internas; y Los espejos (1988), en la que retoma la temática de la identidad y la percepción de la realidad, con un lenguaje refinado y simbólico.

A lo largo de su carrera, recibió importantes reconocimientos, como el Premio Xavier Villaurrutia en 1979 por su libro Río subterráneo. Su obra ha sido objeto de numerosos estudios y análisis, lo que reafirma su relevancia dentro de la literatura hispanoamericana.

Inés Arredondo formó parte de la llamada Generación de Medio Siglo, un grupo de escritores mexicanos que emergieron en los años cincuenta y sesenta, caracterizados por su interés en renovar la narrativa nacional. Junto a autores como Juan García Ponce, Salvador Elizondo, Sergio Pitol y Rosario Castellanos, Arredondo exploró nuevas formas de expresión literaria, alejándose del realismo social dominante en décadas anteriores.

Los escritores de esta generación se enfocaron en el mundo interior de los personajes, incorporando elementos filosóficos y psicológicos en sus obras. Arredondo, en particular, aportó una perspectiva única al representar la subjetividad femenina y sus contradicciones, lo que la diferenció dentro del grupo. Su literatura se nutrió del existencialismo y el simbolismo, generando relatos que invitan a una profunda reflexión sobre la condición humana.

A pesar de que la Generación de Medio Siglo estuvo compuesta en su mayoría por hombres, Arredondo logró consolidarse como una de las voces más importantes del grupo. Actualmente, Inés Arredondo es recordada no solo por su talento literario, sino también por su valentía al abordar temas que pocos se atrevieron a explorar en su tiempo.