El proyecto “Jóvenes Agentes de Cambio” que han desarrollado en conjunto Fundación MetLife México y la ONG Ashoka busca transformar la educación en comunidades vulnerables de México. Esta iniciativa, que comenzó en 2021 —y tuvo su origen en lo que pudieron observar durante la pandemia—, tiene como objetivo empoderar a estudiantes y docentes para que identifiquen problemáticas locales y desarrollen soluciones innovadoras que impacten positivamente en sus comunidades.
“Nos dimos cuenta de que la educación no podía ser igual para todos, cada contexto tiene formas distintas de aprender”, explica Nalleli García, directora de Sostenibilidad de Fundación MetLife México. Y continúa: “Queríamos un proyecto que no solo se quedara en infraestructura, sino que lograra incidir en la forma en que los estudiantes se apropian de su aprendizaje”.
Por su parte, Brenda Villegas, líder de la iniciativa Children and Youth de Ashoka, destacó que el proyecto busca cambiar paradigmas en el sistema educativo: “Hemos cocreado una visión común con más de treinta organizaciones, articulando esfuerzos para fomentar una cultura de aprendizaje basada en la empatía y la agencia de cambio”.
La colaboración incluye la participación de estudiantes, docentes, instituciones gubernamentales y organizaciones sociales, creando un modelo donde todos los actores tienen un rol activo. Fundación MetLife México financió el proyecto, Ashoka diseñó las herramientas pedagógicas y la Subsecretaría de Educación Media Superior del Estado de México facilitó la implementación en el subsistema de Telebachillerato Comunitario.
El impacto del telebachillerato
El subsistema educativo del Telebachillerato Comunitario fue elegido como el espacio ideal para implementar el proyecto debido a su enfoque en atender comunidades rurales con recursos limitados. “Los telebachilleratos trabajan en contextos complicados, a veces en casas prestadas o sin infraestructura adecuada, pero tienen un impacto profundo en las comunidades”, señaló Humberto Mireles, coordinador regional del subsistema.
En este modelo, los estudiantes desarrollan proyectos comunitarios que abordan problemáticas locales desde el tercer semestre. “Lo que buscamos es que los alumnos identifiquen problemas en su entorno y diseñen propuestas que tengan un impacto social real”, explicó el coordinador. Estas actividades no solo promueven el aprendizaje significativo, sino que también fortalecen habilidades como el liderazgo y el trabajo en equipo.
Un plan de tres años con evaluación y objetivos claros
El proyecto fue diseñado para que se implementara en tres fases. En el primer año, se convocó a las organizaciones sociales, con quienes se desarrolló una guía de mejores prácticas educativas. “Identificamos habilidades clave para fomentar la agencia de cambio y creamos herramientas que pudieran ser adaptadas a diferentes contextos”, explicó Nalleli García.
Al año siguiente, se realizó un piloto con 120 docentes del subsistema de Telebachillerato en el Valle de Toluca y el Valle de México. Los docentes participaron en talleres para apropiarse del concepto de agencia de cambio y aplicarlo en sus aulas. “Es fundamental que los docentes encuentren valor en este enfoque, porque ellos son quienes lo trasladan a los estudiantes”, Brenda Villegas, de Ashoka.
El tercer año, que está en pleno funcionamiento, se enfocará en la replicación del modelo y busca alcanzar a más de 1.400 docentes y personal educativo. Este crecimiento incluye la firma de un convenio con la Subsecretaría de Educación para expandir las herramientas del proyecto a otros subsistemas educativos. “Cada etapa tuvo objetivos claros, que evaluamos de forma anual para ajustar y mejorar las estrategias”, añadió García, de MetLife México.
En primera persona, el impacto en los estudiantes
El testimonio de Dayna Barrón, exalumna del Telebachillerato Comunitario número 469 en Tlalnepantla, da un preciso ejemplo de cómo este proyecto impacta en los estudiantes. A partir de un primer diagnóstico comunitario —fase requerida en su formación—, la institución identificó que la violencia era una problemática grave, que, sin embargo y lamentablemente, era percibida como normal en su entorno. “No veíamos la magnitud del problema porque estábamos acostumbrados a vivir en esa realidad”, explicó la estudiante.
Dayna y su grupo de compañeros diseñaron un proyecto innovador para prevenir y concientizar sobre la violencia escolar utilizando las redes sociales como principal herramienta para vehiculizar la problemática. “Nos dimos cuenta de que las pláticas tradicionales no estaban funcionando, así que decidimos hacer algo que realmente conectara con los jóvenes”, agregó.
El proyecto incluyó la creación de podcasts, cortometrajes y recopilaciones de relatos bajo el lema “Voces juveniles, donde tu voz no es vulnerable”, los estudiantes perseguían el objetivo de dar espacio a los jóvenes para expresarse y ser escuchados. “Trabajábamos como ‘infiltrados’ en otras escuelas, creando lazos con los estudiantes para entender sus contextos y generar contenido relevante”, señaló.
Gracias a este enfoque, lograron alcanzar más de 72,000 impresiones en redes sociales, una cifra significativa para un equipo que empezó con apenas cinco seguidores. “Con que una sola persona reciba el mensaje y cambie su perspectiva, ya es un avance enorme”, reflexionó Dayna. Su experiencia refleja cómo el proyecto impulsa a los estudiantes a convertirse en agentes de cambio, logrando transformaciones tanto en sus comunidades como en sus propias vidas.