Cuando Tesla empezó a evaluar la posibilidad de llevar su planta a Monterrey, Tom Zhu hizo una visita al Tec. El hombre que ha sido señalado como el sucesor de Elon Musk quería conocer cómo era la universidad que suele actuar como marca identitaria de la ciudad, antes de anunciar un posible desembarco en territorio regio.
Llegó un viernes a las siete de la tarde y el encargado de recibirlo fue Mario Adrián Flores, director general del campus. “En vez de ponerle un Power Point”, recuerda Flores, “lo llevé con unos alumnos que estaban haciendo un auto autónomo eléctrico”. Zhu estuvo un buen rato hablando con los estudiantes, se sorprendió que todo —los componentes, el software, el diseño de los algoritmos— fuera desarrollo interno, y hasta quiso “robarse” a algunos de los chicos para la compañía. Después fueron a la biblioteca y Zhu se sorprendió de que él lugar estaba lleno. Que el Número Dos de Tesla se sorprenda ¡dos veces! indica algo.
—Los trajiste porque sabías que yo venía —le dijo a Flores.
Pero era época de exámenes y los chicos estaban preparando las materias. Tenían esa mezcla de vitalidad y nervios tan contagiosa. Hay algo del orden del orgullo en esos estudiantes que va más allá de la necesidad del lucimiento personal. Es una suerte de inquietud compartida por el descubrimiento, por el desafío permanente. Como diría Roberto Arlt: “El futuro es nuestro por prepotencia del trabajo”.
El vestigio del futuro
Cada universidad de Latinoamérica tiene una impronta. Cualquiera podría definir el espíritu de la UBA, la UNAM, en la UTN, la de los Andes. Aquí, en el campus del Tec, la sensación es que se construye el futuro. El campus es un organismo vivo en pleno desarrollo, donde pasan alrededor de 20.000 alumnos y casi 7.000 docentes. Es un laboratorio a cielo abierto donde el objetivo es la innovación. Y con ese objetivo acaban de inaugurar un nuevo edificio que, esperan, será tan emblemático como el Centro de Tecnología Avanzada para la Producción (el CETEC) o, como se lo conoce en afectuosamente, “El Servilletero”.
—El nuevo edificio se llama Expedition —dice Flores— porque todos los proyectos que se hagan allí van a ser expediciones. Algunas conocidas y otras desconocidas.
El Expedition FEMSA (tal es su nombre oficial) es la priedra basal del nuevo distrito de innovación que diseña el Tec y que tendrá un crecimiento proyectado con un Hub de Innovación en 2026. El edificio fue diseñado por el estudio Sasaki, de Boston, que, entre otros proyectos, se encargó del centro de investigación y desarrollo de Microsoft en New England, el puerto de Dubái y la biblioteca de la Universidad de Xinyang, China. El edificio tiene 22.000 metros cuadrados distribuidos en siete plantas; cada una con un propósito específico.
—Va a haber 31 laboratorios —se entusiasma Flores— con grupos multidisciplinarios que se ocuparán de al menos tres problemas: el futuro de la educación, la vida factible en el planeta en los próximos cien años y la atención a una vida más saludable, por lo que también va a estar el Instituto de Obesidad.
En la presentación, que se hizo el lunes 2 diciembre bajo una insistente cortina de agua, los referentes del Expedition iban vestidos con unas remeras blancas y unas camperas deportivas celestes, asemejando el uniforme de los astronautas. La llegada a la luna: esa es la metáfora que sostiene todo el proyecto. Van a trabajar futuristas, va a estar el Instituto de Empresas Conscientes y el Centro para el Futuro de las Ciudades; va a haber proyectos de sostenibilidad, y de reducción de la huella de carbono. Y, como si fuera un producto de la imaginación de Philip K. Dick, tiene un cerebro de inteligencia artificial que va a poder interactuar con los visitantes.
El edificio está construido en desniveles para fomentar que en las escaleras haya cruces entre investigadores y estudiantes. Y también entre vecinos. Es que habrá una parte abierta al público con una “Science Gallery” —una de las ocho que hay en el mundo— para democratizar la ciencia y la investigación. Un dato importante es que el Expedition queda dentro del campus, pero fuera del perímetro cercado, como está la instalación “Espíritu de la Luz”, de James Turrell, para sostener el espíritu de intervenir activamente en la comunidad.
Habrá crecido un tallo en el nogal
“Los vecinos son muy importantes”, dice Flores, que es consciente del impacto que el Tec provoca en la ciudad y, particularmente, en la zona lindera al campus. Para evitar rumores e incertidumbre, la universidad mantiene contacto con representantes del barrio a quienes los mantienen informados y les cuentan las novedades y los próximos pasos de un plan de urbanización que prevé cambios en los próximos diez años.
La ciudad, de hecho, ha cambiado en los últimos tiempos gracias a cierta intervención del Tec. Había continuos casos de inseguridad; había bandas rivales que asolaban la zona y hasta fue motivo de debate mudar el campus. Pero la decisión fue la contraria: intervenir más en el espacio público, crear el DistritoTec, abrir calles, poner un nuevo alumbrado, sacar la universidad a la calle. Por eso hoy, el Expedition, este nuevo edificio insignia, está ahí afuera, cerca de la gente.
—Ahora queremos llevar un proyecto de DistritoTec a Campana Altamira, un barrio que está en unos cerritos cerca de aquí, a menos de un kilómetro del campus, donde el 96% de personas está en la pobreza —dice Flores—. Yo sé que es difícil de entender y que hay quienes se preguntan por qué lo hacemos, qué buscamos. Pues que le vaya bien a la comunidad, porque si le va bien a la comunidad cuidamos esta esta zona. Hace diez años, mucha gente mala se refugiaba en esa zona, y hubo una balacera muy fuerte y llegaron hasta el túnel del campus. Tenemos que hacer algo. No podemos quedarnos en nuestra burbuja.
—¿Cómo es la relación con los gobiernos? Teniendo en cuenta que un mandato puede durar cuatro o seis años y el Tec ha cumplido ochenta.
—No importa el color del partido, nuestro compromiso es vincularnos con el gobierno. Primero, porque los necesitamos. Porque muchos de estos proyectos requieren permisos. Y luego porque somos actores muy importantes en las propuestas. Ahora está el proyecto de una línea de metro frente al campus y nosotros hemos intervenido con algunos estudios para darles más información, para hacer que la decisión sea la más adecuada. La relación con los gobiernos es muy importante. Depende del estilo del alcalde: a veces avanzamos rápido, otras nos tardamos más. Pero cuidamos mucho la relación. El nuevo alcalde de Monterrey, Adrián de la Garza, visitó hace unos días el campus con todo su equipo. Hacemos una labor muy fuerte de integración para el beneficio de la ciudad.