Las matemáticas son frecuentemente consideradas una materia difícil de aprender en México y otros países de América Latina, lo cual queda en evidencia en estudios -nacionales e internacionales- que revelan bajos resultados de los estudiantes en esta asignatura.
De acuerdo con la prueba de PISA 2023, México obtuvo 395 puntos , lo que representa una disminución de 14 puntos respecto a los 409 puntos que obtuvo en 2018; lo anterior colocó al país azteca en el tercer lugar más bajo entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En general, América Latina obtuvo resultados más bajo que el resto de regiones evaluadas.
La enseñanza de las matemáticas en México ha enfrentado históricamente desafíos importantes, dado que a menudo se prioriza la memorización de fórmulas sobre la comprensión profunda de los conceptos, lo cual limita la capacidad de los estudiantes para aplicar los conocimientos matemáticos tanto en contextos prácticos como teóricos. Además, la falta de una pedagogía adecuada y la insuficiente formación especializada de los docentes representan obstáculos críticos para mejorar la calidad del aprendizaje.
Angelina Alvarado Monroy, doctora en Educación Matemática y maestra en Ciencias, conversó con Infobae para abordar cuál es el camino que debe tomar esta disciplina y qué retos tiene en el camino.
Un enfoque integral de las matemáticas
Angelina Alvarado cursó su licenciatura en Matemáticas Aplicadas en la Universidad Juárez del Estado de Durango y posteriormente continuó con una maestría en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en el área de Topología. Finalmente, realizó un doctorado en Educación Matemática en la Universidad de Salamanca en España. Como profesora e investigadora a tiempo completo desde 2001, en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Juárez del Estado de Durango, ha dedicado su carrera a mejorar las prácticas pedagógicas en el aula.
Alvarado explicó que su motivación para incursionar en la educación matemática nació de la necesidad de actualizar los métodos de enseñanza para que reflejen la realidad cambiante del mundo actual. “Los métodos con los que enseñamos en el aula las prácticas pedagógicas, pues no, no se corresponden con la con la realidad,” dijo Alvarado durante la entrevista. La profesora enfatizó que la enseñanza tradicional de matemáticas a menudo está desconectada de otras disciplinas y de su aplicación práctica en la vida real. “Se necesitan formar ciudadanos que sean constructivos, reflexivos y que puedan leer la realidad,” recalcó apuntando a la importancia de métodos pedagógicos integrados.
“Las clases estaban diseñadas para unos cuantos”, dijo Alvarado Monroy sobre el modelo de enseñanza tradicional basado en clases expositorias y magisteriales, las cuales sólo son efectivas para quienes tienen habilidades específicas, como memoria privilegiada o destreza en cálculos rápidos. “¿Qué pasa con quienes no cumplen esos requisitos? Quedan rezagados, porque no se les ofrece un contexto motivador ni oportunidades para construir su propio conocimiento”, señaló la también profesora a tiempo completo de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Juárez del Estado de Durango. Para Alvarado, el desafío está en diseñar aulas donde todos los estudiantes, sin importar sus capacidades iniciales, puedan participar.
Uno de los ejes de su propuesta es el enfoque STEM integrado, una aproximación a fomentar la interacción entre disciplinas. Alvarado ilustró cómo, al estudiar las matemáticas detrás de una artesanía tradicional, los estudiantes pueden analizar su diseño, calcular costos y explorar estrategias para mejorar su comercialización. Por consecuencia, los estudiantes y futuro profesionales desarrollan competencias técnicas y consiguen motivación para vincular el aprendizaje con cuestiones personales y sociales, por ejemplo, abordar problemáticas del cambio climático o analizar procesos culturales en comunidades indígenas, permiten a los estudiantes aplicar conocimientos de diversas áreas para proponer soluciones integrales.
“Estas metodologías no solo promueven conocimientos técnicos, sino que también desarrollan habilidades socioemocionales como la persistencia, la colaboración, la tolerancia a la frustración y la creatividad”, afirmó. Según Alvarado, estudios recientes, incluidos los de la OCDE, evidencian que estas aproximaciones forman ciudadanos más reflexivos y preparados para enfrentar desafíos globales.
La doctora en Enseñanza Matemática consideó que uno los desafíos actuales en la enseñanza de esta asignatura está en la motivación de los estudiantes para enfrentar problemas complejos. “El desafío es buscar esas situaciones, esos problemas que podamos abordar y que podamos crear necesidades intelectuales,” comentó y afirmó que estas prácticas motivan la colaboración entre estudiantes y promueven un aprendizaje más integral. En su opinión, la modelación matemática y los proyectos colaborativos son esenciales para unir las matemáticas con otras disciplinas y para resolver problemas reales.
Más allá de las matemáticas: las habilidades socioemocionales
Aunque a menudo se asocian las matemáticas con lógica y rigor, Alvarado Monroy subrayó que también pueden ser una herramienta para desarrollar habilidades socioemocionales. “La persistencia, la tolerancia a la frustración, la empatía y la colaboración son fundamentales en la formación integral de una persona, y estas habilidades pueden cultivarse en las aulas de matemáticas”, explica.
El problema, según la docente, radica en la cultura de la inmediata, donde los estudiantes esperan respuestas rápidas y soluciones automáticas. “Hoy queremos que todo sea inmediato, pero las matemáticas nos enseñan que algunos problemas requieren tiempo, reflexión y colaboración para resolverse. Esta es una lección que trasciende el aula”, reflexiona.
Las habilidades socioemocionales no solo enriquecen la experiencia educativa, sino que también preparan a los estudiantes para afrontar desafíos globales. “La capacidad de dialogar con personas de otras culturas, valorar diferentes perspectivas y colaborar en equipo son competencias esenciales en el siglo XXI”, añade.
Retos y futuro de las matemáticas en la era digital
Al mirar hacia el futuro, Alvarado identifica dos retos clave para las matemáticas: integrar su enseñanza con otras disciplinas y adaptarse a un mundo profundamente digitalizado. “El conocimiento está a disposición de todos, pero necesitamos formar a estudiantes que sepan usarlo críticamente”, advierte.
En carreras emergentes como la inteligencia artificial y la ciencia de datos, la matemática es indispensable, pero no suficiente. “Estas áreas también requieren humanidades como la filosofía o la sociología para evitar sesgos en el desarrollo tecnológico. Por ejemplo, si una inteligencia artificial no considera la perspectiva de género, perpetuará desigualdades”, argumenta.
En cuanto al futuro del STEM en un mundo cada vez más digitalizado, Alvarado sostiene que aunque las matemáticas son cruciales, su efectividad depende de su integración con otras disciplinas, incluidas las humanidades. “Las matemáticas por sí solas no pueden ser la carrera del futuro,” advierte, argumentando que campos como la inteligencia artificial requieren una sólida base matemática combinada con conocimientos de disciplinas como la filosofía y sociología para evitar sesgos en el desarrollo de nuevas tecnologías.
Matemáticas y perspectiva de género, una brecha a cerrar
Un aspecto central en la visión de Alvarado es la necesidad de aumentar la participación femenina en STEM. Aunque en México el 40% de las mujeres ya están en estas áreas, considera que la cifra sigue siendo insuficiente. “Las mujeres aportan habilidades únicas, como la creatividad, la persistencia y el cuidado en sus producciones, que enriquecen el campo”, señala.
Un ejemplo de ello son los estudios recientes que muestran cómo las mujeres destacan en capacidades creativas al resolver problemas, aunque estas habilidades no siempre son visibilizadas en entornos educativos tradicionales. “El diseño de las clases y proyectos de ingeniería muchas veces no incluye la perspectiva de género, y eso limita el potencial de las mujeres”, advierte.
De la exposición a la acción
Al finalizar la entrevista, Angelina Alvarado lanzó un llamado a docentes y profesionales de la educación para abandonar prácticas tradicionales y apostar por enfoques integrales que promuevan la inclusión, el diálogo y la innovación. “La educación debe conectarse con la realidad y las problemáticas de las nuevas generaciones. Solo así formaremos ciudadanos críticos, constructivos y capaces de transformar su entorno”, concluye.
“No es que dejemos de lado el conocimiento, sino que decimos el conocimiento está ahí, entonces necesitamos también desarrollar este espíritu de colaborar,” sentenció. Sostuvo que la colaboración interdisciplinaria es indispensable para abordar efectivamente los problemas actuales y futuros.
El mensaje de Alvarado es claro: las matemáticas y la educación STEM tienen el poder de ser herramientas de cambio social, pero requieren de un enfoque renovado que ponga en el centro tanto a las personas como a los problemas que enfrentan.