En el marco del V Seminario de Innovación Educativa organizado por Ticmas en Ciudad de México, el panel titulado “Innovación educativa: casos y oportunidades” reunió a expertos para reflexionar sobre los desafíos y posibilidades que ofrece la innovación en el ámbito educativo. Participaron Juan Manuel González, Director General de Enseña por México; Anayantzi Aldrete, Project Manager de la Fundación Chingos de Impacto; y Paula Pastor Flores, Directora General de Junior Achievement México.
La conversación se centró en torno a analizar cómo las iniciativas de las organizaciones pueden adaptarse a las realidades locales, fortalecer la participación docente y aprovechar la tecnología para impactar positivamente en estudiantes y comunidades. Juan Manuel González fue quien abrió el debate y subrayó la importancia de considerar las particularidades de cada entorno. “Nosotros trabajamos en doce estados de la República Mexicana. En algunos casos estamos en contextos urbanos, pero también en zonas muy rurales, como la sierra nororiental de Puebla o Yucatán, y algo que aprendimos es que la innovación no puede ser un concepto general. No se trata de llevar soluciones que funcionaron en otro lugar y esperar que aquí generen el mismo impacto. Cuando permites que los miembros de la comunidad sean quienes definan qué es innovador, es cuando lográs resultados reales”.
González contó cómo, en los primeros años de trabajo, su organización cometió algunos errores al intentar implementar proyectos sin ajustarlos a las características de cada región. “Llevamos antenas y dispositivos tecnológicos pensando que eso era lo que hacía falta en una comunidad. Después evaluamos y descubrimos que no hubo cambios significativos en los aprendizajes. Lo que entendimos es que no basta con tener tecnología avanzada. Si no se adapta al contexto, no es funcional, y deja de ser innovación. A partir de ahí cambiamos nuestra estrategia”.
Por su parte, la cordobesa Paula Pastor Flores, que lleva tres años viviendo en México, abordó el desafío de equilibrar las expectativas de los patrocinadores con las necesidades de las comunidades. “Trabajamos con niños y jóvenes de entre cinco y veintinueve años, y algo que siempre tenemos presente es que la innovación debe responder a las realidades concretas de quienes van a recibirla. Muchas veces las organizaciones sociales caemos en el error de priorizar lo que quiere el donante. Pero si no se considera lo que realmente necesitan los beneficiarios, el impacto es mínimo. La innovación ocurre cuando se encuentras el punto de encuentro entre las expectativas del patrocinador, lo que sos como organización y lo que realmente necesita la comunidad”.
Junior Achievement México ha impulsado recientemente un programa de microcredenciales en inteligencia artificial en alianza con Microsoft, Accenture y LinkedIn Learning. Según Pastor, estas certificaciones permiten a los jóvenes adquirir herramientas útiles de forma rápida y efectiva. “La educación no tiene que ocurrir exclusivamente dentro de las escuelas o universidades. Una carrera puede tardar cuatro años, pero en ese tiempo la tecnología cambia cien veces. Nosotros proponemos un aprendizaje ágil que permita a los chicos estar preparados para un mundo que cambia constantemente. Con estas microcredenciales, no solo aprenden habilidades técnicas, sino que también están mejor preparados para enfrentar los retos del mercado laboral o incluso para emprender”.
Anayantzi Aldrete, de la Fundación Chingos de Impacto, hizo hincapié en el papel fundamental de los docentes como agentes de cambio en el sistema educativo. “Trabajamos a partir de tres ejes: educación, emprendimiento y empleabilidad. En educación, nos enfocamos en implementar aulas digitales y en capacitar a los maestros. Muchas veces los docentes, aunque sean jóvenes, siguen utilizando métodos tradicionales porque es lo que conocen. Lo que buscamos es ayudarlos a perder el miedo a la tecnología y mostrarles cómo puede facilitarles la vida y mejorar la experiencia de aprendizaje para sus alumnos”.
En una experiencia reciente, la Fundación Chingos de Impacto donó a una escuela un aula digital con contenidos de Ticmas y ofreció acompañamiento a los maestros para su implementación. Aldrete señaló que, las primeras resistencia se vencieron por el entusiasmo de los alumnos, que terminó por cambiar la actitud de los docentes. “Un maestro nos contó que los chicos llegaban emocionados, conectaban los dispositivos y ya sabían usar las contraseñas. Ese tipo de apropiación es lo que queremos generar. No es solo que aprendan tecnología, sino que entiendan que pueden usarla para transformar su realidad”.
Sin embargo, los panelistas coincidieron en que convencer a los docentes de adoptar enfoques innovadores no es tarea fácil. Pastor explicó que muchas veces los maestros perciben estos cambios como una carga adicional. “Podés tener el apoyo del secretario de Educación, del director, de todos los niveles administrativos, pero llegás a la escuela y el docente te dice: ‘¿Para qué? Esto me va a dar más trabajo’. Ahí está el reto. Tenemos que mostrarles que no venimos a reemplazarlos ni a complicarles la vida. Al contrario, buscamos que se sientan potenciados. La tecnología puede facilitarles muchos aspectos de su trabajo, pero lo que no reemplaza es la relación humana con los alumnos. Si logramos que vean eso, es mucho más fácil que se sumen”.
González, en tanto, sostuvo que la clave para involucrar a los docentes está en trabajar con sus motivaciones profundas. “Lo que hacemos en Enseña por México es empezar por el liderazgo consciente. Antes de enseñarles una metodología, nos enfocamos en ayudarlos a identificar por qué hacen lo que hacen. Si logramos conectar con ese propósito, el impacto se sostiene en el tiempo. Transformar mentalidades es mucho más poderoso que enseñar una técnica”.
Aldrete complementó esta idea al destacar la importancia de combatir los sesgos inconscientes en el ámbito educativo. “Muchas veces, sin querer, los maestros esperan menos de los alumnos porque vienen de contextos vulnerables. Trabajamos para que se den cuenta de que cualquier niño, sin importar de dónde venga, tiene el mismo potencial. Si el docente lo cree, ese cambio se transmite a los chicos”.
La conversación también abordó las oportunidades que existen para fomentar la innovación en el sistema educativo. González señaló que, además de desarrollar habilidades técnicas, es crucial trabajar en las competencias socioemocionales. “En comunidades donde la violencia y el crimen son parte de la vida diaria, hablar de inteligencia artificial cuando los chicos no tienen herramientas básicas no tiene sentido. Pero tampoco podemos dejar de lado lo socioemocional, porque es lo que les permite conectar lo técnico con su realidad. Es un equilibrio difícil, pero necesario”.
Por último, Pastor destacó la importancia de transformar las ideas en acciones concretas. “Nos pasamos mucho tiempo hablando de innovación, pero la pregunta es qué hacemos con esas ideas. La tecnología puede ser una gran aliada, pero solo si se utiliza correctamente. Tenemos que enseñarles a los chicos a aprovecharla para construir su futuro, no solo para entretenerse”.
Al cierre del evento, los expertos coincidieron en que el verdadero cambio ocurre cuando las soluciones se construyen desde las comunidades y se implementan con un enfoque integral que involucre a estudiantes, docentes, familias y organizaciones. Este tipo de iniciativas son las que, a largo plazo, pueden transformar no solo la educación, sino también el tejido social en México.