¿Qué puede aportar la inteligencia artificial al desafío de la alfabetización? Ese fue el eje de discusión de la jornada “IA y alfabetización en Argentina: desafíos y oportunidades”, organizada por la Escuela de Educación de la Universidad Austral y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El evento reunió este miércoles en la sede porteña de la Austral a funcionarios, académicos, representantes de organismos internacionales, de empresas y de organizaciones de la sociedad civil para debatir sobre distintas dimensiones del impacto de la IA en educación.
Los aspectos éticos de la aplicación de la IA (que abarcan desde los sesgos hasta la privacidad de los datos de los estudiantes), la posibilidad de avanzar hacia sistemas educativos más “inteligentes” (con sistemas de alerta temprana para prevenir el abandono escolar, o con la capacidad para procesar grandes volúmenes de datos que aporten evidencia para las políticas), así como el desarrollo de herramientas de apoyo a la enseñanza (desde plataformas que sustituyan las tareas administrativas más rutinarias hasta la implementación de tutores automatizados que favorezcan la personalización del aprendizaje) fueron algunos de los tópicos que se repitieron durante las intervenciones.
En la apertura, Viviana Alva Hart, representante del BID en Argentina, señaló que la inteligencia artificial “tiene un gran potencial para reducir las desigualdades y acelerar la innovación”, y mencionó experiencias concretas en Chile, Colombia, México, Uruguay y Brasil. También señaló que el BID viene trabajando en “propuestas de normativas y buenas prácticas para garantizar un uso seguro” de las herramientas basadas en IA.
Alva Hart resaltó que el BID acaba de aprobar en conjunto con el Banco Mundial un préstamo de 300 millones de dólares para fortalecer la alfabetización inicial en el país durante los próximos cuatro años (como parte de una línea de crédito de hasta 1.000 millones de dólares). “El programa busca mejorar la enseñanza y oportunidades de aprendizaje en habilidades de lectura en la educación básica”, informó el BID en un comunicado. Prevé, entre otras cuestiones, fondos para la formación de 390.000 docentes, la ampliación de la jornada extendida, la entrega de libros para estudiantes de primaria, bibliotecas móviles y “cajas alfabetizadoras”.
El secretario de Educación, Carlos Torrendell, destacó que “la política nacional de alfabetización representa la idea de sociedad educadora en la que nosotros creemos como gobierno”, y explicó que surgió como efecto de un esfuerzo conjunto de la sociedad civil, el Consejo Federal de Educación, diputados y senadores, organismos internacionales y académicos. “Cuando encontramos causas que nos pueden unir, podemos integrarnos con audacia. Tenemos que hacer acuerdos para cambiar, no para que todo permanezca como hasta ahora”, definió Torrendell.
“La política de alfabetización nos ha ordenado a todos, nos enfocó en los aprendizajes fundamentales. Atraviesa todos los niveles del sistema educativo y nos permite trabajar como ecosistema”, subrayó Torrendell. También reconoció que “toda nueva tecnología trae nuevos desafíos al aula”, y mencionó dos ejemplos del siglo XIX: la irrupción de los libros y de la estadística como instrumento para gobernar el sistema educativo.
Julián Rodríguez, rector de la Universidad Austral, planteó en la apertura la necesidad de pensar la IA como una “catalizadora” de cambios que permitan acercar educación de calidad a todos los sectores, especialmente los más vulnerables, desde una perspectiva inclusiva. También citó a Aristóteles y resaltó el valor de la “prudencia” para reflexionar antes de actuar y poder tomar decisiones justas y equitativas. En línea con otras intervenciones, destacó el rol fundamental del docente para poder garantizar una educación de calidad.
Aportes de la IA para la alfabetización
El primer panel fue moderado por Santiago Bellomo, decano de la Escuela de Educación de la Universidad Austral. Allí Fernando Salvatierra, especialista de IIPE Unesco, señaló que la IA puede ampliar las oportunidades de aprendizaje y permitir una alfabetización “potenciada” en áreas como ciencias sociales, lectoescritura, idiomas y disciplinas STEAM. También enfatizó la necesidad de fomentar una “alfabetización digital continua” tanto en docentes como en estudiantes, así como en funcionarios y actores clave dentro del sistema educativo, tal como lo impulsa Unesco a través de sus marcos de competencias en IA para docentes y estudiantes.
Salvatierra destacó la necesidad de marcos regulatorios y mencionó que solo 20 países han avanzado en la creación de lineamientos éticos sobre el uso de IA, fundamentales para evitar que se profundicen las brechas. También dijo que estas políticas deberían contemplar “medidas de protección de datos y de transparencia en los algoritmos, para minimizar sesgos y proteger la privacidad de los estudiantes”. En el cierre de su intervención, Salvatierra defendió la necesidad de un enfoque de “humanismo digital” que ponga la tecnología al servicio de las personas.
María Rebeca Barrón Rodríguez, del Banco Mundial, destacó el impacto de la IA en el aprendizaje personalizado y ejemplificó con los “tutores” automatizados que mejoran habilidades de lectura, como Reading Coach de Microsoft o Read Along de Google. Sobre estas herramientas, Barrón Rodríguez consideró que “es crucial que estén fundamentadas en los aportes de la ciencia de la lectura y que preserven la privacidad de los estudiantes”. También subrayó que existe “bastante evidencia” sobre el impacto positivo de las tecnologías de aprendizaje adaptativo.
Barrón resaltó el potencial de la IA para “mejorar la práctica docente”, para apoyar la planificación de las clases o para aliviar la carga de tareas administrativas. Hizo un llamado a establecer “normas y reglas” para promover un uso responsable de la IA y sugirió “empoderar” a los actores escolares en la comprensión de estas herramientas. Al concluir, citó a Jorge Luis Borges para enfatizar la importancia de motivar a los estudiantes en el disfrute de la lectura: en esa tarea crucial, el rol de los docentes y las familias es irremplazable.
Mariano Narodowski, director del Área de Educación de la Universidad Torcuato Di Tella, explicó que a lo largo de la historia la tecnología ha simplificado continuamente el trabajo humano. Desde la Revolución Industrial, se ha acelerado el “desenfreno maquínico” y su impacto la vida cotidiana, que en el ámbito educativo abre la posibilidad de automatizar la gestión, la enseñanza y el aprendizaje. Narodowski afirmó que enseñar es un instinto humano básico, presente desde la infancia, y que evolucionó con diversas “tecnologías biológicas” (como el acto de señalar o la oralidad), luego con la escritura, y más adelante, con la imprenta, la escuela, las tecnologías digitales y las basadas en IA.
En este proceso histórico, Narodowski resaltó que la escuela transformó la lógica de la enseñanza de uno a uno hacia el modelo de uno a muchos, un cambio que surgió sin intervención política directa, dado que el Estado suele llegar tarde para “estatalizar” los cambios ya sucedidos. También señaló que el siglo XX marcó la aceleración de la automatización educativa, con desarrollos como las máquinas de enseñar de Skinner en el contexto de la carrera entre EE.UU. y la URSS. Actualmente, los tutores basados en IA como Khanmigo –de Khan Academy– marcan la continuidad de esa tendencia. Narodowski resaltó que, pese a que cada nueva tecnología educativa ha enfrentado resistencias –como ocurrió con la imprenta y la escuela misma–, luego esas novedades se fueron naturalizando.
El evento incluyó paneles sobre “analítica predictiva” para identificar estudiantes en riesgo de abandono (como los Sistemas de Alerta Temprana que utilizan provincias como Entre Ríos, Mendoza, Corrientes y Córdoba) y sobre “aprendizaje adaptativo” basado en la implementación de herramientas de machine learning que favorecen que cada estudiante siga su propio ritmo.
También hubo espacio para la conversación sobre experiencias regionales de utilización de la IA para la mejora de la alfabetización, la presentación de desarrollos locales e internacionales (por parte de empresas y organizaciones sin fines de lucro), así como un panel sobre iniciativas y planes diseñados desde los ministerios de educación provinciales, la Secretaría de Educación de la Nación y Educ.ar.
La jornada organizada por la Universidad Austral y el BID fue auspiciada por la Secretaría de Educación y por organismos internacionales como la OEI, el Banco Mundial, Unesco, Unicef y la CAF. También apoyaron varias empresas y fundaciones como Varkey, Santillana, Argentinos por la Educación y el Instituto Natura.