Paulina Campos, del Tec de Monterrey: “Las personas que siguen un aprendizaje continuo viven más, con más calidad y motivación”

En la antesala del V Seminario de Innovación Educativa de Ticmas, la vicepresidenta del Campus Ciudad de México del Tec de Monterrey analiza los desafíos del liderazgo en educación, la transformación del aprendizaje y el impacto social de la institución en su comunidad

Sabemos que, cuando las personas están en continuo aprendizaje, esto también de alguna manera hace que esa etapa la vivas con más calidad, más motivado, e inclusive puedas llegar a extender la longevidad

Fue una figura clave en el regreso seguro a las aulas tras la pandemia, donde lideró la estrategia de reapertura de los campus del Tec de Monterrey con un enfoque en el bienestar de la comunidad. Se llama Paulina Campos y actualmente, como vicepresidenta del campus de Ciudad de México, impulsa proyectos que buscan fortalecer la calidad académica y ampliar el impacto social de la institución.

En esta conversación con Ticmas, Campos comparte su visión sobre el modelo educativo del Tec a la vez que reflexiona sobre los desafíos de ser una mujer en un puesto directivo. La entrevista se realizó en el marco de las actividades previas al 5to. Seminario de Innovación Educativa de Ticmas, que el martes 12 de noviembre reunirá a referentes de educación, tecnología y responsabilidad social para debatir el futuro de la enseñanza en América Latina. [Más información del seminario].

Las mujeres siempre tuvieron un rol preponderante en Educación, pero todavía es poco habitual que lleguen a puestos jerárquicos. ¿Qué responsabilidades le impone ser una mujer en un cargo directivo? ¿Qué desafíos le plantea?

—Creo que, como mujeres, vivimos una gran era donde se han abierto estos espacios. Particularmente en el Tecnológico de Monterrey se ha hecho un gran esfuerzo para que haya más mujeres que ocupen posiciones de liderazgo basadas en su experiencia y profesionalismo. Por supuesto, yo siento una gran responsabilidad para seguir abriendo estos espacios y para que más mujeres puedan ocupar esta clase de posiciones. Vamos muy bien. Es una nueva etapa. Es cierto que en el sector Educación siempre ha habido gran presencia de mujeres docentes: qué mejor que aprovechar esa vocación y esa experiencia a lo largo de la historia.

El nuevo Tec va a estar completamente basado en la aspiración de que "la educación lo puede todo".

Hace unas semanas, Juan Pablo Murra asumió como nuevo rector del Tec. Es un hombre joven —y usted también es una vicepresidenta joven—. ¿Cómo esperan que sea el nuevo Tec?

—El nuevo Tec es un Tec comprometido con México y con nuestros estudiantes. Donde generamos un mayor impacto dentro de la Ciudad de México, pero también dentro del país y de la región de América Latina. Va a estar completamente basado en la aspiración de que la educación lo puede todo y en la creencia de que, a través de la excelencia académica, la generación de conocimiento relacionado a la investigación aplicada y los proyectos de impacto social se puede generar un Tec para las siguientes generaciones.

¿Ya hay proyectos que Murra empezó a delinear? ¿Hay ideas para el corto plazo?

—Justamente estamos trabajando en la estrategia hacia el 2030, que se va a dar a conocer a inicios del próximo año.

Hay un área del Tec que viene creciendo y es la que tiene que ver con el aprendizaje a lo largo de la vida. De hecho, hoy esa área genera muchos ingresos a la institución. ¿Cómo convive la educación tradicional de una carrera de cuatro o seis años, con la propuesta del lifelong learning?

—La educación es uno de los sectores que más se está modificando, con el cambio tecnológico, con las nuevas generaciones, etcétera. Para nosotros, parte de eso fue la implementación del modelo educativo Tec21, que se basa en competencias y en la resolución de retos reales. Antes creíamos que, cuando terminábamos la etapa profesional o el posgrado, ya habíamos terminado la educación. Eso ya no es así. Hoy tenemos que tener la capacidad de reinventarnos continuamente e incluso de empezar nuevas carreras profesionales. Esto nos obliga al aprendizaje continuo. Desde el modelo Tec21 hacemos mucho énfasis en aprender a aprender, y, ahora, con esta nueva área de aprendizaje para el futuro, hacemos un énfasis enorme en el aprendizaje para toda la vida. Una persona que empieza a educarse hoy tiene que tener la capacidad y la curiosidad de aprender nuevas habilidades y competencias.

¿Es una buena o una mala noticia tener que estar preparado para formarse continuamente?

—La verdad, es una gran noticia. Antes creíamos que, cuando iniciábamos la etapa del retiro, ya había menos desafíos u oportunidades. Hoy sabemos que las personas que están en un continuo aprendizaje viven con más calidad y más motivación. Incluso puede llegar a extender la longevidad. Nuestro fundador, Eugenio Garza Sada, tenía un lema: “La educación lo puede todo”. Ese es el lema con el que nos inspiramos.

Así como desarrollan competencias técnicas, puedan también desarrollar las competencias emocionales que les permitan alcanzar un equilibrio de vida

Hay un equilibrio difícil entre la exigencia académica y la ansiedad de los estudiantes. En el newsletter del Instituto para el Futuro de la Educación suelen publicar artículos sobre estos temas. ¿Cómo hace el Tec para no perder calidad, pero no llenar de presión a los estudiantes?

—Es una buena pregunta. Nosotros tenemos un modelo educativo integral. Cuidamos la parte académica: que nuestros estudiantes se sientan retados, que estén formados en competencias que los distingan en el mundo profesional, que adquieran los conocimientos técnicos, que sepan usar la tecnología —por supuesto, siempre con un sentido ético y de integridad—. Pero, también, con la misma relevancia, este modelo busca que alcancen un desarrollo emocional pleno. Tenemos un acompañamiento basado en mentores, con una gran cercanía hacia nuestros estudiantes. Porque, así como desarrollan las competencias técnicas, las competencias emocionales les van a permitir alcanzar un equilibrio no solo durante su etapa como estudiantes, sino en su vida futura. Hoy no concebimos un modelo educativo que no sea integral e incluya estas dos dimensiones.

¿Con qué autonomía puede moverse el campus de Ciudad de México respecto de los lineamientos que se dan desde Monterrey?

—La Ciudad de México concentra una enorme cantidad de talento. Me gusta una definición que dice que las ciudades más competitivas del mundo son aquellas que concentran el mejor talento. Ciudad de México tiene un imán para atraer este gran talento. Y a nosotros, como Tec de Monterrey, nos da mucho gusto tener esta presencia dentro de la Ciudad de México: somos la universidad privada con mayor escala dentro de la Ciudad de México; lo cual no es fácil en una ciudad con esta magnitud. Tenemos diferentes campus porque somos conscientes de la lógica urbana que requiere la presencia en distintas partes para estar cerca de la población. El Tec tiene años de experiencia con un modelo multicampus. Tenemos veintidós campus a lo largo del país. Se han definido los estándares de excelencia académica que nos distinguen, pero con la capacidad de adecuar las condiciones a las particularidades de cada ciudad. Así es como aquí tenemos un estándar del Tecnológico de Monterrey con la sensibilidad que necesita la Ciudad de México.

¿Cómo es la estrategia que desarrollan en Ciudad de México?

—Nuestra estrategia es muy clara: seguir fortaleciendo la calidad y excelencia académica, consolidando el modelo educativo Tec21. Dar un gran énfasis en la investigación aplicada: estamos rodeados de los ocho institutos nacionales de salud de más alta especialidad y trabajamos fuertemente en las iniciativas de investigación aplicada vinculadas a temas de salud y biociencias, apalancados en nuestras fortalezas de ingeniería. Ese es un ejemplo muy claro de cómo podemos trabajar vinculados a lo que requiere la Ciudad de México. Y, por otro lado, profundizar en los proyectos de impacto social.

El Tec de Monterrey es una institución privada que no tiene como único Norte el beneficio económico. Sin embargo, se busca que todos los programas que desarrollan sean autosustentables. Entonces, ¿cómo se piensa la iniciativa social?

—El Tec de Monterrey es una institución privada sin fines de lucro, todo se reinvierte en la propia institución, tanto para las iniciativas educativas como para las de investigación. En ese sentido, el Tec es una institución de la sociedad para la sociedad donde buscamos formar y transformar vidas y comunidades a través de nuestro propósito educativo y de la generación de conocimiento. Es una gran labor. Tenemos miles de iniciativas de proyectos sociales en distintos sectores. También estamos alineados a la agenda de ODS. Y tenemos proyectos sociales en los distintos campus que responden a las necesidades de las comunidades. Por supuesto, están las becas y los apoyos financieros para que haya más estudiantes que puedan venir a estudiar con nosotros. Desde los inicios del Tec esto ha venido creciendo y nuestra intención es mantenerlo para apoyar a los estudiantes que lo requieran.

En el barrio aledaño al campus de Monterrey hicieron el DistritoTec. Aquí están desarrollando…

—El Distrito Tlalpan.

Cuando un barrio se pone en valor, se da un proceso en paralelo, que es el de la gentrificación. Lo que termina impactando en que la vida se vuelve más onerosa para los locales.

—Es muy buen punto. Hay varios casos en donde se puede observar cómo ciertas zonas de las ciudades generan un desarrollo económico a raíz de las universidades que allí se encuentran. Podemos verlo en Boston, en California, en Europa, etcétera. Las universidades le generan una vocación diferente a la ciudad. Entonces, la idea es que la universidad no se quede como una institución de puertas hacia adentro, sino que las abra hacia el resto de la ciudad, empezando por la comunidad inmediata. El impacto debe estar fuera de la universidad. Pero tiene que hacerse con la propia comunidad. Todas las intervenciones o proyectos que hemos generado han sido de la mano de la comunidad, escuchando a los vecinos, con planes participativos. Cuando se trabaja con la comunidad y se habilitan espacios públicos, se genera una cercanía que respeta a la comunidad y mitiga los riesgos de gentrificación.

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