“A esta hora todavía está fresquito”, dice Tamara, “a la tarde sí va a subir la temperatura”. Maneja un remís que tiene la pintura un poco descolorida, pero es grande y espacioso, y responde bien en las lomas y las subidas empinadas de la ciudad. Son casi las nueve de la mañana y ella se acomoda un suéter negro liviano en un semáforo. Es una mañana primaveral en Posadas: el cielo está encapotado, hacen 29°.
En el patio del Instituto Madre de la Misericordia los técnicos que se ocupan de los equipos tampoco le prestan mucha atención al clima: van y vienen, montan una pantalla de led con una velocidad envidiable, prueban el sistema de audio con un disco de música popular brasileña, ponen a correr un video en loop que va a servir de presentación en el encuentro, cuando los estudiantes de primaria formen —a la sombra— para recibir a las autoridades de la provincia.
Hoy es la puesta en marcha del programa Smart Innova del Servicio Provincial de Enseñanza Privada de Misiones (SPEPM), con el que se busca fortalecer la educación digital de las escuelas. “Smart Innova”, dice Luis Bogado, director ejecutivo del SPEPM, “es una política de Estado del gobierno de Misiones que busca implementar más y mejor innovación, más y mejor educación disruptiva”.
La palabra disruptiva es una de las claves de la educación de Misiones: en 2018 se firmó una ley que promueve ese tipo de educación y desde entonces todas las iniciativas la tienen como un factor organizador. Ahora, el programa Smart Innova se plantea como una de las acciones más importantes de la agenda estratégica que busca impactar en todos los estudiantes de gestión privada antes de 2027.
“Hoy, todo el entorno en donde se construye conocimiento está siendo interpelado por nuestros alumnos y nuestros docentes”, sigue Bogado, “y nuestro plan es sostener un proceso que, de manera constante, permanente, paulatina, aborde las nuevas formas de interpretar el hecho educativo”.
Una alfabetización en 360°
A la izquierda del escenario, los estudiantes de diferentes escuelas muestran con orgullo manifiesto los proyectos de ciencia y tecnología que fueron seleccionados en un concurso del SPEPM. Esa una muestra pequeña, pero significativa: hay impresiones 3D y un simulador de manejo en el marco de la Educación Vial (Instituto San Basilio Magno), un dispositivo que da alarma temprana para detectar incendios (Instituto Horacio Quiroga), un vivero robótico (Instituto Mariano Moreno), un basurero automático (Instituto Santa Catalina).
El acto protocolar comienza a las diez de la mañana. Además de Bogado, están presentes el vicegobernador Lucas Romero Spinelli, el ministro de Educación Ramiro Aranda y la senadora Sonia Rojas; también, en representación de Ticmas, la licenciada Silvana Cataldo. Es que junto con un kit de robótica e impresoras 3D, el SPEPM incluye una solución de Ticmas que aborda la gravísima situación de la baja comprensión de textos de los estudiantes.
La app de Ticmas se llama ¡A leer en vivo!, y, tiene como eje una propuesta de gamificación en donde los chicos simulan ser streamers. Con esta aplicación, ellos leen en voz alta, responden preguntas de comprensión y mejoran su fluidez lectora. Cuando Cataldo toma la palabra, explica cómo es el proceso —los chicos lo entienden de inmediato— y muestra estadísticas que señalan el éxito de la experiencia: en pocas semanas los números son de un franco desarrollo.
“Ticmas”, dice Bogado, “viene a potenciar el esfuerzo que hacemos con la alfabetización en Lengua, pero también la alfabetización digital: entendemos que los dos procesos van de la mano”.
Una educación para la provincia
En el ámbito de la educación de gestión privada, Misiones tiene unos 120.000 estudiantes y 13.000 docentes, lo que representa un tercio de la oferta educativa provincial. Como testigos de un programa que busca ser verdaderamente federal y alcanzar a todos esos chicos, hay siete colegios presentes en el acto que reciben sus kits. Tres son de Posadas: el Santa Catalina, el Andrés Guacurarí y, por supuesto, el Madre de la Misericordia que hace las veces de anfitrión. Cuatro son del interior: el Diego Thompson, de Aristóbulo del Valle, el Carlos Linneo, de Oberá, el Instituto Superior Cultural Latinoamericano, de Bernardo de Irigoyen, y el Saltos del Moconá, de El Soberbio.
Eduardo Eleuterio, rector del Instituto Santa Catalina, dice que ellos ya habían implementado los talleres de robótica en modalidad extracurricular, pero que, con “este equipamiento vamos a mejorar la oportunidad que podemos darles a nuestros estudiantes porque la demanda para participar es muy alta, especialmente en el nivel primario”. Marcelo Venancio, rector del Espíritu Santo, comparte el entusiasmo y las expectativas porque, en su institución, además del nivel secundario, se enseña el profesorado de Informática.
Pese a lo formal del acto —el tiempo está muy pautado y cada uno habla no más de dos o tres minutos—, nadie ignora que se está dando un paso importante en la educación y que eso es motivo de celebración. Los chicos de las escuelas invitadas celebran y se sacan selfies, los maestros se intercambian teléfonos, las autoridades saludan uno por uno a todos los chicos y a docentes y no docentes, algunos chicos empiezan a ensayar los primeros intentos con la app de Ticmas. El patio del colegio se llena de alegría. Al final, tenía razón Tamara: iba a subir la temperatura.