El ministro de Educación de Córdoba, Horacio Ferreyra, habla con una franqueza y un sentido del humor que, de no ser un lugar común, cabría decir que es propio de la identidad de la provincia. Con ese estilo que se sostiene en la confianza del diálogo, aborda la transformación educativa que lleva adelante, donde la alfabetización es —y lo ha dejado en claro cada vez que pudo— su máxima prioridad.
Esta entrevista con Ticmas es una suerte de continuación de aquella que se realizó a poco de asumir la gestión —llegó al cargo en diciembre de 2023— en la Feria del Libro de Buenos Aires. Con el tiempo recorrido y los programas puestos en marcha, Ferreyra habla de los ejes del plan educativo provincial, destaca la importancia de la actualización docente y explica herramientas como la alerta temprana para prevenir el abandono en el nivel secundario. Además, habla de programas como “Maestro más maestro”, diseñado para reforzar el acompañamiento en los primeros grados.
—¿Cuáles son los principales lineamientos de la transformación educativa que proponen en la provincia de Córdoba?
—En estos primeros meses de gestión, nos hemos dado la oportunidad de construir un plan educativo provincial de manera participativa, que se sintetiza en cinco grandes ejes. Un primer eje tiene que ver con poner el acento en el cuidado de las trayectorias. El segundo eje tiene que ver con los aprendizajes, porque, para nosotros, los aprendizajes importan. En generar condiciones para el desarrollo de la tarea educativa; el tema del desarrollo profesional docente y los vínculos con la comunidad, con la familia. En ese entramado fuimos poniendo algunas prioridades, y esas prioridades tienen que ver con finalizar con la cobertura de la sala de tres.
—¿La sala de tres como educación obligatoria?
—Sí, porque Córdoba es una de las primeras provincias que establece la universalidad en la sala de tres.
—¿Cómo es el cuidado de las trayectorias? ¿Hay, como en otras provincias, un sistema de alerta?
—En un inicio estamos haciendo foco en secundaria, pero irradiando a todo el sistema educativo. Todos los chicos tienen que estar en la escuela y vamos militando esa tarea en el territorio para que así acontezca en todos los niveles y en todas las modalidades, pero fundamentalmente el foco en secundario. El sistema de alertas lo trabajamos con un proyecto de la OEI y la CAF. Cuando un chico falta tres días seguidos se dispara un protocolo tanto pedagógico como social, y a eso le hemos sumado el trabajo de los municipios y las comunas, para que desde las coordinaciones locales de educación vayan acompañando las trayectorias educativas de los chicos. Ahora, el 100% de las instituciones de educación secundaria de la provincia tienen acceso a la información de alarma para sensibilización. No solo las 80 de la experiencia piloto, porque el año que viene queremos escalar esto a todo el sistema educativo.
—Recién decía que los aprendizajes importan. ¿Qué significa, qué implicancias tiene en el plan educativo?
—Todos los aprendizajes importan. No da lo mismo aprender Lengua o Matemáticas. Hay un eje de trabajo con el compromiso alfabetizador, que se va a acompañar con un proceso de transformación de los planes de estudio a partir de una consulta que hicimos en toda la provincia con más de 27.000 aportes, que esperamos para los primeros días de octubre ya tengamos las primeras tendencias que permitan tomar decisiones y mejorar los aprendizajes.
—En un evento de FAERA, hace un par de semanas, dijo que, entre los dos grandes problemas de la educación, la alfabetización y el cálculo matemático, Córdoba inicialmente iba a priorizar la alfabetización.
—Exactamente. La prioridad para nosotros está en la alfabetización. Por eso nosotros trabajamos oralidad, lectura y escritura desde todos los espacios curriculares, desde todas las disciplinas. Una clave importante es que no sólo enseña a leer y escribir la profesora de Lengua, también lo hace un profesor de Arte. Como también un profesor de Educación Física, puede enseñar Matemática. Ponemos el acento en estas dos capacidades: por un lado, oralidad, lectura y escritura, y, por el otro, abordaje y resolución de situaciones problemáticas. Y lo acompañamos con distintos dispositivos de formación docente y con actividades masivas en donde interviene toda la comunidad: la Feria de Ciencia, Tecnología, Innovación y Arte, el Festival de la Palabra, las Olimpíadas de Matemática.
—¿Cómo es el programa “Maestro más maestro”?
—Es un programa que apunta a que en algunas instituciones educativas de la provincia podamos fortalecer el desarrollo docente con un maestro más en primero, en segundo y en tercer grado, acompañando al docente que está en el aula. Esto va a intensificar el trabajo en las instituciones y, en el mediano plazo, va a tener mejores resultados. Vuelvo a las líneas prioritarias que decía al comienzo: la conectividad, la infraestructura y el equipamiento son un elemento fundamental para el desarrollo de la tarea educativa. La primera decisión del gobernador Llaryora tiene que ver con que todos tengan mejor conectividad para que vaya acompañada por la educación y el uso pedagógico de la tecnología. Por eso, hemos priorizado que todas las escuelas rurales —que son 660— tengan internet satelital, y a otras 378 escuelas urbanas les estamos mejorando la conectividad para que puedan construir conocimiento a partir de ese uso de la tecnología.
—¿Cómo es el trabajo con los docentes?
—Por un lado, estamos actualizando el equipamiento de las instituciones educativas para que puedan tener las aulas móviles. También les entregamos una computadora a cada estudiante de Formación Docente, lo que permite que se formen bajo una modalidad híbrida: tienen una semana de clase presencial y una semana de clase virtual. Esto, que quedó de la pandemia, lo estamos probando como modelo.
—¿Por qué lo siguen sosteniendo?
—Porque es un modelo interesante para este tiempo. Permite desarrollar el pensamiento crítico, las competencias de autonomía. Nos parece clave que los estudiantes se familiaricen con las nuevas tecnologías. Por ejemplo, ahora estamos en un hackathon con los estudiantes de educación superior para transformar el aula y que la tecnología sea la excusa para poder ingresar y no que la tecnología me ordena el aula. Es totalmente al revés. Un docente con una buena estrategia didáctica ordena el aula correspondiente.
—¿Piensa llevar la educación híbrida a la secundaria?
—No lo hemos pensado. No obstante, en la consulta hay algunas observaciones —no es una tendencia— que dicen que ciertos espacios curriculares podrían desarrollarse bajo la modalidad híbrida. La escuela está necesitando dos cosas: primero, un cambio de actitud en torno al conocimiento y los vínculos; y luego, un cambio metodológico. La escuela requiere una forma distinta de dar clase, con nuevas intervenciones docentes para que los alumnos se apasionen con el conocimiento. Por suerte, hay docentes que lo hacen, pero tenemos que contagiar a muchos más para que el aula sea un lugar que quiera habitar. Y el aula no es solamente ese lugar que educa: tenés el patio, el centro comercial, el cine, plaza. Córdoba es un museo a cielo abierto. Me parece clave comenzar a vernos en el ecosistema del aprendizaje. Esto se tiene que acompañar con formación docente. Por eso tenemos distintas líneas de formación, no solo en alfabetización, sino también en ciencia, en tecnologías, en arte. Y, en ese sentido, estamos pensando la carrera docente revisando los procesos de acceso a los cargos directivos. Córdoba tiene mucha experiencia en esto. Hay que revisarlos para potenciar la profesionalización de los docentes.
—¿Dónde faltan y dónde sobran docentes?
—Yo diría que no sobran en ningún lado: faltan. Pero hay algunas áreas de conocimientos en las que estamos más débiles que otras. Por ahí vemos que, en Matemática, Lengua, Inglés y Geografía hay alguna debilidad en los docentes.
—¿Debilidad significa cantidad de docentes?
—Sí, referido a la cantidad. Me parece que también tiene que ver con el campo profesional de cada carrera. Hay carreras muy específicas.
—Respecto del inglés, en otras provincias lo que dicen es que faltan profesores porque terminan yéndose al turismo.
—Eso también ocurre en Córdoba, no hay duda. Pero hemos tomado la decisión de hacer un relevamiento a nivel del sistema para ver qué docentes, cómo proyectamos y cómo nos damos una política lingüística. En ese sentido, lanzamos una encuesta para todos los docentes que trabajan en lengua extranjera —no solo inglés— para articular procesos que nos permitan escalar la enseñanza de las lenguas: Córdoba tiene un modelo productivo y el sistema educativo también lo tiene que ir alimentando. Ahí también puedo sumar a las escuelas Proa, que están vinculadas con la tecnología. Y también nos animamos a pensar en bachilleratos profesionales.
—Los programas de los bachilleratos, ¿con quiénes los piensan?
—No, lo estamos trabajando a nivel del sistema: educación técnica, organización de operaciones turísticas, economía circular, agrobioindustria. Nos animamos a poner en tensión la práctica educativa en diálogo con el sector productivo. Es una propuesta interesante, que nos desafía todos los días. No es común ir a una escuela y escuchar a estudiantes que, junto con el sector productivo, los docentes y la comunidad, discuten qué enseñar y qué aprender para el desarrollo local y regional.
—¿Cómo es la relación que se da entre la ciudad de Córdoba y el resto de la provincia? Teniendo una provincia con realidades tan distintas, ¿cómo hacen para responder desde la educación los contextos locales y a la matriz productiva?
—De ahí viene la idea de trabajar el vínculo local con el desarrollo regional. Hemos constituido en estos momentos once regiones, donde una es la capital, para pensar las tecnicaturas: no es el territorio de la capital que el de Laboulaye, donde el entramado productivo agropecuario, el asociativismo, ocupan un lugar muy importante. Quilino, la zona de los cabritos, es también la zona de las salinas: no solo es turística, sino que industrialmente potenciable a futuro. En el norte de la provincia, la gente está pidiendo cursos de idiomas porque se dan cuenta que el turismo extranjero que viene no maneja plenamente el español y necesitan del inglés. La educación es una llave importante para las formaciones que apuesten a que el desarrollo local se fortalezca. Y otra decisión importante es la federalización de nuestra universidad provincial. Esto implica que, a partir del año que viene, los institutos superiores de formación docente o de formación técnica van a ser sedes de la universidad provincial y van a reconvertirse para emitir títulos universitarios.
—Si antes la educación miraba más a la creación de conocimiento, ¿hoy se mira más a la generación de empleo?
—Ahí pondría algunos puntos y aparte. Creo que hoy una buena educación tiene que pensar en cómo hacer para que los estudiantes se comuniquen mejor y participen en la complejidad de la sociedad. Hoy tenemos que poder trabajar en esta sociedad, pero creo que hay que buscar un punto de equilibrio. Estoy contento con que las escuelas técnicas de Córdoba tengan educación artística; no es común. Los chicos de 4º, 5º y 6º año, luego de trabajar en la metalmecánica, tienen teatro, artes visuales, música. De hecho, una escuela Proa fue a la Feria de Ciencia a participar en la instancia de arte. La escuela no más es la escuela que uno transitó como estudiante. Es una escuela más integrada, donde el arte forma parte de la matemática, donde la física forma parte de la lengua. Creo que de eso se trata el cambio de actitud y el cambio metodológico. Recuerdo que, en el año 96, hablando del binomio educación y trabajo, yo decía “educar en el trabajo y educar para el trabajo”. Trabajaba el emprendimiento como una cultura proactiva. Y, si hay algo con lo que nuestro gobernador nos entusiasma mucho, es enseñarles a los chicos también a emprender, a generar su propio proyecto vital.
—Antes de cerrar la nota, quería preguntarle por la situación de los incendios en la provincia. ¿Cómo impacta en la educación?
—Es una preocupación, realmente. Nosotros en las escuelas enseñamos cómo prevenirlos. Se trabaja no solo en Ciencias Naturales, sino también en Ciudadanía, en los distintos proyectos específicos de las escuelas técnicas, porque tiene que ver con que tenemos que cuidar nuestra casa. Nos preocupa hasta en el sentido emocional de la propia comunidad. En una escuela agropecuaria de Los Cocos, se quemó todo el entorno productivo: yo creo que, cuando los chicos han vuelto a la escuela, no deben haber tenido mucha alegría. Hay que acompañar. Hemos creado la Dirección de Bienestar para poner el esfuerzo en todos estos programas. Y, de hecho, en el foro de la semana pasada, muchos trabajos tenían que ver con esto. No era solo con ESI, sino que también involucraban problemáticas sociales como la educación vial, la educación ambiental, la educación para la convivencia.
—Si hablamos del incendio real, podemos hablar del otro incendio metafórico que es la crisis universitaria. ¿Cómo analiza la situación de las universidades en el país?
—Por supuesto, a mí me preocupa todo el sistema educativo y las universidades son parte de ese entramado. Creo que hay desafíos muy importantes. La universidad es la productora de conocimiento. Todos pasamos por la universidad —sea estatal o privada— y en ese espacio de formación se genera conocimiento, se produce innovaciones. La Argentina se destaca por sus investigadores, sus científicos. Hay que prestar más atención a eso. Y que las decisiones que se tomen sean a partir de un diálogo consensuado para que podamos sostener nuestro sistema de producción de conocimiento. Las universidades, el CONICET y los distintos centros que ayudan en la investigación nos han colocado en distintas épocas, en los primeros lugares en el mundo. Tenemos que dar un diálogo constructivo para encontrar el mejor camino, porque, sin conocimiento, nuestro país no se va a desarrollar como esperamos. Hoy, en la economía del conocimiento, necesitamos eso.