Se llama Miriam y apunta al hijo con la cámara del celular. Está orgullosa, visiblemente emocionada. Yaquel, así se llama el nene, es uno de los abanderados en el acto inaugural de la feria “Plaza Ciencia” de La Matanza. Él tiene el delantal blanco y prolijo. Lleva la bandera de la provincia. Está serio —comprometido en su rol—, esperando el momento en que las autoridades pasen por delante y lo saluden. Miriam trabaja en el comedor El Ángel de la Bicicleta, pero pidió el día para acompañar a su hijo: es la primera vez que Yaquel lleva la bandera y no quiere perdérselo.
Como ella hay otras nueve mamás con sus teléfonos, con su orgullo y su emoción. Entre banderas argentinas y provinciales hay quince estudiantes. Los más grandes son de los últimos años del secundario de la Escuela Técnica N° 11. Ellos también están serios, pero un poco más relajados. La abanderada se llama Ángeles, tiene 18 años, y también para ella es la primera vez que porta la bandera. Sus escoltas son Thiago y Agustín, que no pierden la compostura, pero se hacen comentarios por lo bajo: uno es de River; el otro, de Boca.
Desde ayer, miércoles 25, y hasta el sábado 28, la feria abre de 10 a 19 en la Plaza San Martín de San Justo. Esta es la 13° edición de la feria que organiza el municipio. El espacio está intervenido con unas carpas enormes donde 60 escuelas primarias y secundarias muestran los proyectos científicos que ganaron el concurso para participar.
Hay también un espacio para que las universidades muestren su oferta académica y una “zona gamer” donde se puede jugar al FIFA o a viejos arcades como el Pacman. Y más allá, un lugar para la radio local. En toda la feria hay un ambiente de vitalidad y alegría.
Lo que más llama la atención es el ingenio y la pertinencia de los proyectos. “Por cada problema, una idea”, dice una de las paredes de la Escuela Técnica N°7. Una frase que parece haberse hecho carne en todos los demás colegios.
“En una sociedad como la que vivimos, una sociedad del conocimiento, la alfabetización científica y tecnológica es un contenido básico”, dice Silvina Gvirtz, doctora en Educación y secretaria de Políticas Educativas de La Matanza. La intención de hacer esta Feria, explica, es mostrar las producciones a la vez que incentivar el estudio de la ciencia y la tecnología. “Despertar la pasión y la necesidad de estos saberes”, dice.
De un portón ecológico a la voz de Spinetta: cómo son los proyectos científicos
Los chicos de la escuela San José de González Catán muestran el proyecto “Ecoportón”, con el que reciclan botellas de plástico para armar una barrera que evite el ingreso del agua a las casas cuando llueve o sube el río. La escuela tiene 650 alumnos divididos en 17 comisiones, y la directora, Karina Jacob, dice que la matrícula de mujeres todavía es baja —son apenas 150 en todo el secundario—, pero gracias a un plan sostenido en el tiempo han logrado pasar del 15 al 25%.
Entre exposiciones de arte —junto con la Plaza Ciencia se desarrolla la Expo Joven— hay una escuela que muestra con orgullo su nuevo nombre: los estudiantes eligieron que se llame Luis Alberto Spinetta y, gracias a la inteligencia artificial, un grupo de chicos logró que el “Flaco” diga en primera persona cómo fue el proceso.
Jocelyn, Tiziano y Sasha son estudiantes de segundo año de la escuela Juan Bautista Alberdi de Isidro Casanova: ellos realizaron una serie de acciones para combatir el dengue con repelentes naturales hechos con menta y eucaliptos. Otros chicos de su edad hicieron un robot seguidor que se mueve por una línea blanca sin salir del camino, sin importar las curvas y contracurvas que tenga. Y en otra escuela diseñaron una mano robótica que repite los movimientos de una mano humana. Gracias a esta tecnología es posible manipular elementos que sean tóxicos o cancerígenos.
En la escuela técnica N°7, tres estudiantes de la orientación Electricidad diseñaron un calentador con una pantalla cóncava hecha de pequeños espejos que reflejan la luz del sol. “Es cóncava para que haya un punto focal”, explican. El artefacto logró llevar el agua hasta los 80°C de temperatura.
A pocos meses de terminar el colegio, los tres ya saben qué carrera van a seguir en la facultad: Maia va a estudiar arquitectura, Cristian va a ir a la UTN y el otro chico, que también se llama Cristian, va a estudiar para música. Quién dijo que arte y tecnología no se tocan.
Además de las escuelas y universidades, se destaca la presencia de Ticmas. La compañía dedicada a la educación tiene un espacio en el que presenta dos proyectos novedosos: un aula maker con elementos de robótica y una app que se llama ¡A leer en vivo!, que, a través de un juego que simula un streaming, fortalece las estrategias de comprensión lectora. Un tema imprescindible considerando que las estadísticas de Argentinos por la Educación muestran que sólo uno de cada dos estudiantes de tercer grado del país comprende lo que lee.
La Plaza Ciencia sigue hasta el sábado. El programa de actividades incluye, entre otros temas, una charla con Alejandra Gibelli, docente de la UNPAZ, sobre producción de videojuegos (jueves 26 a las 12), otra sobre producción alimenticia con docentes de la UNAHUR (jueves 26 a las 18), un conversatorio acerca de las implicancias de la IA en Educación con Ana María Pereyra (viernes 27 a las 18), una conferencia sobre programación en Python con Marcos Politi, coordinador de la diplomatura en Inteligencia Artificial de la UTN (viernes 27 a las 15) y una conferencia sobre diseño sostenible a cargo de Giannina Fusari, docente de UNAHUR (viernes 27 a las 13).