El 93% de los estudiantes provenientes de los sectores más vulnerables llega al último año de secundaria sin alcanzar los niveles básicos de Matemática. En contraste, esa cifra desciende al 63% entre los alumnos de los sectores más favorecidos.
Los datos surgen del Indicador de Desigualdad Educativa elaborado por la Escuela de Educación de la Universidad Austral, enfocado en las brechas de aprendizaje entre los estudiantes de nivel socioeconómico más alto (quintil 5) y más bajo (quintil 1). El indicador muestra que las brechas evidentes en los primeros grados se profundizan a lo largo de la escolaridad hasta el final de la secundaria.
Según este análisis, basado en datos de las evaluaciones TERCE (2013) y Aprender (2016 y 2022), las brechas educativas detectadas desde los primeros años de escolarización se amplían durante la trayectoria escolar. Para cuando los estudiantes alcanzan el último año de secundaria, las desigualdades en los resultados de Lengua y Matemática se agudizan considerablemente. El informe plantea que la desigualdad en las trayectorias de aprendizaje es uno de los principales desafíos que enfrenta actualmente el sistema educativo.
El estudio muestra que los jóvenes pertenecientes al segmento de ingresos más bajos (quintil 1) tienen un rendimiento académico significativamente menor que sus compañeros de mayores ingresos (quintil 5). Fue elaborado por Eugenia Orlicki y Cecilia Adrogué, ambas doctoras en Economía e investigadoras de la Escuela de Educación de la Universidad Austral.
La situación es más crítica en Matemática que en Lengua: también hay una brecha de aprendizaje entre ambas materias, que se va profundizando a medida que los alumnos avanzan en su escolaridad. Entre los estudiantes más favorecidos, por cada 10 alumnos que adquieren conocimientos mínimos en Lengua, solamente 5 logran lo mismo en Matemática. Entre los menos favorecidos, por cada 100 que logran conocimientos mínimos en Lengua, solo 16 alcanzan ese nivel en Matemática.
El análisis de Orlicki y Adrogué revela que en Matemática, en tercer grado de primaria, por cada 1 estudiante de sectores vulnerables que alcanza los saberes mínimos, hay 1,47 estudiantes de sectores favorecidos que logran ese nivel de desempeño. En cambio, en el último año de secundaria, por cada 1 estudiante vulnerable que alcanza los saberes esperados, hay 6,55 alumnos de sectores favorecidos en esa situación.
El abandono escolar se señala como un factor que amplifica esta desigualdad. Al tener en cuenta esta variable, la brecha entre los estudiantes de los sectores más bajos y más altos en Matemática al final de la secundaria se amplía aún más: pasa de 5,45 a 6,55 puntos. Los datos muestran que la brecha de aprendizajes de Matemática aumenta un 345% a lo largo de la trayectoria escolar. En Lengua, la brecha aumenta un 47% en ese mismo lapso.
Los datos muestran que los alumnos que no logran finalizar sus estudios son, en su mayoría, aquellos que ya vienen rezagados desde los primeros niveles del sistema educativo. En consecuencia, “los profesores de secundaria reciben grupos con niveles de heterogeneidad tan marcados que desafían las estrategias pedagógicas tradicionales”, plantea un comunicado de la Universidad Austral.
“Los profesores se convierten en los protagonistas invisibles de una batalla diaria para sostener el aprendizaje de los estudiantes. Las condiciones en las que enseñan son cada vez más complejas: los docentes deben lidiar no solo con las brechas académicas, sino también con las realidades sociales y emocionales de sus alumnos, que muchas veces están marcadas por la pobreza, la falta de acceso a recursos tecnológicos y la deserción temprana”, continúa el comunicado de la Escuela de Educación.
El informe de la Universidad Austral destaca la necesidad de políticas educativas integrales. Y concluye: “Es necesario abordar la desigualdad educativa de forma estructural y garantizar que los estudiantes de todos los niveles socioeconómicos tengan acceso a los recursos y apoyos necesarios para completar su educación con éxito”.