Guillermo Araujo, ministro de San Luis: “La educación sólo cambia con voluntad política”

En diálogo con Ticmas, el ministro de Educación de San Luis habló de los desafíos que enfrenta la provincia en materia educativa y detalló las acciones que busca implementar para mejorar la inclusión temprana, la alfabetización y la articulación entre los distintos niveles del sistema

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Guillermo Araujo, ministro de Educación de San Luis: Cuáles son las mejores que debe tener la educación de San Luis

La educación en la Argentina enfrenta serios desafíos —como los bajos niveles de comprensión lectora, el abandono escolar y las dificultades en matemáticas— y la provincia de San Luis no escapa a esta realidad. Guillermo Araujo asumió como ministro de Educación desde diciembre del año pasado con la misión de revertir estos indicadores. A diez meses de su llegada al ministerio, impulsa una agenda centrada en la inclusión temprana y la mejora en los índices de alfabetización. Asegura que la educación cambia cuando está la voluntad política de hacerlo. Y él entiende que esa decisión está.

En esta entrevista con Ticmas, Araujo explica los principales ejes de su gestión, que implican el aumento la escolarización de los niños de tres años, el plan provincial de alfabetización, la articulación entre el nivel secundario y el universitario, la formación de docentes y directivos. Todas medidas que tienen por objetivo que los estudiantes puntanos tengan más y mejores oportunidades.

¿Cuáles son las prioridades del Ministerio en cuanto a políticas educativas?

—Es importante tener a la educación como un eje de gestión, que es lo que hace falta para transformarla realmente. El gobernador tiene claro que gobernar es educar y, en ese sentido, más allá del día a día, nos hemos puesto Nortes claros. Uno es lograr la incorporación más temprana a la educación. La media nacional de la escolarización de los chicos de tres años es el 60% y en San Luis tenemos alrededor del 30%: hemos hecho un plan para que, finalizados los cuatro años, se escolarice al 100% de los chicos de tres años. Esto, en un contexto donde siete de cada diez chicos son pobres, es importante para la contención de los chicos.

Si aumenta la matrícula, ¿cómo buscan que se sostenga a lo largo de la primaria y la secundaria?

—Desde ya tenemos que trabajar para que los chicos no solamente ingresen, sino que continúen. Apenas ingresamos al gobierno, hicimos hincapié en la información: no había información para la toma de decisiones, con lo cual empezamos a nutrir de datos al sistema, a pedir información de las escuelas. Tengo que decir que, aunque es una realidad triste, nos ayudó a mejorar el presentismo haber implementado el PANE, el Programa Alimentario Nutricional Escolar. Los directivos nos decían que los chicos se dormían o no podían estudiar o directamente no venían. Implementamos el desayuno o la merienda para todas las escuelas públicas y damos el almuerzo a la mitad de la matrícula pública de toda la provincia. Esto ayudó a que los chicos vayan a clase y estén en clase.

No deja de ser una realidad fea.

—Exacto, pero más allá de lo feo, en este contexto, la alimentación hizo que se mejoraran los índices de asistencia. Entendemos que es una cuestión coyuntural. La escuela tiene que dedicarse a enseñar.

Pero es una coyuntura que se mantiene a lo largo de los años en muchas provincias.

—Totalmente, pero en estos tiempos se ha tenido que acentuar la política alimentaria. Dios quiera que sea algo transitorio. La familia se tiene que volver a recomponer y los chicos tienen que comer en su casa, pero no podemos desatender la situación y no podemos educar a chicos que no están bien alimentados.

Guillermo Araujo, ministro de Educación de San Luis: Qué modelo de alfabetización implementan en la provincia

¿Cómo es el plan de alfabetización que llevan adelante?

—Ese es el segundo eje: la alfabetización inicial. Desde principios de año estamos aplicando un programa de alfabetización a sala de cinco y primer ciclo de nivel primario. Trabajamos con el asesoramiento de Ana Borzone. El año pasado se había hecho una prueba piloto, con lo cual tomamos esa base y la potenciamos. Lo aplicamos en todas las escuelas con material y formación para los docentes. Hicimos un diagnóstico, algo que no se hacía y que necesitábamos para saber dónde estábamos parados. A fin de año tenemos otro diagnóstico para ver el avance. Más allá de que lo aplicamos en todos los niveles, hemos puesto el foco muy importante en la alfabetización inicial.

——En cuanto a las métricas de alfabetización, San Luis está por debajo del 50% en cuanto a la comprensión lectora. ¿Qué acciones remediales tienen previstas para los chicos que no llegaron a alfabetizarse completamente?

—Más allá de la política de alfabetización, tenemos la ley León Benarós, que tiene muchos años de vigencia pero que se había abandonado, que fomenta la lectura en todos los niveles y establece que tiene que haber por cierto tiempo de lectura por día. Hay que involucrar a la comunidad en la educación, porque no es solamente una cuestión de la escuela; hay que lograr que la comunidad se involucre, que el papá y la mamá entiendan que se tienen que sentar a leer con su hijo. Eso es mucho más importante que cualquier otra cosa. Eso nos va a permitir que los chicos recuperen el tiempo perdido y que la maestra no esté sola. Nosotros compartimos el resultado de cada uno de sus alumnos en el diagnóstico que hicimos, para que puedan tener un panorama del aula y saber quiénes pueden ir más rápido y quiénes necesitan un poco más de atención o necesitan otro tipo de aplicaciones o de herramientas.

¿Cómo es la articulación secundaria-universidad?

—Queremos una mejor vinculación entre el secundario y el nivel universitario o terciario para que el paso no sea un salto al vacío, y para que más chicos sigan estudiando y terminen la carrera. Para eso conformamos una comisión integrada por todos los institutos terciarios y universidades nacionales y provinciales donde trabajamos sobre las cuestiones que pueden hacer más fácil el pasaje. Y estamos haciendo mucho hincapié en recuperar algunos valores, como el mérito de los estudiantes y los docentes.

¿Eso qué implica?

—Que no sea lo mismo aquel que se esfuerza que el que no. Esta semana, el gobernador promulgó la ley de Beca al Mérito en donde se le otorga una beca de estudio a los tres mejores promedios del último año para que sigan sus estudios en la universidad, tanto en la provincia como fuera de ella. Esto hace que todos empiecen a levantar la vara. No es solamente un estímulo, sino también una manera de eliminar la barrera económica, que hoy está muy presente.

¿Es un premio para escuelas estatales?

—Para todas las escuelas de la provincia, estatales y privadas. Se les otorga a los tres mejores promedios del último año. Y, así como se fomentan estos valores, también la formación y la capacitación docente. Estamos cursando un proceso de concursos directivos que hacía diez años que no se hacía en la provincia. Estamos en una etapa de capacitaciones: estuvo Laura Lewin, estuvo Jaidivi Núñez. Son personalidades reconocidas en el ámbito educativo. La idea es hacer una capacitación de calidad y en los nuevos temas. Con lo cual, si Dios quiere, el año que viene quienes estén a cargo de las escuelas van a ser directivos que hayan pasado por un proceso de formación, por la presentación de un proyecto, por un jurado evaluador. Eso levanta el nivel de la educación en general.

San Luis tiene polos urbanos, pero también tiene mucha ruralidad. ¿Cómo lo contemplan?

—Tenemos la ventaja de no ser una provincia tan grande, lo que nos permite estar en contacto con las escuelas rurales. Vamos a empezar el programa “Conectando Parajes”, donde entregamos computadoras a las escuelas. En la provincia tenemos una buena conectividad; en todos los parajes hay conectividad. Entregarles la computadora a los chicos y a los docentes es un avance más. El gobernador anda mucho por el interior. Los viernes, todos los ministros nos subimos con él a un colectivo y vamos a recorrer el interior. Y en esas recorridas del interior visitamos escuelas. Entonces, estamos en contacto con los directivos, con los docentes.

¿Hacen su reunión de gabinete en el micro?

—Así son las reuniones de gabinete, sí. El gobernador dice: 20% en la oficina y el 80% en las localidades. Por eso digo que para cambiar la educación es la decisión política de hacerlo. Si no está eso, cualquier otra medida es en vano.

Guillermo Araujo, ministro de Educación de San Luis: Qué medidas toman para evitar el abandono escolar

En cuanto al problema del abandono docente, hay jurisdicciones que tomaron distintas acciones. En algunas provincias se dan clases a contraturno, en otras se suspendió la repitencia. ¿Qué medidas tomaron en San Luis para evitar el abandono?

—En primer lugar, con respecto a eliminar la repitencia, no es una medida que creamos correcta. Y, en cuanto al abandono, como San Luis es una provincia bastante chica nos permite tener cierto trato personalizado. Una de las premisas es estar mucho en las escuelas: visitarlas, estar al tanto y bregar para que, ante alguna situación, se le informe rápidamente al ministerio para actuar junto con las otras áreas del gobierno para que no se llegue a la deserción. Eso, por un lado, va a ayudar a que los docentes y directivos tengan la confianza y la libertad para transmitir los casos que van sucediendo para que nosotros podamos actuar antes; y, por otro lado, como decía al principio, con el cruce de información —que no había en el ministerio— podremos detectar alertas tempranas para evitar que se vaya.

En cuatro años, cuando termine el mandato: ¿cómo le gustaría ser evaluado?

—Me gustaría que, más allá de quien esté a la cabeza del Ministerio, se recuerde como una gestión que puso a la educación en el centro de las políticas públicas. Y que logró que los chicos sean más felices. ¿Qué es lo que hace cada vez más feliz, no solamente a los chicos, sino también a la a la comunidad? Un padre que ve a su hijo leer, que lo ve cumplir los objetivos, que lo ve insertarse en el mundo universitario sin problemas, un chico que logró tener un ambiente escolar agradable con personas capacitadas para dirigir una institución. Simplemente eso.

Voy a hacer una repregunta antipática: si tuviera que ser evaluado en números duros: ¿qué habría que medir?

—Sin dudas, lograr el 100% de la incorporación de los chicos de tres años en la escuela. Ese sería un buen punto de partida, para que los chicos mejoren su rendimiento a lo largo de los años. Siempre se dice que en la educación los resultados se ven a largo plazo, pero, en este caso, es algo muy evidente, muy rápido de ver. En lo que va del año hemos abierto más de 50 salas de tres y hemos aumentado más del 10% la matrícula. Son buenos. Otro punto, por supuesto: la alfabetización. Vos decías que uno de cada dos no comprende lo que leen. En realidad, según los diagnósticos que hicimos en primero, segundo y tercer grado, es que dos de cada tres chicos están por debajo de la comprensión que deberían tener. Es un desafío mejorar ese número y, cuando me toque irme, me gustaría que todos esos índices hayan mejorado.

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