Argentinos por la Educación y Ticmas continúan con el ciclo Hoy la educación es noticia, un espacio diseñado para debatir y reflexionar sobre el presente y futuro del sistema educativo en el país. Cada mes, expertos, docentes y referentes del sector se reúnencon el propósito de analizar los distintos aspectos de la educación en el país, buscando generar un impacto positivo y duradero.
En esta oportunidad, en el marco de “Septiembre: mes de la educación” y pocos días antes de la Noche de la Educación que será el martes 10 de septiembre, la charla se realizó en las oficinas de Argentinos por la Educación y contó con la participación de la especialista en educación Cecilia Veleda; Javier Curcio, director del Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA; Adriana González, profesora de matemática de nivel secundario; y, Leyre Saenz Guillen, analista del Observatorio de Argentinos por la Educación.
Justamente Saenz Guillen fue quien abrió el encuentro con un diagnóstico preocupante: la trayectoria educativa en Argentina muestra deficiencias desde los primeros años. Según datos del Observatorio, solo uno de cada dos chicos de tercer grado comprende un texto básico. Este déficit inicial se propaga a lo largo del sistema educativo y en sexto grado, apenas 43 de cada 100 alumnos transitan la primaria en tiempo y forma —es decir, sin repetir ni abandonar y alcanzando los conocimientos mínimos en lengua y matemáticas según las pruebas Aprender—. Cuando los alumnos llegan a los 15 años, solo el 22% sigue en tiempo y forma, un indicador que proviene de las pruebas PISA y que posiciona a Argentina por debajo de otros países de la región, como Uruguay, Chile y Brasil.
El panorama que mostró Saenz Guillen cerró con otro dato que duele: solo 13 de cada 100 alumnos que comenzaron en primer grado llegan al último año en tiempo y forma. “Es evidente que los problemas no empiezan en la secundaria, sino mucho antes”, afirmó, y subrayó que, aunque la pandemia empeoró la situación, la raíz del problema era anterior: antes de la crisis sanitaria, la cifra era de 17 de cada 100.
Poner el foco en la calidad educativa
Con una sólida formación en Educación y una amplia trayectoria en el sector, Cecilia Veleda dio una mirada histórica sobre la caída en la calidad educativa en Argentina. Quien fuera investigadora del CIPPEC y directora ejecutiva del Instituto Nacional de Formación Docente (INFoD) entre 2015 y 2019, recordó que en 1997 Argentina ocupaba el segundo lugar en evaluaciones regionales, por detrás de Cuba y por encima de Chile. Ahora hemos descendido hasta el décimo puesto —de 16—,por debajo de El Salvador.
La caída no responde únicamente a factores internos del sistema educativo, dijo, sino también a causas externas, como el avance de la pobreza y el deterioro de las condiciones de vida de los estudiantes. “Hoy, el 70% de los chicos de 14 años o menos viven en condiciones de pobreza; es imposible que esto no repercuta en la escuela”, sostuvo. Además, señaló que la expansión descontrolada de los institutos de formación docente, que operan sin requisitos de calidad, evaluación o acreditación, es un problema serio que afecta directamente la formación de los futuros docentes y, por lo tanto, a la de sus estudiantes.
Para completar el cuadro de situación, Veleda habló de la fragmentación y dispersión que caracteriza a la implementación de políticas educativas en Argentina: si cada problema que atiende el sistema genera un propio programa independiente, estos esfuerzos terminan diluyéndose. “Hay una tendencia a la ‘programitis’, que termina por no priorizar las cuestiones más importantes o urgentes”, dijo. Además, la designación de cargos en los ministerios suele responder a criterios antes políticos que técnicos, lo que afecta la calidad de la gestión y la continuidad de las políticas educativas. “Hoy se empieza a hablar de evaluar a los docentes cuando jamás se evalúan las políticas”, dijo. Subrayó la necesidad de priorizar problemas de fondo, utilizando información estadística de calidad y tomando decisiones basadas en datos, para evitar que las políticas se conviertan en respuestas superficiales a problemas complejos.
Una realidad desafiante en las aulas
Adriana González, profesora de matemática en nivel secundario, llevó la discusión al terreno del aula y contó cómo los problemas de lectoescritura impactan directamente en la enseñanza de su materia. Muchos estudiantes no pueden resolver problemas matemáticos porque no comprenden las consignas, lo cual refleja un déficit profundo en habilidades básicas de comprensión lectora: “Los chicos no pueden leer y entender un problema por sí solos, siempre está el docente al lado para guiar la lectura y la interpretación”, dijo. Como una manera de paliar la situación, González promueve la lectura en voz alta en sus clases, aunque reconoció que muchos de sus alumnos tienen dificultades para leer fluidamente y suelen saltearse palabras o bajar el volumen cuando no entienden algo.
Además, González señaló que ciertas distracciones digitales y las relaciones muchas veces violentas entre los estudiantes provocan un ambiente difícil para el aprendizaje. El trato entre los alumnos suele ser conflictivo, con una marcada tendencia al maltrato entre pares. Y en sintonía con lo expresado por Veleda, dijo que, aunque existen programas y políticas destinados a mejorar la situación educativa, muchas veces parecen desconectados de la realidad de las aulas. “Uno se pregunta si quienes diseñan las políticas educativas tienen realmente idea de lo que pasa en nuestras clases”, dijo.
Para Javier Curcio, las deficiencias del sistema educativo se vuelven especialmente notorias en el nivel universitario: la falta de habilidades básicas, como la comprensión de textos y el dominio de conceptos matemáticos, representa un obstáculo significativo para los estudiantes, que contribuye a las altas tasas de deserción. “El sistema universitario se encuentra con jóvenes que, a pesar de haber atravesado la escuela secundaria, no cuentan con las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos académicos de la educación superior”, dijo.
Además, dijo, si a los problemas académicos, se les suman otros factores socioeconómicos, la permanencia de los estudiantes en la universidad es aún más desafiante. Muchos jóvenes deben trabajar para sostenerse económicamente o ayudar a sus familias, lo que reduce su disponibilidad para dedicarse plenamente a los estudios. “La necesidad de generar ingresos para cubrir sus gastos personales o familiares impacta directamente en el rendimiento académico y la posibilidad de concluir una carrera”, explicó. En su opinión, hace falta una articulación efectiva entre la escuela media y la universidad que facilite la transición entre ambos niveles educativos.
Cómo estamos y hacia dónde vamos
En la segunda parte del encuentro, los especialistas abordaron temas clave relacionados con la alfabetización, el financiamiento educativo y la importancia de un compromiso sostenido con la política educativa.
Saenz Guillen retomó el tema de la alfabetización, destacando la relevancia del Plan Nacional de Alfabetización lanzado recientemente, que busca enfrentar desde los primeros años los problemas de comprensión que afectan a los estudiantes. Dado que, como cada provincia tiene la autonomía para implementar y monitorear sus propios planes, esto añade complejidad a la hora de evaluar su efectividad, pero el Observatorio de Argentinos por la Educación realiza un seguimiento de los avances en cada jurisdicción para verificar si realmente hay un impacto positivo. El monitoreo constante y la evaluación son esenciales para cualquier mejora: “Lo que no se mide, no se mejora”, dijo.
Por su parte, Cecilia Veleda señaló que la falta de continuidad en las políticas educativas y la creciente dependencia de organizaciones externas para su implementación pueden comprometer los avances a largo plazo. Es necesario formar a más personal capacitado en los ministerios para dirigir y coordinar estos procesos, para asegurar la sostenibilidad de las intervenciones. Sin capacidad instalada que permita continuar con los procesos de mejora más allá de los ciclos electorales, dijo, las políticas corren el riesgo de quedarse a mitad de camino.
En tanto Javier Curcio se ocupó del financiamiento educativo y la necesidad de un acuerdo que asegure recursos adecuados y equitativos. Hechos clave, como la desvinculación de la Nación respecto del incentivo docente incrementó las desigualdades regionales en el financiamiento, afectando principalmente a las provincias con menos recursos. Curcio enfatizó que, más allá de la ley que establece un 6% del PBI destinado a educación —que, en general, es un número que no se alcanza—, es crucial que los fondos sean gestionados de manera eficiente y efectiva, priorizando las necesidades del sistema. Finalmente abordó el deterioro del poder adquisitivo de los salarios docentes, considerando que es un punto fundamental para atraer y retener profesionales calificados en la enseñanza. Jerarquizar la profesión docente a través de mejoras sustanciales en sus condiciones salariales y laborales es esencial para el desarrollo futuro y la calidad del sistema educativo.
Razones para ser optimistas
En el cierre del encuentro, los especialistas se permitieron enumerar algunos aspectos positivos y coincidieron en destacar que, a pesar de los desafíos, existen razones para el optimismo.
Adriana González subrayó la resiliencia del sistema educativo y la persistente confianza de la sociedad en el valor de la educación. “A pesar de todo, las familias siguen enviando a sus hijos a la escuela, los estudiantes continúan asistiendo, y los docentes no bajamos los brazos. Creemos en la educación y eso es lo que nos mantiene firmes”, afirmó. Para González, esta fe compartida en la educación como herramienta para el cambio social es un activo que no debe subestimarse.
Por su parte, Veleda resaltó que Argentina cuenta con un capital humano valioso, tanto en los docentes como en los especialistas en educación, que representa una base sólida para enfrentar los problemas actuales. “Tenemos con qué. Contamos con profesionales comprometidos y bien formados que pueden liderar el cambio si se les brinda el apoyo adecuado”, señaló. Además, mencionó que la disminución de la natalidad podría abrir nuevas oportunidades: “Habrá menos chicos, y eso permitirá una mejor distribución de los recursos si sabemos planificar bien”.
Saenz Guillen dijo que los avances en el acceso educativo y las tasas de escolarización son muy altas en todos los niveles, algo que no es común en la región. “Cada vez más chicos acceden al nivel inicial, y casi la totalidad de los que deberían estar en primaria, lo están. En secundaria también hemos visto mejoras sostenidas en la cobertura y una disminución del abandono escolar”, dijo. “Tener a los chicos en el aula es el primer paso para mejorar cualquier otro aspecto del sistema educativo”, concluyó.
Y, finalmente, Javier Curcio también se mostró optimista respecto a la posibilidad de alinear voluntades y recursos para avanzar hacia un sistema educativo más equitativo y de calidad. “Estamos en un momento donde reconocer la profundidad de la crisis nos ha permitido poner estos temas en la mesa de discusión. Ahora, lo importante es canalizar este reconocimiento hacia acciones concretas y efectivas”, afirmó. Para Curcio, la clave está en el compromiso colectivo: “La educación debe ser una prioridad real y compartida, y tenemos que trabajar juntos para recuperar y fortalecer el rol de la educación pública como motor de movilidad social y desarrollo”.