La misión de Las Lomas Oral: enseñar a los niños sordos a escuchar y hablar desde sus primeros meses de vida

Cata era una beba de tres meses cuando llegó a Las Lomas Oral, diagnosticada con hipoacusia. Una beba de solo tres meses: tan temprano iba a tener que empezar un camino de esfuerzos y desafíos, pero también de esperanzas para ella y su familia. En un primer momento le pusieron audífonos, pero, como no le daban la ganancia auditiva necesaria, poco después —al año y tres meses— recibió un implante coclear bilateral.

Con décadas de experiencia, el equipo de la escuela Las Lomas Oral sabía que tenía que dedicarse a Cata y también a sus padres: la situación de una nena como ella requería de un abordaje integral, un acompañamiento tanto en la escuela como en casa. Las maestras y los papás aprendían cómo continuar lo desarrollado en las sesiones, sosteniendo el estímulo y la conexión. Fueron años de entrega, de trabajo y de amor.

Un momento clave en su formación se dio cuando, durante una actividad sencilla, las maestras golpeaban una caja para captar la atención de Cata y ella, sin necesidad de verla, podía reconocer de dónde venía el sonido. Ese pequeño gesto fue uno de los primeros pasos de Cata en el camino hacia la audición y el lenguaje. Con la atención constante de las maestras y los ejercicios y juegos, Cata logró vocalizar, responder y conectar con su entorno de una manera nueva.

Cata es uno de los tantos niños que vivieron una vida más plena, gracias a la educación de Las Lomas Oral. Con cada avance, las maestras muestran que, con el apoyo adecuado, los niños con hipoacusia pueden desarrollar habilidades de comunicación complejas. La escuela los acompaña con el objetivo de que puedan integrarse cuanto antes a la educación regular, y en ese camino conjunto van preparándolos para el momento en que puedan saltar esas barreras que parecían insalvables.

Fundada hace más de 40 años por Inés Funes y Roger Rougés, Las Lomas Oral se ha convertido en un referente en la educación de niños con hipoacusia, enfocándose en el desarrollo de habilidades auditivas y del lenguaje. Desde sus inicios en una casa particular hasta su sede actual en Martínez —donde reciben niños de ese municipio, pero de lugares más distantes como Bellavista, Campana, Zárate, Escobar—, la escuela ha crecido con la misión de demostrar que un niño sordo puede escuchar y hablar, desafiando así las limitaciones y prejuicios que aún persisten en la sociedad.

En diálogo con Ticmas, la presidenta de la comisión directiva, Leticia Rougés, y la directora, Martina Antonini, comparten cómo la institución enfrenta los retos de una enseñanza desafiante, donde muchas veces las familias se enfrentan a contextos de vulnerabilidad económica. A pesar de estos obstáculos, la escuela sigue adelante con su misión. “Si hablás con diez personas alrededor tuyo, estoy segura de que ocho no saben que un niño sordo puede escuchar y hablar”, dice Rougés.

La metodología de Las Lomas Oral se basa en la enseñanza auditiva y oral, centrada en que los niños con hipoacusia aprendan a escuchar y hablar sin usar la lengua de señas. Los alumnos trabajan en grupos reducidos, lo que permite una atención personalizada, y, por supuesto, las familias juegan un rol clave: se las capacita para replicar en casa la estimulación auditiva y del lenguaje, fortaleciendo el aprendizaje fuera de la escuela.

Las maestras utilizan estrategias del Diseño Universal de Aprendizaje, adaptando los recursos para que sean accesibles y centrados en el lenguaje oral. Con un enfoque constante en avanzar hacia estructuras gramaticales correctas y el desarrollo del pensamiento complejo, Las Lomas Oral no solo educa a los alumnos mientras están en sus aulas, sino que también los sigue apoyando en su camino hacia la inclusión plena en la sociedad. “Una de las cosas que nos dicen los colegios que reciben a nuestros alumnos es que, en general, las escuelas especiales no hacen un seguimiento tan personalizado”, comenta Rougés. A medida que los niños progresan, se busca que se integren a escuelas regulares, acompañándolos durante la transición y brindando apoyo a los docentes de las instituciones receptoras.

“Tenemos un programa de 0 a 3 años”, explica Antonini, “que sería estimulación temprana y deambuladores. Luego tenemos nivel inicial y primaria, pero ninguno de nuestros chicos termina aquí la primaria porque buscamos integrarlos en una escuela de nivel antes de completarla. Se mira mucho la evolución del lenguaje, la capacidad de pensamiento y la posibilidad de pasar de un grupo reducido a uno más numeroso. Generalmente, nuestros chicos se quedan hasta 4º o 5º grado y pasan a una escuela de nivel”.

—¿La maestra que acompaña a los chicos es la misma a lo largo de todo el ciclo?

—Es año a año —sigue Antonini—, pero a veces se repite en función del nivel en que está el niño y quién es la maestra más indicada para ese año.

La semana pasada, Las Lomas Oral realizó su Noche Solidaria. Esta acción, que realizan desde hace 24 años, es un evento clave para la escuela. Más que una gala de recaudación de fondos, la Noche Solidaria conecta a la comunidad, visibiliza la misión del colegio y refuerza la idea de que los niños sordos pueden escuchar y hablar. La noche convoca a familias, exalumnos, amigos de la escuela y empresas, creando una red de apoyo que permite sostener la calidad educativa y los programas especializados. “Es una oportunidad única para llegar a más gente y que sepan lo que hacemos”, dice Leticia Rougés.

Durante la Noche Solidaria, el 80% de los fondos recaudados proviene de la venta de publicidad en un cuaderno especial que se entrega durante la cena, donde se cuentan las historias de los alumnos y los logros alcanzados gracias al trabajo de la escuela. “Es un evento que empezó como una iniciativa de los padres y que hoy sigue siendo esencial para sostener el colegio”, dice Rougés. “Más allá de lo económico, lo más valioso es la oportunidad de que más personas entiendan que la educación auditiva y oral puede transformar la vida de un niño con hipoacusia”.

A lo largo de su historia, Las Lomas Oral ha acompañado a más de 550 chicos en su crecimiento. La escuela se ha consolidado como un espacio único para darles oportunidades a los niños sordos. Como para Cata, como para tantos otros, Las Lomas Oral es la puerta de entrada a un mundo más inclusivo, lleno de nuevas posibilidades.