Especialmente en el cono sur, estos últimos meses del año representan para miles de jóvenes un punto de inflexión clave para su futuro: no es solo el hito de la culminación de su educación formal, sino que también es la última oportunidad para desarrollar las habilidades y conocimientos necesarios que incrementarán sus posibilidades de empleabilidad en un mercado laboral cada vez más exigente.
Ante este desafío, el entorno educativo de los últimos meses de secundaria ofrece una ventaja única: la posibilidad de aprender, compartir y adquirir conocimientos dentro de un marco estructurado, en compañía de compañeros, docentes y autoridades. Este ambiente de apoyo no se replicará una vez que los estudiantes se gradúen y enfrenten la realidad del mundo laboral de manera independiente, en los cuales serán 100% responsables de su auto desarrollo y aprendizaje a lo largo de su vida. Por eso, es crucial que los jóvenes aprovechen al máximo esta etapa para prepararse adecuadamente y estar listos para los desafíos que les esperan.
La brecha entre la educación secundaria y el mercado laboral
El tránsito entre la educación secundaria y el mercado laboral es un desafío que muchos jóvenes subestiman. A menudo, el entusiasmo inicial de haber conseguido una pasantía o su primer empleo se ve rápidamente opacado por la realidad de enfrentarse a tareas y responsabilidades para las que no se sienten completamente preparados. Según Diego Pasjalidis, director del área de higher education en Ticmas, “muchos jóvenes ingresan a su primer empleo sin saber qué hacer, por lo que las empresas deben asumir tiempo de preparación básica para que comiencen a tener criterios y herramientas elementales para que puedan empezar a trabajar en un área”.
Esta realidad no es nueva. Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la tasa de desempleo juvenil a nivel global es tres veces mayor que la de los adultos, en gran parte debido a la falta de habilidades prácticas y experiencia relevante. En América Latina, la situación es similar: los jóvenes se enfrentan a un mercado laboral que demanda competencias que no adquirieron en la escuela secundaria. Este desajuste entre la oferta educativa y las demandas del mercado crea una brecha que afecta tanto a los jóvenes como a las empresas que los contratan.
Frente a este panorama, la educación secundaria debe evolucionar para equipar a los estudiantes con las herramientas necesarias para afrontar el mercado laboral de manera efectiva. Aquí es donde plataformas como Ticmas desempeñan un papel crucial. Al ofrecer contenidos que cumplen con tres premisas fundamentales (demanda laboral común a varios sectores; aplicabilidad de conocimientos en diversas áreas dentro de una organización; y posibilidad de aplicar el aprendizaje incluso en trabajos remotos) Ticmas busca cerrar la brecha entre la educación y el empleo.
“Nuestros contenidos se corresponden con los más demandados actualmente”, afirma Pasjalidis. “No se trata solo de una plataforma con contenidos; tenemos un equipo de docentes con experiencia en educación primaria, secundaria, universitaria y posgrados. Contamos con profesionales vinculados al mercado que conocen las demandas actuales y reales y trabajan para agregar valor a las instituciones educativas”.
El enfoque de Ticmas no se limita a la simple transferencia de conocimientos técnicos. La plataforma también aborda el desarrollo de habilidades socioemocionales, que son esenciales para la vida laboral moderna. Estas habilidades incluyen el emprendimiento, la comunicación, el liderazgo, el trabajo en equipo, la resolución de conflictos y la creatividad. En un contexto en el que las empresas valoran tanto las competencias técnicas como las habilidades blandas, la capacidad de combinar ambos tipos de conocimiento se convierte en un diferenciador clave para los jóvenes que buscan su primer empleo.
El último tramo: cuatro meses para hacer la diferencia en la empleabilidad
Con solo cuatro meses restantes antes de graduarse, muchos estudiantes de secundaria de Latinoamérica tienen una última gran oportunidad de aprovechar los recursos y el apoyo que solo el entorno escolar puede ofrecer. Durante este período, es fundamental que se enfoquen en adquirir habilidades prácticas y conocimientos que les serán útiles en sus futuras carreras, lo que no solo incluye el dominio de herramientas y técnicas específicas, sino también el desarrollo de habilidades blandas que les permitan adaptarse a un entorno laboral en constante cambio.
En este sentido, el rol de los docentes y las instituciones educativas es fundamental. Si bien el aprendizaje online, asincrónico y autogestionado es cada vez más común, Pasjalidis destaca que “trabajamos en contextos de colegios con un esquema de buenas prácticas para que los alumnos puedan tener un esquema de contención, guía y motivación”. Este apoyo es esencial para que los estudiantes puedan aprender de manera autónoma, pero dentro de un marco que les brinde la orientación y el estímulo necesarios para continuar su desarrollo profesional más allá de las aulas.
Prepararse para el futuro: más allá del diploma
Una vez graduados, los jóvenes dejarán atrás el entorno contenedor del colegio y se enfrentarán a la independencia que caracteriza al mundo laboral. En este nuevo escenario, la autogestión y la capacidad de aprender de manera continua serán habilidades cruciales. Por ello, es importante que, durante estos últimos meses de secundaria, los estudiantes se preparen no solo para obtener un diploma, sino también para convertirse en aprendices permanentes, capaces de adaptarse y prosperar en un mercado laboral dinámico. Para ello, según Pasjalidis, “aprender a aprender y dejarlos ante este desafío (acompañados por docentes o facilitadores) es tan importante como cuando aprendemos a andar en bicicleta por nuestra cuenta, y nos sentimos acompañados y seguros por tener a uno de nuestros familiares corriendo a nuestro lado: depende de nosotros, pero están para darnos soporte”
Estos últimos cuatro meses representan una ventana de oportunidad que los jóvenes no deben desaprovechar. Con el apoyo adecuado de sus docentes y el uso de herramientas educativas innovadoras, pueden desarrollar las competencias que los convertirán en candidatos atractivos para los empleadores. Este es el momento para que los estudiantes tomen las riendas de su educación y se preparen para un futuro lleno de desafíos, pero también de oportunidades. Como señala Pasjalidis, “somos un facilitador, un buffer y un acelerador para la empleabilidad de los jóvenes porque los conocemos, conocemos sus capacidades y aspiraciones, al igual que tenemos un fuerte vínculo con lo que el mercado necesita”. Trabajar con colegios, áreas de responsabilidad social de las empresas y Gobiernos es el camino que Ticmas ha iniciado para este fin.
El éxito en el mercado laboral no es una cuestión de suerte, sino de preparación. Y esa preparación debe empezar, para muchos, ahora.