Solo uno de cada cuatro estudiantes argentinos de 15 años puede resolver un ejercicio que requiere aplicar la regla de tres simple. El dato surge de un análisis de los ejercicios de la prueba PISA 2022 de Matemática realizado por el Observatorio de Argentinos por la Educación. Aunque los resultados de PISA se conocieron el año pasado, el nuevo informe profundiza en cuáles fueron los conocimientos y habilidades evaluados en la prueba, para entender mejor lo que expresan las cifras en términos de aprendizaje.
Si bien la agenda de la política educativa puso el foco en los problemas de lectura y escritura –una prioridad plasmada este año en el Compromiso Federal por la Alfabetización–, los datos de las pruebas nacionales e internacionales muestran que para los estudiantes argentinos las mayores dificultades de aprendizaje están en Matemática. Algunos especialistas han advertido que ambos desafíos están estrechamente relacionados: los bajos niveles de comprensión lectora repercuten en el desempeño en Matemática (porque, por ejemplo, dificultan que los estudiantes entiendan la consigna de un problema).
Según las últimas cifras de PISA, a nivel nacional 7 de cada 10 alumnos de 15 años (72,7%) no alcanzan el nivel esperado en esa materia. Es el peor resultado desde que Argentina participa en la evaluación: en 2018, la proporción fue del 69,1%, en 2012 del 66,5%, en 2009 del 63,6%, y en 2006 del 64,1%.
En las pruebas Aprender, los resultados no son mejores: 8 de cada 10 (82,4%) estudiantes del último año de secundaria se ubicaron en los niveles más bajos de desempeño (básico y por debajo del básico) en la evaluación de Matemática en 2022. El resultado implicó un retroceso de 11 puntos porcentuales con respecto a la edición anterior, de 2019.
¿Qué significan, concretamente, estos bajísimos niveles de desempeño? El último informe del Observatorio de Argentinos por la Educación se titula justamente “Abriendo la caja: ¿qué evalúa PISA en Matemática?”, y ofrece algunas precisiones sobre los ejercicios de la prueba internacional y su relación con el currículum nacional (es decir, con los contenidos que deberían enseñarse en todas las escuelas del país).
Los autores –Nicolás Buchbinder, Martín Nistal y Eugenia Orlicki– explican que el 79,2% de los temas evaluados en la prueba de la OCDE forman parte de los contenidos definidos a nivel nacional. En otras palabras, los bajos resultados obtenidos por los estudiantes no pueden atribuirse a la “descontextualización” del examen, como plantean algunos críticos, dado que hay una fuerte alineación curricular entre lo evaluado y lo que debería enseñarse en el aula.
Es cierto, por un lado, que suele haber brechas entre lo que prescribe el diseño curricular y lo que efectivamente se enseña en el aula (por falta de tiempo, por el exceso de temas incluidos en el currículum o por decisiones pedagógicas de los docentes, entre otros factores posibles). También es cierto que otros países de la región están aún más alineados con los criterios de PISA: la proporción de contenidos evaluados cuya enseñanza está prevista en las currículas nacionales sube al 84,1% en Uruguay, 98,1% en Chile y 99,6% en Brasil.
El estudio analiza “un aspecto clave, aunque a veces olvidado, de los resultados de una evaluación estandarizada: el desempeño de los estudiantes en algunos ítems específicos”, explicó Nicolás Buchbinder, especialista de la Universidad de Colorado Boulder y coautor del documento. “En general, los reportes de resultados utilizan los niveles de desempeño, aunque es difícil dar una idea concreta de qué habilidades y conocimientos están relacionadas con esos niveles”, precisó Buchbinder. Para “abrir esa caja”, los autores estimaron qué porcentaje de estudiantes en Argentina podría responder algunos de los ejercicios de PISA que fueron “liberados” (es decir, que son de acceso público).
Ejercicio de proporciones: ¿cuántos pudieron resolverlo?
Cada estudiante que participa en esta prueba internacional debe resolver un máximo de 30 ejercicios, aunque no todos responden las mismas consignas. Entre los ejercicios liberados por la OCDE, hay consignas relacionadas con cálculos de proporciones, regla de tres simple y ecuaciones sencillas.
El informe del Observatorio estimó que, a nivel nacional, solo el 27% de los alumnos de 15 años logró resolver un ejercicio de regla de tres simple. Un 36% alcanzó a resolver un ejercicio de proporciones de nivel 1a (por debajo del mínimo requerido), mientras que solo el 20% pudo solucionar ejercicios de nivel 2 (el mínimo esperado según PISA).
Uno de los ejercicios liberados por PISA se titula “Figura con un patrón de triángulos”. Allí los estudiantes tienen una figura compuesta por triángulos de dos colores (rojo y azul) y deben estimar qué porcentaje del área es ocupado por los triángulos azules.
En un segundo ejercicio sobre esta misma actividad, también se les pide que estimen una proporción, pero se agrega la dificultad de imaginar una parte del área.
El ejercicio tres también requiere imaginar una parte del área pero, además, implica poder generalizar y responder por sí o por no redactando una justificación.
Según la estimación de los autores, el 36% de los alumnos argentinos de 15 años pudo resolver el ejercicio 1, pero solo el 20% logró resolver el 2 y apenas el 2% podría responder de manera correcta la pregunta del ejercicio 3 (si se exige además la justificación completa, el porcentaje desciende a 0,2%).
Un problema crítico, con efectos a largo plazo
Los docentes advierten que los resultados de PISA muestran niveles de aprendizaje que no solo impactan en las trayectorias de los estudiantes en la escuela secundaria, sino también en la universidad. Algunos piden un acuerdo federal similar al que se construyó en torno a la alfabetización. Y advierten que el déficit de habilidades matemáticas básicas repercute mucho más allá de lo académico, en las actividades de la vida cotidiana.
“Los resultados de las pruebas PISA no sorprenden a quienes trabajamos en universidades y asumimos la responsabilidad de articular con el nivel medio en áreas críticas como la matemática. Durante años, desde las universidades hemos implementado diversas estrategias para suplir los conocimientos y habilidades que muchos estudiantes aún no han consolidado al ingresar”, planteó Marcela Svarc, profesora del departamento de Matemática de la Universidad de San Andrés e investigadora del Conicet.
“Es esperable que mejorar la enseñanza en el nivel secundario impacte positivamente en las tasas de aprobación y en la reducción de la deserción universitaria”, agregó Svarc. Y resaltó que las pruebas PISA también ofrecen un motivo de esperanza, “ya que muestran una disminución en el porcentaje de estudiantes que se ubican en el nivel más bajo”.
“El enfoque actual en la enseñanza de matemáticas no está dando buenos resultados. Necesitamos el compromiso de toda la sociedad para revertir esto, tal como se lo está logrando con los acuerdos por la alfabetización y comprensión lectora; es crucial que los estudiantes de hoy en día desarrollen competencias matemáticas, no solo para su vida académica y profesional, sino también para enfrentar los desafíos de la vida diaria”, consideró Inés Zerboni, licenciada en Psicopedagogía y Neuropsicología, directora de Proyecto E, una fundación educativa de San Antonio de Areco.
Para Romina Busain, profesora de Matemática y Física, los resultados exponen una brecha entre las habilidades necesarias para el siglo XXI y las que se están desarrollando en las aulas: “La falta de pensamiento crítico, la dificultad para aplicar las matemáticas a situaciones cotidianas y la limitada capacidad para resolver problemas complejos son indicadores de un sistema que no está preparando a nuestros jóvenes para los desafíos que enfrentarán en el futuro”.