La imagen popular de la juventud que no estudia ni trabaja no es positiva. En la última década, el término “nini” se utiliza para referirse a este sector poblacional que no se encuentra cursando estudios -ya sea formales o informales- y que tampoco cuenta con algún empleo. Algunos teóricos señalan que previo a que se utilizara de forma despectiva, el término fue creado más bien para expresar la preocupación por el abandono temprano de la escuela, así como el desempleo juvenil.
Según el artículo Ninis en México: problema y propuestas (2018), publicado por Alejandro Márquez Jiménez en la revista Perfiles educativos, el concepto de “nini” es una traducción de la voz Neet (las siglas en inglés de la frase not in employmenteducation or training) y fue utilizado por primera vez en 1999 dentro de un informe de la Social Exclusion Unit, que es una oficina de apoyo al gabinete del primer ministro de Gran Bretaña.
Y aunque su primera aparición se remonta a inicios del siglo, aún es un tema de preocupación a nivel global. En el más reciente informe de Tendencias Mundiales del Empleo Juvenil 2024 (GET for Youth), publicado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se señala que el 20.4% de los jóvenes de entre 15 y 24 años en el mundo no estudia ni trabaja en la actualidad.
¿Por qué preocupa que los jóvenes no estudien ni trabajen?
La OIT señaló que a pesar del descenso sostenido del desempleo juvenil en los últimos años, un porcentaje significativo de jóvenes, especialmente mujeres, sigue sin empleo, educación, ni formación. En su informe titulado “Tendencias Mundiales del Empleo Juvenil 2024 (GET for Youth)” , destaca que el problema de los “ninis” o NEET (por sus siglas en inglés) sigue siendo una preocupación.
El informe indica que aunque la tasa de desempleo juvenil global bajó al 13% en 2023 –equivalente a 64.9 millones de jóvenes– y se espera que descienda aún más al 12.8% en los próximos dos años, esta tendencia positiva no se refleja uniformemente en todas las regiones, pues en los Estados Árabes, Asia Oriental, Asia Sudoriental y el Pacífico se tienen índices de desempleo en la juventud superiores a lo declarado en 2019.
Gilbert F. Houngbo, director general de la OIT, enfatizó en el informe la importancia del trabajo digno para la estabilidad, inclusión y justicia social. Advirtió que la persistencia de altos niveles de “ninis” y la falta de empleos decentes generan una creciente ansiedad entre los jóvenes, a pesar de ser la generación más formada de la historia.
La estadística de la organización recalcó que la proporción es de uno de cada cinco jóvenes en el mundo que no está inserto en el mundo laboral y que tampoco cursa algún tipo de formación educativa. Las mujeres son las más afectadas con este problema, al representar dos de cada tres de estos casos. El informe agregó que incluso los jóvenes que están empleados tienen un panorama complejo, ya que al menos la mitad de ellos está dentro del sector informal.
Otra preocupación destacada por el informe es la brecha de género en la recuperación del mercado laboral post-pandemia. Las tasas de desempleo juvenil para las y los jóvenes en 2023 eran casi iguales (12.9% para mujeres y 13% para hombres), pero la tasa mundial de “ninis” duplicó en mujeres jóvenes comparada con la de los hombres jóvenes (28.1% y 13.1%, respectivamente).
Si bien la situación es más favorable en las economías de renta alta y media-alta, donde la mayoría de los trabajadores jóvenes tiene empleos fijos y seguros, en las economías de renta baja hay tres de cada cuatro jóvenes trabajadores que solo pueden acceder a empleos por cuenta propia o a trabajos temporales remunerados.
El director de la OIT ha llamado a fortalecer las bases del trabajo decente ya prestar especial atención a la creación de empleos específicos para mujeres jóvenes para contrarrestar la ansiedad presente entre la juventud debido a la falta de oportunidades laborales. A su vez, el informe subraya la necesidad de reducir el desajuste educativo mediante el desarrollo de competencias digitales y ecológicas.
Desafíos que enfrenta el empleo juvenil
Debido a este panorama -mezclado con la crisis climática, la OIT destacó que los jóvenes están experimentando signos crecientes de niveles de ansiedad respecto a su futuro. Se sienten estresados por la situación económica, una estabilidad emocional, la falta de movilidad social entre generaciones y sus perspectivas de una eventual independencia financiera. Esta incertidumbre afecta su bienestar personal y motivación para tomar decisiones sobre su carrera académica o laboral.
Otro desafío que genera ansiedad y estrés entre los jóvenes a nivel global es la existencia de un número limitado de puestos de trabajo que requieren habilidades cualitativas y sociales. Esto resulta en una mayor competencia entre jóvenes con estudios en búsqueda de empleo. El organismo aseguró que este escenario está contribuyendo a la percepción de que la educación académica por sí sola no garantiza una incorporación exitosa al mercado laboral.
A su vez, lo anterior provoca que no haya una fuerte motivación de estudiar disminuye en los jóvenes, al tener un paradigma de que la formación académica no es suficiente para sumarse al mundo del trabajo. Actualmente, los jóvenes tienen más oportunidades para continuar sus estudios, con un 48% en algún tipo de escolarización en comparación con el 38% en el año 2000, pero la motivación para estudiar puede disminuir debido a que ya no es un indicador de empleo estable.
“Ninguno de nosotros puede esperar un futuro estable cuando millones de jóvenes de todo el mundo no tiene un trabajo decente y, en consecuencia, se sienten inseguros e incapaces de construir una vida mejor para ellos y sus familias. Las sociedades pacíficas dependen de tres ingredientes fundamentales: estabilidad, inclusión y justicia social; y el trabajo digno para los jóvenes está en el centro de los tres”, resaltó Gilbert F. Houngbo en un comentario.
Finalmente, la OIT destacó que aún es necesario implementar más estrategias para mejorar la empleabilidad de los jóvenes y su integración en el mercado laboral. En el informe añadió cuatro puntos importantes para poner en práctica, sobre todo en países en vías de desarrollo:
- Inclusión laboral durante la formación educativa, para facilitar la transición de la escuela al trabajo y formar las competencias de los jóvenes a las necesidades del mercado.
- Políticas económicas y de mercado orientadas a jóvenes desfavorecidos socialmente, para impulsar la creación de puestos de trabajo y acceso a financiamientos para la formación.
- Fomento de una cultura organizacional y el espíritu empresarial para motivar a los jóvenes a ser parte de la fuerza laboral de una compañía.
- Derechos laborales basados en normas internacionales para garantizar que los jóvenes disfruten de igualdad de trato entre los jóvenes vulnerables y los que no lo son.
La Organización Internacional del Trabajo llamó a incrementar las inversiones en políticas de integración de empleo juvenil continuo, y apoyar a los países de ingresos bajos a luchar por encontrar un espacio fiscal necesario para contar con más recursos económicos para esos fines.
Para enfrentar los desafíos que los jóvenes se encuentran en el mercado laboral, es crucial que se implementen políticas efectivas en educación, empleo y apoyo social. Solo a través de un enfoque integral que promueva la inclusión y garantice igualdad de oportunidades se podrá construir un fututo más prometedor y estable para la juventud global.