Florencia Mezzadra es una figura clave en el ámbito educativo argentino. Con una vasta trayectoria que la tuvo como directora del programa de Educación en CIPPEC y directora del Instituto Nacional de Formación Docente, Mezzadra es gerente de Educación del Instituto Natura, la fundación de la empresa multinacional que tiene alcance en toda la región.
En Argentina, el Instituto Natura lleva adelante programas en Salta, Entre Ríos, Santa Fe, Catamarca y Corrientes, ha comenzado proyectos en Mendoza y Tucumán y, a través del Grupo de Fundaciones y Empresas, apoya a la provincia de San Juan.
En esta entrevista realizada en las oficinas de Ticmas, Mezzadra habla de la situación de la alfabetización en el país y subraya la importancia de reconocer que aprender a leer y escribir es un derecho humano básico. También menciona la fuerte demanda de los gobiernos provinciales por políticas de alfabetización más efectivas y la importancia de implementar políticas integrales que se sostengan en el tiempo.
—¿Cuáles son los puntos claves para comprender el estado de la alfabetización en la Argentina?
—A diferencia de otros países, en Argentina no tenemos información actualizada para conocer la situación de la alfabetización. Los últimos datos de representación nacional son de 2019, prepandemia, cuando se planteó que la mitad de los niños y niñas de tercer grado no adquirieron los conocimientos mínimos para la edad. Pero cuando se recorren escuelas, es un problema que se grita a voces. Hoy lo gritan el gobierno, los gobiernos provinciales, las organizaciones sociales; Argentinos por la Educación lideró una campaña. Aprender a leer y escribir es un derecho humano educativo básico. Cuando empezamos a trabajar en el tema, hace cuatro años, era una tragedia silenciosa. Que hoy sea un grito a voces es el primer paso hacia el camino de garantizar el derecho de todos los niños y las niñas de la Argentina. Se reconoció el problema y se sabe cómo resolverlo.
—¿En qué sentido?
—La escuela enseña a leer y escribir desde que nació. Además, hay mucha evidencia en el mundo sobre cómo aprenden los niños y las niñas a leer y escribir, y cuáles son las estrategias pedagógicas y didácticas que se requieren para que eso suceda.
—Hoy parecería que se está abandonando el método holístico y se está recuperando el método fonológico.
—Sin ser especialista específicamente en eso, no diría que se está recuperando un método viejo. No pasa por ahí; pasa por usar en el aula las evidencias más recientes sobre cómo enseñar a leer y escribir para que todos aprendan. Esto es algo que la escuela garantizó desde siempre. Si bien no hay tantos datos antiguos, porque los sistemas de evaluación de los sistemas educativos son más modernos, se puede demostrar analizando, por ejemplo, la tasa de analfabetismo de la población adulta. El sistema educativo era exitoso. Pero no solo está ese saber en el aula, sino que hoy se sabe mucho más sobre cómo implementar políticas que puedan transformar y mejorar los sistemas educativos de manera sistémica y a escala.
—¿Cómo acompaña el Instituto Natura los proyectos provinciales?
—En el Instituto Natura, que es la fundación de la empresa Natura, tenemos conciencia de que este es un problema social de gran escala y que quien tiene las herramientas, los recursos y la responsabilidad es el Estado. Nosotros apoyamos a los gobiernos provinciales, a desarrollar políticas para mejorar la alfabetización inicial en los primeros años de la escolaridad.
—¿Cómo son las etapas del acompañamiento?
—Empezamos a trabajar con los gobiernos provinciales a partir de tres acuerdos básicos. El primer es que los gobiernos tengan la voluntad de implementar políticas a escala. No basta con programas piloto. El segundo punto, que para nosotros es muy importante, es la evaluación. Tienen que verse los resultados en el aprendizaje de los niños y las niñas. Y el tercero es entender que, para tener resultados, las políticas tienen que ser integrales. Recién comentaba que hoy se sabe más cómo deben ser las políticas educativas para que tengan impacto. Tienen que ser integrales. No basta con evaluar, no basta con la formación docente, no basta con distribuir libros. Es importante que sean políticas integrales, que tengan varios componentes que hagan fuerza y logren traccionar la mejora. Con esos tres acuerdos empezamos a trabajar juntos.
—¿Cuáles son los éxitos que puede identificar desde que ustedes están interviniendo?
—Empezamos a intervenir escala en 2021, 2022 con Entre Ríos y Salta. Implementamos una evaluación a fin de segundo grado como línea de base y este año implementamos la segunda cohorte. En las otras provincias estamos empezando con esa evaluación. De todas maneras, más allá de las evaluaciones que se hacen en las provincias, hay que señalar que la última evaluación APRENDER de tercer grado fue en 2016. ¿Cómo se responsabiliza el Estado argentino respecto de garantizar este derecho? Este año aparentemente va a haber una nueva evaluación.
—Pero hay evaluaciones jurisdiccionales…
—Algunas jurisdicciones, las menos, tienen su propia evaluación.
—¿Cómo son los resultados en las jurisdicciones donde ustedes intervienen?
—En las jurisdicciones donde nosotros estamos trabajando se trabaja con la evaluación de lectura a fin de segundo grado. Ahora bien, la evaluación por sí sola no va a mejorar. Axel Rivas hizo una investigación hace unos años muy interesante donde analizó qué hicieron los sistemas educativos que mejoraron: obviamente no sólo evaluaban, pero evaluaban. Es una condición necesaria, pero no suficiente. Además, una cosa es una evaluación muestral como APRENDER y otra son las evaluaciones provinciales. La evaluación debe tener el rol de tracción a la mejora, pero no es suficiente.
—¿Cómo toman los maestros los proyectos?
—Si bien nosotros no intervenimos directamente en el aula, es muy importante ser respetuoso de la tarea y el saber docente. Eso es algo que también se conversa muchísimo. Cuando hay una relación de respeto, hay otras bases para el trabajo. En segundo lugar, el aprendizaje de leer y escribir es muy visible. Entonces, si hubiera alguna resistencia inicial, es fácil caminar juntos porque los resultados se ven muy rápido. La verdad que es un placer trabajar con los docentes en Argentina. Hay un compromiso por la tarea y por el aprendizaje de los niños. Eso genera mucha fiesta, mucha alegría.
—¿Qué espera del Plan Nacional de Alfabetización? ¿Cuáles son las expectativas que tenés puestas?
—Mis expectativas son altas. Es una política compleja, pero, en un contexto de restricción de recursos como el argentino, es barata. Si se trabaja con voluntad real, con equipos que conozcan y se sostiene en el tiempo, es un problema que se va a resolver. No puede seguir pasando que los chicos vayan a la escuela año tras año y no aprendan a leer y escribir. Tenemos otras experiencias en la región, como Brasil, donde hay casos que mejoraron el aprendizaje de la lengua en poco tiempo. Nuestro vecino lo está logrando. Hay Estados que mejoraron veinte puntos en cuatro años. Son mejoras muy impresionantes. No es fácil, pero no es imposible. Hay que tener altas expectativas. Si un gobernador decide que este problema deja de existir en su provincia, lo logra. Se sabe cómo hacer. Es barato. Las escuelas están hechas para esto.