Aumento de nerviosismo, dudas y preocupaciones, así como altos niveles de estrés pueden ser los principales síntomas de ansiedad, que es una reacción emocional ante la percepción de una amenaza o peligro, con la finalidad de proteger a la persona que lo está sintiendo, a modo de mecanismo de defensa. Sin embargo, esta sensación puede generarse aún cuando no ocurre algo que en verdad ponga en peligro, lo cual manda señales confusas al cuerpo y provoca una alerta desmedida en las personas.
Lo usual es que la ansiedad se sienta por un momento específico y en un plazo breve de tiempo, pero cuando esto no ocurre se entra en un estado alterado de la mente que puede desencadenar en un problema de salud mental. Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la ansiedad se convierte en un problema cuando la preocupación continúa y dificulta la vida cotidiana.
En su portal sobre crianza, el Unicef comenta que, si la ansiedad en sí causa estados alterados de los sentidos, que provocan extrañeza en los niños y niñas, de no controlarse y hacer que la mente se relaje, se puede desencadenar en un ataque de ansiedad.
¿Qué es un ataque de ansiedad?
De acuerdo con las definiciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la ansiedad es un estado emocional en el que se presentan cambios somáticos, es decir, cuando una persona expresa tener un síntoma que en realidad no tiene, así como psíquicos. Cuando está presente de manera excesiva o recurrente, se considera que ésta es patológica, lo cual pueden generar disfuncionalidad en la persona que lo padece.
Por otro lado, un ataque de ansiedad es un episodio de miedo intenso, el cual puede durar desde varios minutos hasta una hora, según explica Angélica Juárez, académica de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
De acuerdo con el médico en Psiquiatría y Psicología en Mayo Clinic, Brian Hesler -especializado en depresión, ansiedad y trastorno bipolar- los ataques de ansiedad tiene muchos síntomas mentales y físicos, como dolor en el pecho, dificultad para respirar, náuseas, mareos, así como sudoración excesiva y hasta entumecimiento de las extremidades. Debido a la impresión que pueden causar estos síntomas, es importante ayudar a que los niños y adolescentes los identifiquen y poco a poco reconozcan que no están en peligro real.
Si bien es más común que estos estados emocionales estén presentes en la juevntud o adultez, cada vez es mayor la cifra de adolescentes que tienen este tipo de episodios emocionales. Aunque en menor medida, también pueden experimentarse en la etapa de la infancia, ya que ocurren al sentir ansiedad por algo o atrvesar por una situación difícil o estresante.
Diferencia entre ataque de ansiedad y ataque de pánico
El Unicef señala una relación entre el ataque de ansiedad y el ataque de pánico, conectándolos por medio de ese miedo irracional y la sobrecarga emocional negativa de un momento a otro.
“Muchos niños y niñas sienten terror durante un ataque, como si algo malo estuviera a punto de suceder. Estos sentimientos pueden producirse incluso cuando no existe ningún peligro real”, explica la organización especializada en infancia y adolescencia.
Pese a ello, muchos especialistas señalan algunas diferencias entre uno y otro, especialmente enfocándose en la intensidad, duración y contexto en que surja el ataque emocional. De acuerdo con Healthline, la confusión entre ambos ocurre debido a que los ataques de pánico y ansiedad pueden sentirse similares y comparten muchos síntomas emocionales y físicos; de hecho, pueden experimentarse ambos al mismo tiempo.
La gran diferencia entre un ataque de pánico y un ataque de ansiedad es que, en el primero hay una sensación de muerte inminitente, desrealización y despersoanalización. Dichos síntomas no forman parte del ataque de ansiedad. La siguiente distinción radica en la rapidez y la intensidad de los síntomas: los ataques de pánico son inesperados y más intensos, mientras que los ataques de ansiedad evolucionan gradualmente en respuesta a situaciones estresantes específicas.
Cómo explicarle a un niño un ataque de ansiedad
Datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) muestran que, en México 19.3% de la población adulta padece síntomas severos de ansiedad y más de 30% los presenta de forma leve o moderada. Según el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), diversos estudios demuestran que los trastornos de ansiedad afectan al 10% de los niños, en quienes se le puede manifestar en un estado exhaservado como una crisis o ataque de ansiedad.
Para hablar con los niños y adolescentes sobre este tema, una equiparación que puede hacerse es con algo que ellos entiendan con facilidad y con lo que puedan establecer una relación de similitud sencilla. Tal es el caso de las series o películas de dibujos animados, con las cuales pueden hacer una equivalencia de lo que les ocurre a los personajes y cómo es que pueden vivirlo los y las niñas.
Recientemente se ha observado una creciente representación de los ataques de ansiedad y de pánico en diversas películas animadas y programas de televisión. Aunque el caso más reciente se vio en Intensamente 2, con el episodio que vive la protagonista durante un partido de hockey sobre hielo, sin embargo, esta no es la primera representación que se da en el cine animado sobre este tipo de emociones.
Películas como El Gato con Botas y Paw Patrol han incluido escenas que muestran de manera realista los ataques de pánico. En la primera, se aprecia cómo la situación de miedo es manejada con seriedad y empatía, lo que ha sido valorado positivamente por la audiencia, pues se trata el problema sin minimizarlo, afrontándolo y mostrando también el acompañamiento que pueden dar los otros.
En el caso de la película sobre los perros policías, también han abordado de buena manera este tema. En una escena, el personaje Chase sufre un ataque de pánico, y sus compañeros responden de manera adecuada, sin presionarlo, lo que solidifica la importancia de una representación cuidadosa y respetuosa.
Por el contrario, hay otros esfuerzos del cine que resuenan entre la audiencia por considerar que no son fieles a lo que en realidad pasa, o que los ataques de ansiedad y pánico son ridiculizados o minimizados. Por ejemplo, en el caso de Avengers Endgame, cuando Thor tiene un ataque de pánico, pero al tener un manejo breve del tema, recibió críticas por su falta de profundidad y realismo.
Con estos ejemplos, padres y madres de familia, así como docentes y tutores en el aula, pueden ayudar a los niños a reconocer cuáles son los síntomas de un ataque de ansiedad, así como a identificar de dónde se originan estos, ya que la mayoría de las veces se causan por presiones escolares, o sociales que surgen en la adolescencia o en entornos complejos en edades más tempranas.
Síntomas de un ataque de ansiedad
Los síntomas pueden ser físicos, emocionales y conductuales, y pueden interferir significativamente en el funcionamiento diario del niño.
Entre los síntomas físicos más comunes se encuentran el incremento de la frecuencia cardíaca, sudoración, temblores, y sensación de falta de aire. Algunos niños pueden experimentar dolores de estómago o de cabeza sin causa médica aparente. El rechazo a comer en la escuela o guardería y evitar usar baños fuera de casa son también señales que deben ser consideradas.
En el ámbito emocional, es común que el niño presente llanto excesivo, sensibilidad, irritabilidad o enojo sin razón evidente. El miedo a cometer errores, aunque sean pequeños, así como ataques de pánico o el temor a tenerlos, son también indicativos de ansiedad. Los niños pueden mostrar una preocupación excesiva sobre eventos futuros y miedo a ser dejados solos en algún lugar. Las pesadillas recurrentes sobre perder a un ser querido también son un síntoma a vigilar.
Finalmente, los comportamientos relacionados con la ansiedad pueden incluir constante cuestionamiento con frases como “¿y si...?”, así como evitar participar en actividades grupales. Es posible que el niño permanezca callado y preocupado en situaciones sociales o que se niegue a asistir a la escuela. Aislarse durante el almuerzo o el recreo y evitar situaciones sociales con otros niños señalan una posible ansiedad. La búsqueda constante de aprobación y expresar incapacidad sin razón real, junto con crisis o berrinches, son otros comportamientos a considerar.