En un mundo donde la inteligencia artificial (IA) está ganando una presencia cada vez mayor en nuestras vidas, la educación no es la excepción. Enseñarle a los docentes a utilizar bien la IA en las aulas se ha convertido en una necesidad clave para mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje. Esto implica no solo herramientas tecnológicas adecuadas, sino también una formación específica y continua en las competencias necesarias para integrar efectivamente la IA en sus metodologías pedagógicas. Este planteamiento se dio en medio de la conversación con Brigitte Baptiste, rectora de la Universidad Ean, destacada bióloga y líder en educación, que también analizó cómo integrar la sostenibilidad en los planes de estudio, el papel de las universidades en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, formación contínua y las microcredenciales en el proceso formativo.
¿Hay alguna forma de enseñarle a los docentes a que aprendan a utilizar bien la IA en las aulas?
Sí, claro, y es una buena pregunta porque implica que se está desdibujando la frontera clásica entre docente y estudiante. Realmente, tenemos profesionales con experiencias y competencias específicas, capacidades pedagógicas, pero que actúan más como acompañantes o mentores en los procesos de conocimiento de los estudiantes, en lugar de simplemente impartir conocimiento. Los profesores también deben estudiar constantemente y producir conocimiento, al igual que los estudiantes. La universidad se convierte así en un laboratorio de experiencias cognitivas, con un acervo de mentores y capacidades, donde se construye y reconstruye el proceso formativo entre todos los participantes.
¿Qué rol debe jugar la inteligencia artificial en la educación superior?
Me encantan los retos que la tecnología nos plantea cada día. Tratamos de anticiparnos y estar al día, incentivando el uso temprano de todas las formas de tecnología con un enfoque experimental y una perspectiva crítica. Sabemos que las tecnologías pueden tener roles ambiguos: pueden impulsar la creatividad, pero también restringirla e incentivar el plagio. Estos son grandes retos para las universidades hoy en día. Sin embargo, no podemos dejar de utilizarlas ni ignorar la avalancha de innovaciones disponibles. Lo mejor es utilizarlas y enseñar a utilizarlas bien.
¿Eliminar el título universitario?
Lo hemos pensado, pero es muy importante el tema de la certificación. Las empresas y emprendedores ya no requieren necesariamente el título formal, debido a la gran diversidad de programas disponibles, lo que dificulta establecer diferencias mínimas en la calidad. Las empresas buscan saber si las personas son competentes sin necesidad de entrenarlas de nuevo, por lo que el título está pasando a un segundo plano. No podemos eliminarlo porque es un requisito formal ante el Ministerio de Educación y la vigilancia de calidad que, como institución acreditada, debemos cumplir. Pero es cierto que el título va adquiriendo menos relevancia.
¿Cómo integra la Universidad EAN la sostenibilidad en su currículo y prácticas educativas?
Como la sostenibilidad es un asunto transversal, la única forma de que toda la comunidad universitaria tenga una formación profunda y rigurosa en el tema es convertirlo en algo también transversal e integrador. Lo que hicimos en EAN fue revisar el pensum de nuestros casi 80 programas y garantizar que la sostenibilidad estuviese presente de manera obligatoria, en el sentido de que se trata del ADN de la universidad. Creemos que toda la comunidad debe estar expuesta a ello. Además del plan de estudios, buscamos que la universidad se convierta en una institución sostenible, cumpliendo con todos los estándares modernos de sostenibilidad y proyectando sus ideas de sostenibilidad y emprendimiento innovador hacia la sociedad. Con esto, cumplimos las tres tareas que una universidad debe siempre llevar a cabo: formación, extensión e investigación, pero con criterios de sostenibilidad.
¿Qué papel juegan las universidades en la promoción de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible?
Es fundamental que las universidades tengamos la obligación de hablar de la agenda global con significado local, regional y nacional, para que todo el mundo entienda el tamaño del reto al que nos estamos enfrentando. El planeta entero está en medio de una crisis climática, una crisis de biodiversidad, una crisis social y una crisis de gobernabilidad. Esto a veces resulta sobrecogedor; a la gente le cuesta mucho trabajo correlacionar lo que está sucediendo en Europa, en África, en Barranquilla o en Bogotá. Las universidades tenemos la capacidad de unir los puntos y mostrar a la gente escenarios, no digamos que tranquilizadores, pero sí escenarios donde se puede operar con esperanza, no de desesperación y pesimismo, sino escenarios para construir prosperidad. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible configuran ese mapa, ese conjunto de lineamientos sobre los cuales cualquier disciplina puede operar, cualquier conjunto de investigadores, docentes o estudiantes.
¿Cuáles son las principales tendencias en educación superior que está observando actualmente y cómo está la Universidad EAN adaptándose a ellas?
Como nos interesa llegar a cada vez más personas, lo más importante para nosotros en este momento es la expansión de la virtualidad, es decir, abrir el acceso a nuestras capacidades y programas de formación a todo el mundo, en cualquier parte del planeta. Hemos hecho un trabajo exhaustivo para no solo transferir más programas al ambiente virtual –entendido como estudios autónomos no sincrónicos con monitoreo, acompañamiento, mentoría y evaluación acorde a las capacidades de cada quien–, sino también para la producción de materiales específicos actualizados y de alta calidad, que no son una versión empobrecida de la educación presencial. Bajo esta modalidad, esperamos llegar a miles de personas muy pronto. Actualmente, ya estamos enseñando a más de 6.000 estudiantes en formación virtual y buscamos ampliar la oferta de programas para quienes están en regiones donde nuestra educación pueda tener mayor impacto en sus vidas cotidianas, es decir, ofrecer programas relevantes para personas en el llano, la selva, los páramos o la Costa Caribe. Contamos con plataformas muy modernas y no dependemos de la conectividad permanente, sabiendo que en Colombia hay restricciones. Hemos fortalecido nuestra capacidad de homologar la experiencia de las personas, algo novedoso que permite validar y evaluar conocimientos y capacidades adquiridas a través de diferentes medios, pasantías, cursos en plataformas digitales y experiencias propias, para que puedan finalizar sus estudios en dos o tres años en lugar de los tradicionales cuatro años.
¿Cuándo hablas de acabar en dos o tres años los estudios estamos hablando de educación técnica tecnológica o profesional?
Es profesional. El pensum es el de una carrera convencional, aunque ajustada a emprendimiento y sostenibilidad. Reconocemos que, por ejemplo, las electivas pueden no haber sido ofrecidas por nuestra universidad, sino desarrolladas por cada estudiante en sus condiciones particulares, a través de un curso informal en YouTube. Hoy en día, existen muchas formas de adquirir conocimiento; lo que necesitamos es validarlo, especialmente las competencias asociadas a ese conocimiento. Validamos y homologamos todas las competencias posibles, permitiendo que una persona pueda comprimir su periodo de estudio.
Formación continua a través de EanX
EanX es un emprendimiento propio que abre cursos de distinta intensidad en todos los frentes y áreas del conocimiento. Estos cursos pueden ser tomados por cualquier persona dentro o fuera del país como estudios independientes. Si desean certificarlos como parte de una formación profesional o de posgrado, contamos con casi 100 cursos disponibles, además de un servicio de suscripción que permite acceso amplio a todos estos cursos. También creamos cursos a medida que, al momento de evaluar competencias, ya tienen todos los estándares requeridos. Ofrecemos microcredenciales, que corresponden al reconocimiento de capacidades de aprendizaje obtenidas en asocio con terceros en temas específicos. Sabemos que hay conocimiento muy especializado fuera de la universidad que nos interesa traer a nuestros estudiantes. Mediante convenios y mecanismos de evaluación de competencias, podemos certificar a estudiantes al año o año y medio de estar trabajando con esos terceros altamente especializados. Este es un formato de educación continua muy moderno y digital, complementado con educación continua convencional que ofrece decenas, si no centenares, de cursos y diplomados no formales, pero sobre todo asociados con programas formales, para que la gente pueda experimentar lo que es el emprendimiento sostenible, o lo que nosotros ofrecemos como visión de país.
Ventajas de las microcredenciales
Las microcredenciales son fundamentales para que las personas puedan acceder al mercado de trabajo temprano; no necesitan esperar a tener el título de ingeniera o psicólogo para comenzar su práctica productiva. Una persona que en segundo año ya es competente en programación, manejo de ciertas máquinas de laboratorio o desarrollo de modelos digitales para el análisis de riesgos, entre otras competencias específicas, puede comenzar a trabajar. Garantizamos que estas competencias tempranas están respaldadas por el sello de la Ean, lo que impulsa a las personas a comenzar a trabajar incluso antes de obtener su título.
¿Qué habilidades considera esenciales para los futuros profesionales y cómo se están incorporando en los programas académicos de la Universidad EAN?
Claro, nuestra apuesta por la virtualidad es importante, aunque no es fácil aprender en ese entorno. La competencia más relevante es aprender a aprender, y hacemos un esfuerzo considerable desde el primer momento. Sabemos que a una persona que se ha graduado de un colegio tradicional o que lleva cuatro o cinco años en el mercado laboral le puede costar trabajo volver a estudiar de manera autónoma. Por eso, ofrecemos mentorías, acompañamiento cercano y cursos para “aprender a aprender” tanto en EanX como en educación continua. El futuro pertenece a quien sea capaz de aprovechar la gigantesca oferta de información disponible, construyendo sus propias interpretaciones, modelos y capacidades para insertarse en el emprendimiento o en el mercado laboral con una perspectiva única. Creemos que las personas deben poder estudiar lo que necesitan en el momento que lo requieren, y con las capacidades y posibilidades económicas y geográficas que poseen. Este enfoque tiene un importante elemento de inclusión, ya que consideramos que todas las personas, independientemente de su género, etnicidad, edad o condición física, deberían poder estudiar sin barreras en el futuro.
¿Qué iniciativas ha implementado la Universidad EAN para promover la inclusión y la diversidad dentro de su comunidad académica?
Ese es un reto muy complejo porque, por supuesto, existe la convicción ética de que debemos hacerlo. Hay una construcción política interna de reconocimiento a las diversidades y una ruta para que esto sea posible. También hay un ejercicio de introspección sobre las exclusiones, para entender por qué personas en el pasado se han sentido excluidas o han sido activamente excluidas por la universidad. Tenemos listas de problemas, cuellos de botella y criterios que a veces hacen difícil poner en práctica la inclusión, y contamos con una ruta para abordarlo. Sin embargo, en la práctica es extremadamente complejo debido a las pequeñas barreras del comportamiento cotidiano, los procedimientos burocráticos y la cultura institucional. En este momento, estamos pasando por esa fase y se requiere una apuesta robusta desde la alta dirección para que la discriminación y la exclusión no sean aceptables nunca más. Esto implica acción afirmativa en algunos casos, una ampliación del cuidado de la comunidad universitaria con mayor trabajo de bienestar, y una invitación activa a todas las personas que se han sentido excluidas para que vengan a la universidad y lo intentemos juntos. Solo en la práctica encontraremos las respuestas.