El estado actual de la educación y particularmente el de estudiar ciencias en Colombia ha sido objeto de un análisis por parte de Moisés Wasserman, profesor universitario, investigador y bioquímico, quien se desempeñó como rector de la Universidad Nacional de Colombia entre 2006 y 2012. En una reciente charla con infobae, Wasserman brindó un diagnóstico profundo y crítico sobre las problemáticas y avances en estos sectores, destacando la necesidad urgente de acciones y adecuaciones para mejorar la situación actual.
¿Cuál es el estado actual de la ciencia y la educación superior en Colombia?
La ciencia en Colombia ha sufrido en los últimos años de una indiferencia notable, siendo el presupuesto de ciencia y tecnología el más bajo, incluso inferior al del deporte. Las actividades que desarrolla el ministerio tienden a ser propagandísticas, con poco contenido de ciencia moderna, aquella que se realiza en el ámbito internacional.
En cuanto a la educación, se han observado tanto progresos como problemas. Es importante reconocerlos para continuar avanzando. Hemos aumentado la cobertura en los últimos años; la educación básica es prácticamente universal y gratuita por ley, lo cual es un progreso significativo. Sin embargo, enfrentamos serias deficiencias en la educación preescolar y media. La cobertura en estos niveles es insuficiente y presenta un quiebre significativo entre la educación básica y la media, lo cual afecta a los jóvenes de 15 a 17 años en una etapa crucial para sus vidas.
En educación superior, hemos incrementado la cobertura, alcanzando un 53%, cuando hace unos años era de un solo dígito. Este es un progreso notable. No obstante, persisten grandes carencias, especialmente en calidad, ya que los resultados en pruebas nacionales e internacionales son deficientes y no muestran mejoras a lo largo del tiempo, lo cual es preocupante. Además, existen disparidades significativas que generan inequidades complejas: entre lo público y lo privado, lo urbano y lo rural, y entre diferentes regiones del país, especialmente entre el centro y las costas, con una brecha particularmente marcada en la costa del Pacífico.
¿Cómo se puede cambiar este panorama?
Hay una creencia establecida y repetida frecuentemente de que estamos sobrediagnosticados, que todo el mundo sabe qué pasa pero que es necesario actuar; sin embargo, no estoy seguro de eso. Es posible que estemos sobrediagnosticados, pero si así fuera, no hemos leído los diagnósticos, y si los hemos leído, no los creemos. Esto podría ser una de las razones por las cuales las medidas tomadas son flojas, a veces contraproducentes, y muchas veces más publicitarias.
Hay muchas cosas por hacer, especialmente en mejorar la calidad, ya que esta es fundamental para la equidad. Las diferencias en calificaciones entre regiones y grupos se deben a que reciben una calidad de educación diferente. Necesitamos trabajar mucho en la formación de maestros. Un punto de discusión reciente, al debatir el proyecto de ley que se cayó en el Congreso, fue la evaluación de maestros. La actual evaluación es formal, validando que los procesos se están llevando a cabo, pero está completamente separada de los resultados, y esto es inconveniente. Debemos ser sinceros y reconocer los problemas, algo que a menudo nos negamos a hacer.
Las medidas principales deben ser para mejorar la calidad de la enseñanza y el aprendizaje, incluyendo estrategias pedagógicas y administrativas. No inventamos la educación; existen ejemplos exitosos de los que podemos y debemos aprender, sin miedo a parecer elitistas.
En resumen, a pesar de que se dice que estamos sobrediagnosticados, creo que no es así. Debemos tener diagnósticos precisos y, sobre todo, creer en ellos y actuar conforme a ellos, sin intentar ocultar carencias que molestan a ciertos grupos.
¿Qué medidas cree que son necesarias para aumentar la inversión en ciencia y tecnología?
A riesgo de parecer repetitivo, lo primero es tomárselo en serio. Todos los gobernantes, incluido el actual, manifiestan antes de posesionarse que este será un gobierno del conocimiento y el progreso de la ciencia y la tecnología. Sin embargo, una vez en el cargo, se olvidan y piensan que se puede lograr sin presupuesto, esfuerzos personales ni administrativos. Nosotros tenemos una comunidad científica que ha crecido con mucho esfuerzo, pero que enfrenta grandes dificultades para llevar a cabo sus actividades debido a la falta de medios y financiación adecuada.
Lo que está sucediendo ahora, en forma aguda, es que personas con alta vocación y buena preparación, que son jóvenes, buscan futuros en otros lugares. Esto representa una descapitalización inmensa para el país. Hace unos años realizamos una Misión de Sabios que generó muchas recomendaciones, pero estas se olvidaron poco después, a pesar de que están publicadas y disponibles en la red.
Es necesario tomarse el asunto en serio, hacer un diagnóstico riguroso, creer en él y actuar en consecuencia. Si concluimos que la ciencia y la tecnología están desfinanciadas, como es evidente, el primer paso es mejorar la financiación. Sin embargo, lo que ha ocurrido en sucesivos presupuestos es exactamente lo contrario: una disminución. Este año tenemos el menor presupuesto de los últimos 25 años, y el que está planteado para el próximo año es aún menor. Así, realmente hay poca posibilidad de que la actividad científica crezca y se consolide.
¿Las instituciones educativas cómo pueden fomentar en las nuevas generaciones el gusto por estudiar ciencias?
A lo largo de la historia reciente, que he podido vivir personalmente, han habido muchas iniciativas en diferentes direcciones. Algunas de ellas son el fomento de las vocaciones científicas desde la infancia, con programas importantes que deben continuar y fortalecerse. Instituciones como museos, observatorios y centros interactivos, como Maloka en Bogotá y Explora en Medellín, también juegan un papel crucial en promover estas vocaciones.
Sin embargo, el lugar donde más fuertemente se pueden consolidar vocaciones es en la educación básica, especialmente en el colegio. Desafortunadamente, la educación en matemáticas y ciencias en nuestro país es insuficiente. Las matemáticas, siendo el lenguaje de la ciencia, son esenciales. Quien no tiene una preparación mínima en matemáticas no puede comprender ni apreciar las obras científicas. Por lo tanto, es crucial mejorar la preparación en matemáticas y ciencias, áreas en las que nuestros resultados en pruebas nacionales (Saber) e internacionales (PISA) son extremadamente bajos.
El resultado de esta deficiencia es un número muy bajo de jóvenes interesados en estudiar carreras científicas en las universidades colombianas, aproximadamente solo el 2% de los estudiantes universitarios. Estoy convencido de que la educación básica es la principal fuente de vocaciones científicas. Es fundamental poner énfasis en generar y apoyar estas vocaciones desde temprana edad. Los niños son naturalmente curiosos y se preguntan por qué ocurren diversas cosas, como la lluvia o la nieve. Sin embargo, esta curiosidad innata tiende a disminuir con el tiempo, posiblemente por la insuficiente atención que se presta en la educación básica.
¿Qué consejo le daría a los jóvenes estudiantes que están comenzando su carrera en ciencias?
Les diría que sigan constantes. La experiencia es sumamente gratificante, como en otras disciplinas, pero es una actividad retadora. Usualmente, a los jóvenes activos y enérgicos les gusta abordar retos, y esta es una actividad que los lleva a una mejor comprensión de los fenómenos de la naturaleza. Comprender es uno de los grandes placeres de la vida. Además, es muy claro por todos los indicadores en el mundo que cada vez más las economías son economías del conocimiento y las sociedades son sociedades del conocimiento. Indudablemente, ahora y en el futuro, tener conocimiento los pondrá en una posición ventajosa para enfrentar su propio desarrollo y la forma en que construirán sus vidas.
En su libro “La educación en Colombia” usted propone regresar a lo fundamental y fomentar una formación en matemáticas, ciencias, en la capacidad para entender textos y expresarse de forma clara. ¿Considera que estos son instrumentos clave para la educación del futuro?
Sí, y lo digo por una razón de mucho peso. La característica más evidente del conocimiento y de la información moderna es su rápida obsolescencia. Tanto los conocimientos como las tecnologías y la información cambian cada vez más rápido. La aceleración del cambio es muy alta, lo que hace que un estudio limitado de ciertas tecnologías o una realidad particular pronto se vuelva obsoleto.
Mientras tanto, las disciplinas fundamentales permanecen. No sabemos cómo se llamarán las ingenierías del futuro, pero todas tendrán apellidos distintos a los actuales. Sin embargo, todas necesitarán conocimientos en física, matemáticas y posiblemente química. No sabemos cómo se desarrollará la biotecnología, pero los principios biológicos siempre serán el fundamento de cualquier desarrollo futuro. Lo mismo ocurre en las ciencias sociales y humanas; no sabemos en qué dirección evolucionarán, pero siempre necesitarán la capacidad de expresarse bien, comprender lo que se dice y decir las cosas de forma clara y precisa.
Estos conocimientos fundamentales permanecen y son importantes a pesar de la rápida obsolescencia de otros saberes. Por eso insisto en la importancia de volver a lo fundamental.