A lo largo de 20 años como educador, impartí clase en todos los niveles del sistema educativo mexicano desde primaria, secundaria, preparatoria, licenciatura y posgrado. Siempre me sentí inclinado a identificar entre mis colegas, aquellos educadores con vocación que me han impactado y que dejaron huella en los estudiantes, compañeros, madres y padres de familia. Ha sido un placer para mí frecuentar este grupo de docentes y aprender de ellos. Podría resumir su liderazgo positivo como orientado al servicio, predicando con el ejemplo, siempre de buen ánimo con espíritu fraterno y de compañerismo. De ellos aprendí que, se puede ser un docente exigente, pero con un gran trato humano, y que el arte de ser un buen educador no es casual ya que también se debe adquirir experiencia y aprender de ella. En este artículo, comparto la relevancia de fomentar en el profesorado y en los directivos un liderazgo positivo inspirado en la inteligencia emocional.
Estudios realizados desde 1995 afirman que uno de los principales rasgos de un buen líder es la inteligencia emocional. La capacidad de comprender y regular las emociones propias y del equipo con los que colabora. Los líderes con alta inteligencia emocional son más efectivos para motivar, inspirar, coordinar el trabajo en equipo, resolver conflictos y dar una buena retroalimentación. Pero ¿qué es realmente un líder? Existen varias formas de llegar a la respuesta desde el punto de vista filosófico, desde la psicología organizacional, las ciencias administrativas, la alta dirección o desde la neurociencia. Aun así, estudios demuestran que, efectivamente existen rasgos en común entre los líderes sin importar su raza, género, condición socioeconómica o religión.
El liderazgo en el ámbito educativo
En el ámbito educativo, el liderazgo es una habilidad fundamental para los docentes, directivos y líderes de organizaciones educativas. Los docentes líderes inspiran y crean un ambiente de aprendizaje positivo y productivo, donde los estudiantes se sienten motivados y apoyados para alcanzar su máximo potencial. Sin embargo, también existen líderes que intimidan a sus seguidores, creando un ambiente de miedo y desconfianza. Este tipo de liderazgo puede tener un impacto negativo en el aprendizaje y en el desarrollo de los estudiantes.
Hablar de liderazgo es algo que me tiene ocupado desde mis estudios de doctorado en liderazgo y dirección. Existen varias definiciones de liderazgo, de las cuales coincido con los teóricos que la definen como influencia. El médico y neurocientífico Dr. Paul Mclean ya hablaba de la teoría de los tres cerebros evolutivos: 1) el cerebro reptiliano (frío y calculador, modo de supervivencia); 2) el cerebro mamífero (social y emocional, modo de familia); y 3) el cerebro racional (pensante-lógico, creativo, humano) y podríamos decir que aplicado al neuroliderazgo.
Podemos encontrar líderes más “reptilianos” esos de los que dicen “yo vine a trabajar, no a hacer amigos” y que son los que frecuentemente intimidan, pero ocupan los puestos directivos. Luego, tenemos a los líderes mamíferos, los “carismáticos”, pero que si les ganan las emociones dejan de ser racionales o tienden a ser dispersos. La propuesta es una tercera vía, los grandes líderes combinan ambos cerebros, usan su neocórtex, son emocionalmente inteligentes, generan confianza, influyen y son, por tanto, líderes positivos.
Consecuencias negativas del liderazgo intimidatorio
En la actualidad, existe una creciente preocupación por el impacto negativo del liderazgo intimidatorio en el ámbito educativo, provocando la desmotivación en los estudiantes, una disminución de su rendimiento académico y problemas de salud mental.
* Desmotivación de los estudiantes: Las y los estudiantes que se sienten intimidados por sus líderes tienen menos probabilidades de estar motivados para aprender y participar en clase. Un estudio realizado por Grissom y Noguera encontró que los estudiantes intimidados por sus líderes tienen más probabilidades de reportar que no están motivados para aprender, que no participan en clase y que tienen bajas calificaciones. En el estudio se encontró que los estudiantes que se sentían intimidados por sus líderes tenían un 20 % más probabilidades de reportar que no estaban motivados para aprender, un 15 % más de probabilidades de reportar que no participan en clase y un 10 % más de probabilidades de reportar que tenían bajas calificaciones.
* Disminución del rendimiento académico: Aquellos estudiantes que se sienten intimidados por sus líderes tienen más probabilidades de tener un rendimiento académico inferior. En un estudio realizado por Abrams, Allen y Porter se encontró que las y los estudiantes tenían un 15 % más probabilidades de obtener bajas calificaciones, un 10 % más de probabilidades de repetir un curso y un 5 % más de probabilidades de abandonar la escuela.
* Problemas de salud mental: Las y los estudiantes que se sienten intimidados por sus líderes tienen más probabilidades de experimentar problemas de salud mental, como ansiedad y depresión. En el estudio desarrollado por O’Keefe y Holt se encontró que los estudiantes que se sentían intimidados por sus líderes tenían un 25 % más de probabilidades de reportar síntomas de ansiedad, un 20 % más de probabilidades de reportar síntomas de depresión y un 15 % más de probabilidades de reportar pensamientos suicidas.
Características del liderazgo inspirado en la inteligencia emocional
El liderazgo inspirado en la inteligencia emocional es importante en el ámbito educativo por las siguientes razones:
* Crea un ambiente de aprendizaje positivo y productivo: Los líderes que inspiran a sus seguidores crean un ambiente de confianza y respeto, donde el estudiantado se siente cómodo para aprender y tomar riesgos.
* Motiva a los estudiantes a alcanzar su máximo potencial: Los líderes que inspiran a sus seguidores les ayudan a desarrollar su confianza y autoestima, lo que les motiva a alcanzar su máximo potencial.
* Previene los problemas de comportamiento: Los líderes que inspiran a sus seguidores crean un ambiente de respeto y cooperación, lo que ayuda a prevenir los problemas de comportamiento.
La inteligencia emocional permite a los líderes conectar con las personas. Asimismo, la empatía es otra habilidad muy importante del liderazgo ya que permite establecer relaciones sólidas, así como crear entornos favorables para la colaboración. Un líder positivo tiene la capacidad de motivar a su equipo, gracias a que pueden inspirar mediante su ejemplo positivo y con propósito de vida. Puede tomar información, evaluar y tomar decisiones adecuadas, incluso bajo presión en entornos cambiantes y desafiantes. Los líderes con aptitudes de alta inteligencia emocional pueden resolver conflictos de manera constructiva, por su empatía y asertividad.
A continuación, comparto las siguientes bases científicas sobre la inteligencia emocional para el liderazgo:
* Estudios han demostrado que los líderes con inteligencia emocional son más efectivos en la motivación, el trabajo en equipo y la resolución de conflictos.
* La investigación en neurociencias ha identificado las áreas del cerebro involucradas en la inteligencia emocional
* Los entrenamientos en inteligencia emocional han demostrado ser efectivos para mejorar las habilidades de liderazgo
Reflexión
Los cambios vertiginosos que vivimos en la actualidad, los retos pospandemia, las necesidades de una formación de calidad, los avances tecnológicos en la Inteligencia Artificial y el futuro a corto plazo de la educación exigen a los líderes educativos una mayor capacidad de adaptación y flexibilidad. Tanto docentes como líderes académicos deben ser capaces de liderar el cambio, guiando y acompañando al estudiantado en este proceso. Para ello, es necesario que desarrollen un liderazgo inspirado en la inteligencia emocional, que les permita conectar con las personas, motivarlas y crear un ambiente de aprendizaje positivo y productivo.
* Pablo Martínez Del Castillo es Catedrático de la Universidad Anáhuac. Imparte clases de liderazgo, es tutor de los programas de posgrado en educación en Anáhuac Online. Pablo es CEO de Empíreo Consulting.
Una versión anterior de este artículo se publicó en el Observatorio del Tecnológico de Monterrey