El término STEM, acrónimo por sus siglas en inglés Science, Technology, Engineering and Mathematics, surgió en los 90 y al llegar el siglo XXI tomó fuerza y expandió su alcance porque permite su implementación en aulas y en la educación no formal.
Mi primer acercamiento con proyectos STEM fue en 2010, llegó a mi oficina un estudiante a solicitar apoyo económico para realizar un proyecto y cumplir su sueño que consistía en organizar un equipo para que participara en FIRST (For Inspiration and Recognition of Science and Technology), competencia de robótica fundada en 1989 por el inventor Dean Kamen, en la que se diseña un robot en seis semanas a partir de un kit y un reto.
Me entusiasmó la idea, conseguimos patrocinios, me involucré en el proyecto y a las pocas semanas el sueño del alumno, que después fue compartido por mí y por la comunidad de la preparatoria, se hizo realidad; participamos en una competencia regional de FIRST en Estados Unidos y no logramos ningún premio, pero sí la experiencia e incrementar la motivación para mejorar nuestra participación en las siguientes ediciones del evento, y unos años después el equipo obtuvo el Chairman Award, ahora llamado Impact, el premio más destacado de la competencia.
Esta experiencia cambió mi forma de enseñar, estoy convencido que este tipo de proyectos integrales, inspiran y motivan a los estudiantes, les permiten aplicar lo aprendido en Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Matemáticas y otras áreas. En este caso, al diseñar y construir un robot, conforman un equipo que se enfrenta a retos y experiencias diversas, aprenden a usar herramientas, diseñan en CAD, programan, construyen estructuras; indagan, preparan presentaciones; aprenden de los éxitos y de las experiencias no satisfactorias desarrollando así la resiliencia y la inteligencia emocional; usan el pensamiento crítico, compiten y a la vez colaboran.
Los proyectos STEM son una excelente oportunidad para aprender y enseñar, las diversas experiencias académicas STEM generan alternativas de solución, prototipos o propuestas para mejorar una problemática local, social o mundial; y pueden ser desde un proyecto de reciclaje, convertir una silla de ruedas mecánica en una eléctrica, diseñar una aplicación para medir el consumo de agua en las casas habitación, hasta generar un chaleco que mediante sensores permita mejorar la movidad de una persona con discapacidad visual. Este último, es un proyecto desarrollado por un exalumno de PrepaTec, quien recientemente lo presentó en el evento de innovación SXSW en Austin, Texas.
Una gran responsabilidad que tenemos los directivos de instituciones educativas es motivar y capacitar a nuestros docentes para sembrar la semilla del aprendizaje en los estudiantes, la cual dará fruto a corto, mediano o largo plazo, al diseñar e implementar proyectos STEM que atiendan las problemáticas actuales y desarrollen competencias transversales de manera orgánica. La invitación es a que nos dejemos sorprender por lo que los estudiantes son capaces de ser y hacer al convivir en ambientes en los que puedan desarrollar su mentalidad de crecimiento.
*Crisantos Manuel Martínez Trujillo es Decano de Preparatoria en el Tecnológico de Monterrey, con más de 25 años de experiencia ha colaborado en diversas áreas, como docente y directivo en nivel profesional y en la PrepaTec