La tecnología se ha presentado en las aulas escolares desde hace al menos una década, sin embargo, aun no se explora lo suficiente, ni en todos los niveles educativos ni en todas las regiones del mundo, cuál es el alcance de todo lo que puede y podría hacerse con ella.
Para hablar sobre cuáles son algunos de sus usos más allá de hacer tarea con Chat GPT, Alejandro Artopoulos asistió al auditorio de Ticmas dentro de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y desglosó temas de formación docente, clases presenciales o en línea, datificación y cómo se inserta la IA generativa en la vida escolar.
Artopoulos es director en Sociedad de la Información y el Conocimiento por la Universidad Oberta de Cataluña y además es profesor de Tecnología y Cambio Educativo en la Universidad de San Andrés, en la Escuela de Educación, así como docente de Ciencia, Tecnología y Sociedad en la Universidad de Buenos Aires.
Grabar las clases presenciales
Al inicio de la charla, Patricio Zunini preguntó a Alejandro Artopoulos sobre si es mejor que las clases se hicieran de manera presencial o de formato en línea, por lo que el especialista, sin dudarlo, comentó que es mejor que la educación ocurra en “formato físico”. Sin embargo, destacó la relevancia actual de grabar clases universitarias en video tanto para alumnos como para profesores.
Artopoulos dijo que esta práctica, intensificada durante la pandemia de COVID-19, permite a los estudiantes repasar contenidos y a los docentes identificar áreas de mejora en la enseñanza. Antes de la implementación generalizada del video, los estudiantes dependían principalmente de apuntes de clase, compartidos entre compañeros o adquiridos mediante fotocopias, pero ahora “la pandemia transformó esta práctica en una nueva estrategia didáctica”, obligando a muchas universidades y colegios a adoptar la grabación de clases como norma.
Artopoulos agregó que aunque se pueda considerar que esta herramienta solo beneficia a los estudiantes, quienes pueden “volver a ver algunos temas que son difíciles”, también es útil para los docentes ya que a través de las grabaciones se puede tener el análisis de los hábitos de visualización de los estudiantes, como las pausas frecuentes en ciertos segmentos del video, lo cual proporciona una retroalimentación valiosa para mejorar las clases.
El uso del video grabado ha adquirido tal importancia que en instituciones como la Universidad de San Andrés, ya se ha institucionalizado. Los estudiantes, comentó Artopoulos, dependen de estas grabaciones para su preparación académica, al punto de consultar proactivamente si “las clases están subidas” a la plataforma escolar en tiempos de exámenes.
“Hay plataformas especialmente dedicadas al video grabado que registra todos los movimientos y todas las formas y el comportamiento que tienen los estudiantes cuando están viendo el video. Entonces los profesores podemos ver los segmentos de video en los cuales los estudiantes se detienen más”, señaló.
Datificación del proceso educativo
La inteligencia artificial y el Big Data son herramientas prometedoras para mejorar la calidad de la educación en Argentina y Latinoamérica, según Alejandro Artopoulos, pero en la región aún no se utilizan de forma habitual como sí lo es en países europeos y de América del Norte.
Alejandro comentó que la datificación del proceso educativo es un método efectivo para utilizar datos y mejorar las clases y el rendimiento estudiantil. Explicó que la datificación se refiere a la recolección y análisis de datos educativos disponibles en plataformas escolares y universitarias, con el objetivo de mejorar la experiencia de aprendizaje. En este contexto, las plataformas de aprendizaje pueden realizar un seguimiento exhaustivo del comportamiento de los estudiantes y generar alertas tempranas para prevenir la deserción.
También comentó que si bien el nivel más básico de datificación incluye las analíticas que cada plataforma educativa trae incorporadas, para obtener un análisis más profundo, es necesario integrar múltiples plataformas en una ecología de aprendizaje cohesiva. En estos sistemas también surge el debate sobre si la datificación mejora realmente la calidad educativa o si, por el contrario, puede imponer formatos uniformes que restrinjan la libertad de los docentes para aplicar diversos estilos de enseñanza. La controversia se amplía con la introducción de la inteligencia artificial en el ámbito educativo, especialmente con la popularidad de las IA generativas como ChatGPT.
La educación descubrió tarde la IA
El profesor de la UdeSa comentó que aunque la inteligencia artificial ha mejorado diversos aspectos de nuestra vida, como la clasificación de correos y la navegación mediante Google Maps, su impacto en la educación ha sido menos visible hasta la aparición de ChatGPT. Este cambio ha modificado la agenda educativa, enfocándose ahora en la inteligencia artificial en lugar de solo en plataformas de datificación.
“En realidad la educación descubrió tarde la inteligencia artificial. Todos venimos usando la inteligencia artificial desde alrededor del 2001 cuando se implementó exitosamente la inteligencia artificial prescriptiva en búsquedas en Internet, en separar el correo de spam, diferentes servicios que nos permite mejorar nuestra vida. La inteligencia artificial para la educación, esa inteligencia artificial era invisible”, dijo en el auditorio de Ticmas.
Pero, aun cuando sea un descubrimiento de 2022 hacia ahora, la preparación para integrar la inteligencia artificial en la educación varía entre instituciones. Según Artopoulos, algunas están más avanzadas que otras, pero el desafío es global. “La IA pone en jaque a cualquier universidad o colegio, independientemente del país”, afirmó Artopoulos.
El experto también mencionó que tanto docentes como instituciones están trabajando para encontrar respuestas coherentes que se alineen con sus filosofías de enseñanza. Sin embargo, la falta de preparación es evidente, especialmente en el contexto de los países del sur global. La rápida transición a la educación a distancia durante la pandemia demostró la capacidad de adaptación de algunas instituciones, aunque también reveló deficiencias importantes. Ahora, con la introducción de ChatGPT y otras herramientas de inteligencia artificial, se espera que el panorama educativo continúe evolucionando rápidamente.
“La IA por sí sola no hace nada”
Si bien Artopoulos reconoció que la inteligencia artificial (IA) está transformando áreas clave como la educación, alterando métodos de estudio tradicionales, al integrarse herramientas tecnológicas avanzadas, la evaluación académica enfrenta nuevos desafíos, especialmente en instituciones secundarias y universitarias.
También señaló que, a diferencia de la IA predictiva y prescriptiva, la inteligencia artificial generativa no hace nada por sí sola, ya que aun no tiene una adopción masiva en la vida cotidiana de los usuarios. A pesar de su potencial, apenas está en proceso de demostrar su impacto práctico en la vida diaria y en el ámbito educativo.
Artopoulos recordó que la mayor preocupación en el ámbito académico es la posible utilización de herramientas de IA generativa por estudiantes para realizar tareas y exámenes sin esfuerzo propio, lo cual conduce a que se utilicen sistemas de detección de anticopia, pero aún hay limitantes que permiten su uso adecuado.
Artopoulos también mencionó que la memorización tradicional ha experimentado una revalorización frente a las nuevas tecnologías, destacando que la mera dependencia de IA no garantiza resultados educativos adecuados. La implementación de IA en educación requiere de una estrategia consciente por parte de docentes y estudiantes para maximizar sus beneficios y minimizar sus inconvenientes.
Educación, tecnología y docentes
Finalmente, Alejandro Artopoulos habló sobre cómo la tecnología ha influido en el ámbito educativo desde elementos como las computadoras en la década de los 80, Wikipedia, Google y ahora la inteligencia artificial, y que cada una han generado cambios significativos en la educación.
Artopoulos contó que fue diagnosticado con dislexia leve a los 13 años y que la tecnología fue crucial para su proceso de aprendizaje, más aún con la incorporación de computadoras que facilitaron la escritura y lectura. Sin embargo, enfatiza que esta relación no es tan fluida para todos los educadores, ya que muchos han enfrentado dificultades para integrar las computadoras en sus aulas. Según Artopoulos, fue solo hace una década cuando la educación comenzó a adoptar modelos como 1 a 1 y estrategias de trae tu propio dispositivo, impulsando una transformación digital.
En la conversación, dijo que en países avanzados, la educación digital sigue modelos específicos a cada región. Artopoulos menciona casos emblemáticos como Finlandia, Corea del Sur, Estados Unidos, y Singapur, cada uno con enfoques únicos en el uso de tecnología en las escuelas. Artopoulos destaca programas como la Smart School en Corea del Sur y el enfoque en la Sociedad de la información en Finlandia, apuntando que estos países ofrecen distintas “sabores” de educación digital. Reino Unido aparece como un ejemplo relevante, donde la modernización escolar bajo el gobierno de Tony Blair se centró en la educación creativa. Artopoulos señala que figuras como Ken Robinson fueron embajadores de este modelo, destacando a escuelas secundarias británicas que han preparado a artistas de renombre.
Al abordar su experiencia en la Universidad de San Andrés, Artopoulos describió cómo sus estudiantes, futuros docentes, se enfrentan a tecnologías emergentes como ChatGPT. En su curso “Tecnología y cambio educativo”, Artopoulos suma la inteligencia artificial en las actividades de aprendizaje, enfatizando la importancia de que los futuros educadores aprendan a programar no como fin productivo, sino como habilidad pedagógica para enseñar algoritmos.