El reconocido académico, pedagogo y autor de numerosos ensayos, como El colapso de la educación (2018), Mariano Narodowski fue otra de las figuras que estuvo presente en las jornadas de reflexión educativa que propuso Ticmas en la pasada Feria del Libro. Invitado al último día de charlas, Narodowski compartió junto a Patricio Zunini su mirada afilada sobre el presente educativo nacional ante el público presente.
“Hay un pasa o no pasa. Hay una cuestión previa a cualquier consideración técnica o de las aulas. A la política argentina, y a la dirigencia general, no le interesa la educación”, enfatizó Narodowski y agregó: “Hasta que no ocurra que la dirigencia argentina, y no solo la política, los empresarios, los dirigentes sindicales, las iglesias, las universidades… tengan un proyecto, un plan; le pongan fuerza política, presupuesto, le pongan interés, bueno todo lo otro podemos mejorar un poco, pero va a seguir igual”.
Zunini le recordó, entonces, que el año pasado la ex Ministra de Educación de la Ciudad, Soledad Acuña dijo que a la política le iba a interesar la educación, solo si se convertía en un reclamo de la sociedad. Sin embargo, Narodowski planteó: “Más o menos, porque básicamente los sectores medios que son los que más se movilizan por la educación, creen que mandando a sus chicos a la escuela privada se soluciona todo. Y en segundo lugar, porque en países de desarrollo intermedio como la Argentina, siempre es de arriba para abajo”.
Recorriendo la historia argentina, el pedagogo remarcó que los cambios tienen que salir de las altas esferas de la dirigencia, aunque remarcó: “La parte social sí influye, aunque yo te diría que el día que haya una movilización como la del otro día para garantizar la universidad pública y gratuita de los sectores medios y altos, el día que haya una movilización como esa para defender la educación obligatoria de los pobres, y ahí sí por ahí las elites políticas se van a poner las pilas”. Y añadió que “los pobres tienen otras preocupaciones antes que la educación, como subsistir, alimentar a sus hijos, vestirlos, y estar en una vivienda más o menos razonable; la escuela entra en un segundo lugar”.
Alfabetizar; esa es la cuestión
“Creo que distribuir libros, que es lo que hice en mi breve y efímero e intrascendente pasaje por la función pública”, bromeó Narodowski. “Lamentablemente los Ministros de Educación no hemos hecho tanto, si no, no estaríamos como estamos. Es una responsabilidad personal de cada uno de nosotros. Yo soy crítico de la distribución de libros porque me di cuenta que la lógica de distribuir cosas es muy insuficiente, y a veces contraproducente”. Y reflexionó: “En todo caso la distribución, tiene que estar acompañada de una apropiación por parte de las escuelas, que laburen con esos textos y eso es muy difícil de hacer”.
Con respecto al Plan de Alfabetización Nacional, Narodoswki destacó: “Juan Carlos Tedesco fue el último Ministro de Educación que tuvimos que era un especialista de educación, que conoce las escuelas, que conoce el sistema. Fue el último, hasta el actual Torrendell, nos pasamos mucho tiempo con gente que venía de la burocracia educativa, la política; y la verdad que no está bueno”. Y agregó: “Es la primera vez, desde los noventa, que hay un proyecto desde el Gobierno nacional para incidir en las aulas. Hubo algo en el 2005- 2006, a cargo de Walter Grahovac que después fue ministro de Educación en Córdoba, pero no tenía un empuje ministerial. Qué va a ocurrir, no sé. Ojalá que le vaya bien”.
Descolapsar
El especialista planteó que los cambios hay que tomarlos con cautela, que no son inmediatos, pero tampoco creer que “en educación los cambios tardan 20 años; eso es una impostura”. Y planteó que está de acuerdo con Torrendell, al que calificó de “figura muy valiosa”, pero “los resultados se ven estadísticamente en pruebas estandarizadas, y las pruebas estandarizadas tardan mucho tiempo en captar esos cambios; por lo menos cuatro, cinco años hasta empezar a ver esos cambios”.
Con respecto al debate sobre la necesidad de poner el foco en la formación docente, Narodwski indicó que él no cree “que sea una prioridad”, más allá de apoyar siempre todo proceso de mejora y actualización, en especial a lo que se conoce en América Latina como “reformas de segunda generación” que apuntan a incentivar a los docentes por su compromiso y no solo por el paso del tiempo en su función.
“En las pruebas de la UNESCO, de 2019, que son las últimas que tenemos, Argentina está en el puesto once. En el 96, cuando se tomó la primera versión, estábamos segundos cerquita de Cuba. Tercero Chile pisándonos los talones”, explicó con preocupación el especialista, y remarcó: “Argentina está en el puesto once, atrás de El Salvador; un país que tiene un cuarto del PBI per cápita que Argentina. Nosotros le echamos la culpa a la dictadura y ellos tuvieron cuarenta años de dictadura, y hasta hace poco un país controlado por el narcotráfico, las famosas maras”.
Otro de los puntos comparativos que realizó el especialista, fue la evolución de la educación en Brasil, con respecto a la Argentina, y la posibilidad de realizar planes a largo plazo. “¿Cuál es la diferencia? La dirigencia argentina no está interesada en la educación y lo ves muy claramente”, volvió a destacar y planteó que a pesar de haber algunos intentos locales políticos no forman una verdadera masa crítica para gestar un cambio real. “Bachelet, en Chile, ganó las elecciones con temas educativos”, recordó Naradowski con ánimos de empezar a romper con la idea de que “la educación no garpa” (políticamente). Y agregó el caso del actual presidente de Chile, Gabriel Boric “que es comunista y sigue con el sistema de vouchers ¿por qué? Porque hay acuerdos, porque a Chile le va muy bien en términos educativos en las pruebas PISA”.
¿Es posible ser optimista en la educación?
Ante la posibilidad de salir de una visión negativa o apocalíptica de la educación argentina, Narodowski aseguró “Hay que ver el nivel”; a lo que Zunini sorprendido exclamó que cualquier otro invitado hubiese tenido una actitud más positiva. Después de algunas risas, el especialista planteó seriamente: “Ser optimista en bloque es una estupidez, o es una impostura. No se puede ser optimista en bloque, en la vida. Hay que ver en qué nivel. En el nivel macro, del lado de la gran política, yo soy escéptico; no pesimista. Sí puedo reconocer cosas muy interesantes que vienen haciendo en Provincias e incluso en localidades: Mendoza, Entre Ríos, un poco Salta, Córdoba: vamos a ver qué hace el nuevo gobernador, La Pampa, Tierra del Fuego, Tucumán. Son todas de partidos diferentes, pero ninguna mueve el amperímetro de la gran reforma que necesitamos”.
Y destacó que estas iniciativas comenzaron a notarse a partir del impacto de la pandemia de COVID-19. Y agregó: “Por el lado micro, y viste… los docentes somos medio cabezaduras, y hacemos milagros. El problema es que no podemos seguir confiando en los Messi de la educación, los docentes somos gente normal que a veces no tenemos ganas de laburar como todos ustedes, y a veces a los chicos no los aguantamos”.
“Un docente entusiasmado todo el tiempo es psicótico”, reflexionó Naradowski ante lo que suele plantearse constantemente en los debates sobre la docencia y ese fervor de la vocación. Por último, señaló que es hora de empezar a premiar las continuidades de lo que funciona en un sistema educativo en que no puede ser todo borrón y cuenta nueva.