La Universidad de la Ciudad de Buenos Aires es un proyecto que, aunque joven, se distingue por su ambición y su enfoque innovador. El auditorio de Ticmas fue el espacio donde su rector, Sergio Siciliano, contó el presente de esta institución que lleva ya cuatro años de funcionamiento, albergando a más de 3.100 estudiantes dentro de sus 13 carreras disponibles. Ubicada en el edificio que antiguamente ocupaba el Ministerio de Educación de la Ciudad, en Paseo Colón 255, la universidad no solo se beneficia de un espacio central y accesible sino que también ofrece modalidades de estudio virtual, abriendo sus puertas a un público más amplio.
Siciliano destacó el origen de la universidad, vinculado inicialmente a la formación docente, y cómo, bajo la dirección de la anterior ministra de Educación de la Ciudad, Soledad Acuña, se amplió para abarcar diferentes áreas del conocimiento. “Hoy la universidad tiene tres escuelas como si fuesen tres facultades; una que es la Facultad de Educación y Humanidades, después está la Escuela de Tecnología y la Escuela de Gestión, Gobierno y Sustentabilidad”.
Además, Sicilano resaltó especialmente la inclusión de carreras técnicas gratuitas como la Licenciatura en Ciencias de Datos, única en la ciudad, y la Licenciatura en Desarrollo de Videojuegos, mostrando un claro compromiso por parte de la institución para responder a las demandas actuales del mercado laboral y proporcionar una educación accesible y de calidad.
La universidad en el ecosistema educativo
El desafío de integrarse efectivamente en el ecosistema educativo de Buenos Aires es una tarea compleja. La Universidad de la Ciudad se propone no solo formar académicamente a sus estudiantes sino también garantizar su inserción laboral exitosa. Esto implica un trabajo coordinado con las escuelas primarias y secundarias, así como con el nivel superior, buscando siempre adaptarse y responder a las necesidades específicas de la ciudad. Siciliano puso especial énfasis en cómo la universidad aspira a ser una solución a la falta de maestros de primaria, uno de los problemas más acuciantes del sistema educativo porteño.
Una visión integral de la educación implica no solo impartir conocimientos sino también asegurar que estos sean pertinentes y aplicables en el mundo real. Siciliano ilustró cómo la universidad se compromete a estrechar lazos con el sector productivo y el gubernamental para alinear su oferta educativa con las demandas del mercado laboral. Este esfuerzo se traduce en una mayor facilidad para que sus estudiantes accedan a oportunidades laborales tanto en el sector público como en el privado, reflejando la relevancia de sus programas académicos.
Pensando en el futuro, Siciliano piensa en una universidad que rompa con los modelos tradicionales, experimentando con formatos de aprendizaje innovadores que integren las tecnologías más avanzadas. Esta visión incluye la adopción de sistemas híbridos de enseñanza que permitan integrar a profesores internacionales y fomenten un enfoque más flexible y accesible a la educación superior.