“Imagínense ustedes un colegio en el que los estudiantes pueden entrar en cualquier época del año, las familias pueden escoger las vacaciones en cualquier época del año, donde los profesores no dan clases, donde no hay exámenes, donde los estudiantes tienen un proceso de aprendizaje autónomo, donde alcanzan la excelencia en cada tema. No están por cursos, sino por niveles de autonomía ¿Eso es posible? Sí, es posible y lo trabajamos en ocho países con realidades distintas y legislaciones distintas y eso es lo que les vengo a proponer”, así inició Julio Fontán su presentación en el auditorio de Ticmas, en la Feria del Libro de Buenos Aires, en la primera jornada del Seminario de Innovación Educativa.
El especialista educativo planteó que lo que hay que hacer es pensar distinto. “La educación no está hecha para darle respuesta al mundo de hoy. Los estudiantes que tenemos no van a vivir el mundo de hoy, la inteligencia artificial cuando salgan va a ser una cosa del pasado (...) entonces lo que nosotros vamos a proponer es una cultura, porque todo lo otro está cambiando durante todo el tiempo”.
Y en estos cambios que se dan de forma continúa, Fontán plantea que “La educación está perdiendo el norte. El sistema educativo está revolucionado en este momento”. Y agregó: “El problema es que hay una crisis fuertísima en el sistema educativo que no se arregla con tecnología”
Método Fontán
“Nosotros escogimos un principio de verdad, un principio que es el respeto profundo a cada una de las personas (...) y tenemos que respetar que los niños se desarrollan de manera diferente y eso es dinámico; no puede ser estático”, reflexionó Fontán.
Y agregó: “Nosotros a un estudiante solo podemos ayudarlo a que logre cosas (...) lo que evitamos es aprender a ayudar a los estudiantes, que es muy distinto a enseñar”. Fontán cree que no se trata solo del desarrollo de habilidades, sino que desde el método que imparten lo que se focaliza es en el “desarrollo de hábitos relacionados con la calidad de vida”.
“Todo el mundo habla de las competencias, alguien puede tener todas las habilidades y competencias lectoras; pero mientras la lectura no sea un hábito, no tiene correlación con su calidad de vida”, destacó Fontán y subrayó: “Tenemos que brincar de habilidades y competencias a hábitos”.
Para argumentar su método, el director de Escuelas Fontán explicó la diferencia entre un procedimiento y un proceso: “El procedimiento es hago una evaluación, tomo una decisión, un proceso donde tiene unas etapas y eso lo puedo controlar y eso se llama algoritmo; (...) mientras que en el proceso es algo heurístico, el arte de la invención y el descubrimiento, es algo que no se puede controlar, se puede acompañar”
Si no ponemos en la educación pasar de hacer procesos a procedimientos, vamos a estar peleando contra la inteligencia artificial, pero el momento en que hacemos que el sistema sea heurístico; la inteligencia artificial pasa a ser una de las grandes herramientas”.
Por otro lado, Fontán recordó que la educación actual todavía se rige por un sistema fabril sin diferenciaciones: “Y ese es el peor enemigo que tiene la educación, que nosotros estemos pensando todo desde la industrialización (...) los problemas se arreglan dentro del proceso”.
Fontán además se preguntó quién cumple con las expectativas de educadores, familias y alumnos cuando todo parece centrarse en las expectativas del Estado, la comunidad y el colegio.
La gestión de la educación
“Ustedes entran en Google y encuentran el 96% de la información de la humanidad. Cada niño está sentado en el fondo de un océano de información y en el frente tiene como si fuera una botella de agua (...) qué pena porque el niño no va estar viviendo en una botella sino a través de un océano de información”, reflexionó Frontán. Y aseguró que para ello “hay que trabajar en el desarrollo del pensamiento, en el desarrollo del comportamiento porque la gestión de la información no genera opciones de calidad de vida”.
“Por otro lado, el conocimiento tiene dimensiones: Hay una que es de expresión, comprensión y acción”, graficó Fontán y planteó que “Cada una de estas tiene asociadas unas habilidades de pensamiento (...) y hay un educador que se dedica al desarrollo del pensamiento porque tiene alta relación con la calidad de vida”.
“Tenemos un sistema educativo que está ganando en simplicidad en un mundo que está ganando complejidad. Qué calidad de vida van a tener esos niños”, se preguntó Fontán. Y aseguró: “El desarrollo del pensamiento se tiene que convertir en uno de los elementos centrales de todo el proceso educativo”.
Para cerrar, Fontán planteó: “El problema del sistema educativo no está en los medios, el problema del sistema educativo es que tenemos que poder desarrollar la capacidad de pensamiento disruptivo, que seamos capaces de pensar distinto”.