“Este es un proyectazo”, así comenzó la plática Patricio Zunini para hablar con Juan María Segura, especialista en educación, sobre el proyecto Área Beta y cómo es que se configura la educación en el mundo de la tecnología.
Juan María Segura es también autor del libro Yo que sé, en donde habla sobre la encrucijada de la educación de América Latina en la encrucijada, así como parte fundamental del proyecto Área Beta, un emprendimiento urbano ubicado en la parte sur de Nordelta que pretende funcionar como campus universitario formado por cuatro edificios donde se planea integrar nuevas carreras universitarias, emprendimientos y soluciones en vinculo directo con la sociedad del conocimiento, los start-ups, empresas y otras demandas laborales emergentes.
¿Qué ambiciones persigue Área Beta? ¿Cuál es el camino de la educación? ¿Por qué se revaloriza la idea del “yo qué sé”? Estas fueron algunas de las cuestiones que se pusieron sobre la mesa en el auditorio de Ticmas. A continuación presentamos la plática, moderada por Patricio Zunini, con Juan María Segura.
Así nació Área Beta
El también CEO de Circus Edu comentó que el proyecto de Área Beta surgió del “encuentro de dos fracasos”.
“Por un lado Nordelta fracasando a convocar una universidad dentro de los servicios que se ofrecen desde ese desarrollo urbanístico tan grande -Nordelta está emplazado en una superficie de mil 600 hectáreas viven 70 mil personas, hay veintipico de barrios, tienen servicio de todo tipo-. Inicialmente convocaron a uno o dos universidades para que vengan y no lo lograron. Y por otro lado el fracaso mío de tratar de innovar a las universidades desde adentro (todas las veces que yo quise impulsar estructuralmente innovación en las universidades en las que me tocó trabajar fui invitado a retirarme de esas instituciones) con lo cual, si no hubiésemos fracasado individualmente, probablemente Área Beta como concepto no hubiese nacido”, destacó.
Segura explicó que el concepto de Área Beta continúa, y continuará, en construcción porque es un ecosistema para “iterar sin fin”. Añadió que el objetivo principal de este proyecto es reunir a actores vinculados a la sociedad del conocimiento para que trabajen juntos y prototipen “las carreras del futuro”.
“Ese es el objetivo de Área Beta: llenar una paleta de actores algunos actores universitarios, otros actores de la comunidad maker, del mundo de emprendedores, de empresas de base tecnológica, centros de investigación. Es invitarlos a un lugar físico -Área Beta en su lugar físico en el corazón de Nordelta- y favorecer que se encuentren. ¿Qué van a inventar ahí? Por suerte no tengo ni idea. Pretendemos que el lugar sea una suerte de Lollapalooza de la educación. ¿Cómo es? Pasan muchas cosas simultáneamente. ¿Cuál es la trayectoria de un chico adentro de Lollapalooza? Imposible saberlo ¿Qué se lleva un chico de Lollapalooza? No lo sé”
También compartió que es importante que los distintos actores que entren en Área Beta deben armar un consenso en función de la demanda de los chicos para saber cuáles serán los saberes que se compartirán en dicho lugar.
“Se crea mucho valor de estos tipos de lugares en una trayectoria que antes era imposible de describir. Se crean trayectorias de encuentro de personas que terminan reuniéndose colaborativamente alrededor de una idea; esa idea se convierte en un prototipo impreso en 3D, eso se convierte en una ronda para pedir financiamiento, y eso termina convirtiéndose en una compañía que vende en el mercado en cualquier lugar del mundo. ¿Puede pasar eso en Área Beta? Va a pasar y las universidades están invitadas a formar parte de ese proceso, no simplemente estar notificadas que ese proceso existe”, destacó.
Si bien comentó que la comunidad de fabricantes digitales en Argentina ya trabaja este tipo de cuestiones desde hace varios años, consideró que se hace de manera “inorgánica”, por lo que Área Beta les proporcionará un territorio diseñado y abierto para que la colaboración ocurra con total naturalidad.
“Ya hay universidades que están dictando clases ahí y que están empezando a construir sus espacios; ya uno de los cuatro edificios que va a alojar este concepto. Ya nos empiezan a llamar instituciones, no necesariamente educativas, de distintos países de afuera preguntándo cómo pueden participar”, agregó.
Sobre la construcción del edificio, y su estructura fluida y no convencional para un campo universitario, Juan María Segura comentó que en el documento que entregó para la construcción de Área Beta incluyó cuestiones sobre cómo piensan los centennials, qué pasa con el consumo de contenido fraccionado y en formatos más corto, así como la personalización en la educación.
“Ese documento se lo dimos a cuatro estudios de arquitectura y esto es un estudio de Berlín Sauerbruch Hutton, un estudio alemán, el que ganó que había trabajado en otro proyecto educativos y en museos en distintos lugares de Europa, y fue el que más nos gustó. Cuando vinieron acá a presentarlo y charlamos con ellos, nos dijeron “seguimos al pie de la letra el documento que ustedes nos habían dado para tratar de representar de la forma más fiel posible el proyecto que ustedes quieren alojar ahí adentro”, dijo en el auditorio de Ticmas.
¿Hacia dónde va la educación?
Aunque Juan María Segura consideró que es difícil responder la pregunta, pero señaló que es importante visualizar que estamos viviendo una época de transformación como nunca antes vivió la humanidad, por lo cual también llamó a este momento como “la época de los infinitos”. En ese sentido, también agregó que al admitir que este momento social es distinto a cualquier otro, se deberán repensar todas las organizaciones que hoy en día rigen al mundo.
“Me parece que vivimos la época de los infinitos, a infinitas cosas que pasan permanentemente; el conocimiento se ha convertido en inabordable; la raza humana completa creando colectivamente como nunca antes había pasado, y eso nos sitúa en un lugar muy distinto a todos los lugares que vivió la humanidad antes. Por supuesto que es difícil reconocerlo de una forma tan categórica porque si aceptas que es así, entonces tenemos que parar un poquito y repensar casi todas las instituciones que hoy organizan nuestras rutinas”, dijo a Patricio Zunini en el auditorio de Ticmas.
Asimismo, expuso que la educación aún no está haciendo una tarea tan grande, a pesar de que está siendo afectada por el nuevo perfil de aprendices, por nuevos lenguajes, por tecnologías y por la inteligencia artificial (que se queda enfocada en Chat GPT, aunque hay más de 10 mil aplicaciones activas de esta tecnología). A propósito, señaló que al no responder a las demandas, las discusiones aún están centradas en “viejas prácticas” que solo apelan a la melancolía de lo que “el mundo fue”.
“Creo que la educación no se está tomando en serio la gravedad de la crisis existencial a la que está haciendo sometida. Esto hace que tengamos conversaciones muchas corporativas, otras aburridas, que estemos defendiendo formas de trabajo que tienen mucho más que ver con nuestra melancolía y extrañar al pasado (...) Vamos hacia una implosión del sistema y los que lo van a hacer implosionar van a ser los jóvenes que van a terminar dándole la espalda al sistema”, dijo Juan María Segura.
“Si dentro de dos años, porque de golpe todos nos ponemos de acuerdo, se indica que la duración de los títulos que emite cualquier universidad vencen y que resulta que tú te recibiste de lo que te hayas recibido ya no tiene valor porque caducó. Caducó el conocimiento, porque caducó el formato, porque caducó el contenido. ¿Por qué va a tener validez algo que aprendiste hace 10 años? Todo el sistema va a tener que empezar a replantear qué ofrece, qué gradúa y cómo retoma a esa población que en principio la había acreditado o titulado de por vida. Esas conversaciones aún no se están dando, ni siquiera se están tocando y un día se van a dar y va a ser tan veloz la forma en la que se consensue que ahí sí nos vamos a acordar de todo lo que estuvimos diciendo antes”.
Revalorar el “yo qué sé”
“Quitamos toda la tecnología y volvemos a la pedagogía de Freire, que es el valor de la pregunta. Esa pregunta en particular es un testimonio muy fuerte, yo en el año 2010 trabajé para el Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, estaba implementando el programa de una computadora por alumno. Me fui a ver distintas implementaciones, era un momento tuve la oportunidad de viajar a Estados Unidos, en donde se juntaban una cantidad de gente de todo el mundo que ya tenía experiencia en eso y además era en el estado de Maine, que había tenido una implementación de este programa muy exitoso y muy grande. era un programa graba muy bien, yo me fui convencido ese lugar fui convencido que iba a traer todas las respuestas. Entonces empezaba el orador número uno y decía ‘el internet y el mundo, y la disrupción y y se rompió el monopolio del sistema educativo’. ‘Ah, okay’, le decíamos todos. ‘¿Y cuál es el o los sistemas que logran reemplazar?’ “‘Yo qué sé’. Y venía el otro, misma dinámica, misma pregunta, misma respuesta. Yo volví de ahí frustrado, porque volví con la pregunta, no volví con la respuesta sino que volví con la pregunta. No pude responder esa pregunta y ese ‘yo que sé' se convirtió para mí en la certeza de que hoy están todas las preguntas abiertas”.
Juan María Segura dijo a Ticmas que por suerte hoy en día no hay certeza de que alguna conversación abierta sea concluyente, lo que permite seguir preguntando, resolviendo y creando. Además recalcó que es el momento exacto para expandir el conocimiento y seguir descubriendo y creando cosas, ya que “nunca vivimos lo que estamos viviendo. (...) Todo lo que vaya a ir apareciendo de ahora en más es absolutamente disruptivo”.
“El ‘yo que sé' es -más que la frustración a una pregunta no respondida- un llamado a la acción. Yo no lo sé, pero tú tampoco lo sabes y todos los que están acá tampoco lo saben; pues entonces salgamos y experimentemos juntos. Es un llamado a la construcción colectiva y a aprender juntos. Si miras los seis principales motivos por los que la gente accede a internet, cuatro están relacionados con informarse y aprender. Hay 5 mil 500 millones de personas en el mundo que hoy acceden siete horas por día a internet, y cuatro de los seis motivos es porque quieren saber, porque quieren conocer, porque quieren aprender. El mundo está lanzado en un proceso de experimentación muy beta, el planeta Tierra se debería llamar beta en este momento”.