En el ámbito de la educación superior, el conocimiento detallado sobre los factores que influyen en el desempeño académico de los estudiantes universitarios ha cobrado una relevancia sin precedentes; factores como el aprendizaje, la participación en clase, la interacción con compañeros y profesores, la desmotivación y el sentido de pertenencia, son cruciales para entender cómo los estudiantes se desenvuelven en su vida académica. Identificar estos elementos con precisión permite no solo potenciar las fortalezas de los alumnos, sino también detectar a tiempo aquellas debilidades que podrían comprometer su permanencia en la institución.
La posibilidad de realizar este análisis se ha hecho cada vez más factible gracias a la incorporación de herramientas digitales en los procesos educativos, el progreso en computación para el manejo de grandes volúmenes de datos, los avances en el aprendizaje automático, la consolidación de la inteligencia artificial y la implementación de la analítica de datos en educación.
La acumulación y el análisis de datos en las universidades se han intensificado notablemente, en parte, debido al incremento en el acceso a la educación superior que ha experimentado América Latina en las últimas tres décadas. Este aumento es notorio, como lo demuestra un estudio sobre la analítica de datos en ámbitos universitarios donde participó la investigadora Isabel Hilliger, resaltando la ampliación de oportunidades educativas en la región.
Por su parte, Cristóbal Cobo y Cecilia Aguerrebere destacan en otra investigación que América Latina cuenta con aproximadamente 6000 instituciones postsecundarias, de las cuales cerca de 900 son universidades que atienden a casi 500 millones de alumnos. Esta expansión educativa no solo refleja el crecimiento en la demanda académica sino también la potencial riqueza de datos que, si son correctamente analizados, pueden proporcionar insights valiosos para mejorar la experiencia y el desempeño de los estudiantes universitarios en la región.
Con este panorama, la Universidad de Antioquia (UdeA) ha incorporado el análisis de datos en su estrategia educativa, revelando así el potencial de esta herramienta en la optimización de la gestión universitaria y en la identificación temprana de problemas como la deserción estudiantil. Como parte de su Plan de Acción 2021-2024, la institución busca fortalecer sus capacidades analíticas para mejorar la toma de decisiones y el apoyo a los estudiantes.
Con la facultad de educación poniendo especial énfasis en la analítica de datos dentro de su Plan de Acción 2022-2025, según afirma la vicedecana Bibiana Urrego, la academia ha logrado organizar mejor sus operaciones y abordar desafíos importantes, como la deserción estudiantil, gracias a este enfoque. A través del análisis de datos, descubrieron que, contrariamente a la creencia común, la principal causa de deserción de los estudiantes después de la pandemia no era psicológica sino económica, y a pesar de que la universidad ofrece alimentación, apoyos para manutención, entre otros, se llegó a la premisa de que esto no es suficiente para aliviar todas sus necesidades, lo que les llevó a ajustar los horarios de clases para facilitar así tiempo en el cual los estudiantes puedan trabajar y estudiar al mismo tiempo.
El análisis profundo de la información estudiantil, al que hace referencia Gerardo Castañeda Garza, profesor del Tecnológico de Monterrey en sus reflexiones sobre la analítica del aprendizaje, subraya la importancia de utilizar estos datos para apoyar el logro de los objetivos educativos de los alumnos. Esta estrategia no solo ha permitido a la UdeA enfrentar el problema de la deserción, sino que también ha abierto caminos para un apoyo más efectivo a su comunidad estudiantil, demostrando el valor de la analítica de datos en el ámbito educativo.
En 2021, la tasa de deserción acumulada en la educación universitaria en Colombia alcanzó el 25.47%, según cifras del Ministerio de Educación, destacando la urgencia de atender este asunto de manera efectiva. La iniciativa de la Facultad de Educación de la UdeA es un paso positivo en esta dirección, ofreciendo lecciones valiosas sobre la aplicación práctica de la analítica de datos en la solución de problemas educativos.
Más universidades analizan datos
Las universidades están implementando proyectos de analítica de datos para potenciar su eficiencia y efectividad en diversos frentes, desde la evaluación de la investigación hasta la predicción del desempeño estudiantil. Uno de estos proyectos, denominado Horus, desarrollado por la Universidad Nacional de Colombia (Unal), permite la creación de informes automáticos acerca de su capacidad investigativa y resultados en producción científica, cubriendo hasta el momento 16 facultades de la institución.
El director nacional de Estrategia Digital de la Unal, Gustavo Pérez, destaca la importancia de estos avances, mencionando cómo proyectos como Horus abren las puertas al conocimiento profundo de las capacidades internas de las instituciones, las cuales muchas veces permanecen sin explorar. Por otra parte, un informe del Joint Research Centre (JRC) subraya la creciente adopción de estas iniciativas alrededor del mundo, señalando la relevancia de la analítica de datos en la mejora continua de la experiencia educativa y administrativa en las universidades.
Por ejemplo, la Universidad Purdue, en Estados Unidos, ha implementado un sistema que pronostica los estudiantes con riesgo de no finalizar satisfactoriamente sus cursos, asignándoles un código de color (rojo, amarillo, verde) en función a su nivel de riesgo. Por otro lado, la Universidad de Nottingham Trent, en el Reino Unido, analiza la participación estudiantil a partir de variadas fuentes de información para generar una puntuación de participación, que se compara con el promedio de participación general y se comunica a los tutores mediante alertas en casos de inactividad preocupante.
Este fenómeno refleja una evolución digital en el entorno académico, donde la integración de tecnologías de análisis de datos se convierte en una herramienta clave para incrementar la calidad educativa y optimizar los procesos internos. Al emplear estos sistemas, las instituciones pueden identificar oportunamente áreas de mejora y adaptarse a las necesidades cambiantes de su comunidad educativa, marcando un antes y un después en la manera en la que universidades alrededor del mundo abordan los desafíos de la educación moderna.