La creatividad es una herramienta que a menudo necesitamos abordar sin importar el rubro en el que se desarrolle, ya que funciona para hacer frente de maneras innovadoras a diferentes retos que se presentan ya sea en el trabajo o la escuela.
En la actualidad cientos de vacantes laborales incluyen entre sus requisitos el “ser creativo”, es decir, que las empresas actuales valoran altamente que una persona pueda explorar caminos novedosos ya sea para solucionar un problema o para hacer que las compañías se encuentren al frente de la industria que representan.
En ese sentido, recurrir al pensamiento lateral resulta como una herramienta invaluable para enfrentar desafíos, resolver problemas y generar ideas frescas y originales.
¿Qué es el pensamiento lateral?
El concepto de pensamiento lateral apareció por primera vez en el libro New Think: The use of lateral thinking, del escritor y médico maltés Edward De Bono, quien planteó esta técnica como una forma de resolver problemas a diversas situaciones de una forma imaginativa.
El pensamiento lateral se refiere a una forma de organizar los procesos del pensamiento por medio de estrategias y algoritmos poco comunes, es decir, que normalmente serían evitados por un tipo de pensamiento más lógico y racional.
Edward De Bono planteaba que cuando observamos un problema siempre hay una tendencia de lo común y habitual, es decir, lo que para nuestro cerebro es “más lógico”. Al ser ideas comunes, se limita el número de soluciones posibles. Sin embargo, pensar de forma lateral permite que se rompa con ese patrón y por ende, subirá el número de opciones y formas de resolver el problema en cuestión.
Sin embargo para llegar al pensamiento lateral como forma cotidiana del pensamiento se debe ejercitar la mente haciendo “provocaciones del pensamiento”. A través de este se aborda la ambigüedad, la diversidad y la experimentación. Menciona que el pensamiento se vuelve lateral, ya que se tiene la facilidad de “saltar de una idea a otra” relacionada de forma horizontal y no jerárquica.
El autor del tema considera que una de las formas en las que se facilita el entrenamiento del pensamiento lateral es el humor, ya que por medio de este se encuentran relaciones inesperadas o que parecen no tener relación entre sí.
¿Cómo practicar el pensamiento lateral?
El pensamiento lateral se centra en lo que podría ser más que en lo que es posible y plantea cuatro puntos esenciales para lograr mayor creatividad en nuestras resoluciones. Las bases esenciales de este tipo de pensamiento son reconocer y romper con las ideas dominantes que polarizan la percepción de un problema, buscar diferentes formas de ver las cosas, así como relajar el pensamiento y dejar volar la imaginación.
A continuación otras formas de fortalecer el pensamiento lateral:
- Cuestiona suposiciones: En lugar de aceptar las premisas existentes, cuestiona todo. ¿Qué pasaría si invertimos el problema? ¿Y si cambiamos las reglas del juego por completo? Cuestionar suposiciones permite desafiar el status quo y liberar la mente de limitaciones autoimpuestas.
- Fomenta la asociación libre: Deja que la mente divague libremente y conecte ideas aparentemente no relacionadas. La asociación libre es una técnica común en la práctica del pensamiento lateral, donde se anima a hacer conexiones inesperadas entre conceptos aparentemente dispares.
- Utiliza técnicas de provocación: Emplea métodos provocativos para estimular la creatividad. Esto puede implicar preguntas inusuales, desafíos absurdos o incluso la adopción de roles diferentes. La provocación sacude la mente fuera de su estado de confort y la empuja hacia nuevos territorios de exploración.
- Adopta el enfoque “¿Y si...?”: Este enfoque invita a explorar posibilidades y escenarios alternativos. ¿Y si las reglas del tiempo no se aplicaran? ¿Y si todos los recursos estuvieran disponibles sin restricciones? Plantear estas preguntas abre la puerta a soluciones innovadoras y audaces.
Ejemplos de pensamiento lateral
Aunque consideremos que no es tan común ver distintas formas de pensar, hay casos muy famosos sobre personas que, sin saberlo, dieron pie al pensamiento lateral. El caso del post-it es uno de ellos, pues Arthur Fry se inspiró por poca adherencia de un adhesivo que había desarrollado su colega Spencer Silver, e ideó un papel adhesivo que se pudiera pegar y despegar fácilmente.
El famoso cubo de Rubik, que fue concebido por Ernő Rubik, es otro ejemplo de lo que puede hacerse si se piensa de forma poco convencional. El cubo fue diseñado como una herramienta didáctica para ayudar a sus estudiantes a comprender conceptos de geometría tridimensional.
La obra del surrealista Salvador Dalí es un ejemplo magistral de pensamiento lateral aplicado al arte. Sus pinturas desafían la lógica y la realidad convencional, invitando al espectador a explorar nuevos mundos de posibilidades y significados. En general, las obras de arte suelen permitir pensar las cosas de una forma distinta a como es costumbre de concebir.
Al adoptar un enfoque no convencional y explorar nuevas perspectivas, podemos enfrentar desafíos con mayor ingenio y generar ideas que transformen el mundo que nos rodea.