En un mundo cada vez más digitalizado y competitivo, el analfabetismo sigue siendo una barrera significativa para el progreso individual y colectivo. En general, el analfabetismo (que se refiere a aquellas personas que no saben leer ni escribir) merma en la vida de los individuos ya que no permite avanzar en la vida escolar, no tener una vida profesional, así como poner obstáculos en su vida diaria, además de representar un impedimento para su crecimiento económico.
De acuerdo con el Banco Mundial, en Kenya, Tanzanía y Uganda, tres de cada cuatro alumnos de tercer grado no entienden una oración simple como “el nombre del perro es cachorro”; mientras que en las zonas rurales de India, casi tres cuartas partes de los estudiantes de tercer grado no pueden resolver un problema de resta de dos dígitos, como 46 menos 17.
El mundo enfrenta una crisis del aprendizaje. Si bien los países aumentaron considerablemente el acceso a la educación, estar en la escuela no es lo mismo que aprender. A nivel mundial cientos de millones de niños llegan a la edad adulta sin siquiera tener las habilidades más básicas, como calcular el cambio correcto de un pago, leer las instrucciones de un médico o comprender el horario de los autobuses, y mucho menos forjarse una carrera profesional o educar a sus hijos.
Para abordar esta problemática de manera efectiva, es necesario adoptar una perspectiva integral que reconozca la importancia del aprendizaje a lo largo de toda la vida. ¿Qué significa esto? Quiere decir que la educación no debe ser vista como un proceso limitado a la niñez y la adolescencia, sino como una actividad continua que acompaña a las personas en todas las etapas de su vida.
México tiene unos 4 millones de analfabetas
De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), México redujo la población analfabeta de 15 y más años de un 25.8% en 1970 a solo un 4.7% en 2020, sin embargo esto aún representa a un total de cuatro millones 456 mil 431 personas que no saben leer ni escribir.
Por género, hasta 2020 cuatro de cada 100 hombres y seis de cada 100 mujeres de 15 años y más no sabían leer ni escribir. En los últimos 30 años, el analfabetismo entre la población de 15 años y más ha disminuido; en el caso de las mujeres este indicador bajó de 15 a 6 % y en los hombres de 10 a 4 por ciento.
Por grupos etarios, las personas de 75 años o más son quienes más registran niveles de analfabetismo con un 26 por ciento.
Lifelong learning como solución al analfabetismo
De acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Para poder entender qué implica el aprendizaje a lo largo de toda la vida, hay que empezar por modificar la idea de que la educación es un proceso que solo sucede en la primera parte de la existencia y asumir que, en un mundo de cambios vertiginosos, la capacitación y actualización constantes son indispensables en todas las etapas de nuestra trayectoria.
“El concepto de aprendizaje para toda la vida implica comprender el aprendizaje como una característica inherentemente humana, que éste no termina cuando se concluye la educación formal o cuando se entra al mercado laboral; implica que el ser humano puede aprender de forma permanente sin sujetarse necesariamente a un espacio físico a un tiempo ni a una edad y que el aprendizaje no se circunscribe exclusivamente a las aulas en un sistema educativo formal”, se lee en el artículo de la “máxima casa de estudios”.
Una de las estrategias clave para combatir el analfabetismo y fomentar el aprendizaje a lo largo de toda la vida es la implementación de programas educativos flexibles y accesibles. Estos programas deben estar diseñados para atender las necesidades específicas de diferentes grupos de población, incluyendo a los adultos que nunca tuvieron la oportunidad de asistir a la escuela o que abandonaron temprano sus estudios.
Además, es fundamental promover la alfabetización digital como parte integral de estos programas. En la actualidad la capacidad de utilizar tecnologías de la información y comunicación es esencial para participar plenamente en la sociedad y acceder a oportunidades laborales y educativas. Brindar a las personas las habilidades necesarias para utilizar computadoras, Internet y otras herramientas digitales no solo les permite mejorar su calidad de vida, sino que también contribuye a cerrar la brecha digital que separa a los sectores más marginados de la sociedad.
Otro aspecto crucial es la sensibilización y la movilización de la sociedad en conjunto. Es necesario crear una cultura que valore y promueva el aprendizaje a lo largo de toda la vida como un derecho humano fundamental. Esto implica no solo la participación activa del gobierno y las instituciones educativas, sino también el compromiso de empresas, organizaciones civiles y la comunidad en general.
La colaboración entre diferentes sectores de la sociedad es fundamental para identificar las necesidades específicas de cada comunidad y diseñar intervenciones educativas que sean relevantes y efectivas. Por ejemplo, se pueden establecer alianzas entre escuelas, empresas y organizaciones comunitarias para ofrecer programas de alfabetización y educación básica en lugares de trabajo o comunidades rurales.
Asimismo, es importante reconocer y valorar la diversidad de experiencias y conocimientos que cada individuo aporta. El aprendizaje a lo largo de toda la vida no se trata solo de adquirir nuevas habilidades académicas, sino también de valorar y respetar el conocimiento tradicional y las habilidades prácticas que las personas han desarrollado a lo largo de sus vidas.
Combatir el analfabetismo requiere un enfoque integral que reconozca la importancia del aprendizaje a lo largo de toda la vida. Esto implica la implementación de programas educativos flexibles y accesibles, la promoción de la alfabetización digital, la movilización de la sociedad y el reconocimiento de la diversidad de experiencias y conocimientos. Solo a través de un esfuerzo conjunto y sostenido podemos construir un futuro más justo y equitativo para todos.